XVIII

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Al despertar, nota lo apretado que está su abrazo, los músculos los siente tensionados al relajar el amarre. Las punzadas en la cabeza le han despertado, con pereza abandona el calor corporal del contrario para bajar y tomar un par de pastillas. Aferrado a la isla de la cocina, trata de rememorar su sueño, pero nada llega. Suspirando, vuelve a la habitación. El corazón le da un vuelco al ver la cama vacía. El sonido del agua corriendo le devuelve el alma; le ve salir murmurando una canción desconocida para él; sonríe.

-Perdón si te desperté -menciona recibiendo al otro entre sus brazos, dejando un beso en aquella mata de cabellos desordenados.

-No me despertaste tú -levanta la cabeza besando los labios del contrario -. Quiero quedarme todo el día en cama contigo. ¿Podemos? -Hace su mejor cara para convencerle

-De acuerdo -sonríe dirigiéndose al mueble antes mencionado, una oleada de tristeza y preocupación le invade, provocando apretar más contra sí el cuerpo a su lado.

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«Nervioso, Misuki se acerca a aquel puesto que tantas veces ha visitado con anterioridad. Dos días ha tardado en pensar las palabras exactas para contarle todo a Otokam. Decaído, ha decidido jugársela, ya nada importaba, al día siguiente él partiría a su reino a visitar a su padre; en aquel lapso de tiempo Otokam podría pensar con total libertad. Suspirando se arma de valor, acorta los pocos metros y golpea la madera con los nudillos; sonríe borrando todo rastro de preocupación.

-Hola, Akurah.

-Misuki -escupe su nombre -. Otokam está en la parte trasera -le indica sabiendo a quien viene a buscar

Con un 'Gracias' Misuki se dirige al lugar, al ver la figura del castaño el corazón se le encoge. Ahora prefería que Nir le hubiera matado en cuanto se enteró de que era hombre y no mujer. El temor le inunda y su mente se queda en blanco de repente, todo lo antes planeado se ha ido, y se maldice por ello.

-O-Otokam -llama con la voz entrecortada, el nombrado levanta la mirada con el corazón latiéndole con fuerza; hace noches que soñaba con escuchar de nuevo esa voz -. Necesito hablar contigo -el tono cambia a uno serio. Sin pensarlo un poco, Otokam deja lo que está haciendo para comenzar a seguir a su reina.

Misuki mira a su alrededor, el lugar es agradable y alejado de la población, nadie pasa por ahí pues es propiedad privada del sultán.

-¿Misuki?

-¿Nos sentamos? -Sonríe una vez más, efectuando la acción antes señalada. Otokam le imita; se quedan en silencio un rato, disfrutando de la compañía, pero el castaño quiere preguntar la razón por la cual se encuentran allí; abre la boca pero ningún sonido sale de esta pues Misuki ha tomado la palabra - Quiero explicarte todo. Por favor, no me interrumpas y... si al final no quieres saber nada más de mí... está bien. Mañana partiré a mi reino y estaré fuera un tiempo, así que tienes ese lapso para digerir lo que te diré.

Misuki toma aire, tratando de calmar todos aquellos insectos que corren por todo su cuerpo. Otokam tiembla, aprieta la tela bajo sus dedos tragándose todas las preguntas que tiene.

-M-mi reino está pasando por una crisis -comienza tembloroso -; a mi padre se le ocurrió la idea cuando un vocero llegó y comenzó a esparcir el rumor. Un reino vecino declaró la guerra cuando nosotros apenas habíamos salido de una... así que acepte el viaje hasta acá. Al principio el plan sólo era pedir algunos hombres del ejército real, pero después de la noticia... todo cambió. Tendríamos una alianza y con eso seriamos uno de los reinos más fuertes e imponentes, así que dije '¿Por qué no? Todo sea por mi pueblo' -carraspea tratando de deshacer el nudo en su garganta. Las lágrimas han comenzado a acumularse en sus cuencas.

"Y Si En Otra Vida..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora