IX

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Rin abre los ojos levantándose precipitadamente, se soba la frente maldiciendo aquellos sueños, al bajar su mano por su rostro se encuentra con las mejillas mojadas, con el puño cerrado golpea la cama; molesto. Hace mucho ha superado esa etapa de despertar asustado y llorando mientras los residuos del sueño se van desvaneciendo. No quería de nuevo pasar por aquello, no soporta la idea de volver a las depresiones y las sesiones con psiquiatras, tomando pastillas que lo adormecen mientras Sousuke cuida de él, tratando de levantarle el ánimo.

Cogiendo el celular con manos temblorosas marca el teléfono de Sousuke, recibiendo como respuesta la contestadora, gruñendo aprieta con violencia el botón rojo, si seguía molesto con él no era su culpa. El nombre de Haruka se le cruza al revisar sus contactos, ¿será conveniente llamarle a esas horas? Bueno, Sousuke vivía en el piso de abajo, bien podría ir y tirar la puerta para ocultarse bajo las cobijas. Suspirando selecciona el contacto, lo escucha sonar hasta que salta la contestadora, sin dejar un mensaje cuelga y se cubre con las sábanas hasta la cabeza, no quería cerrar los ojos hasta estar seguro de que alguien lo esté cuidando para no morir en sus sueños, ese siempre ha sido su temor, nunca despertar de uno de aquellos extraños sueños.

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«-¡NOOO!

-Su majestad, por favor tranquilícese -entre dos de los guardias le sostienen de los brazos, dirigiéndolo a su habitación. Con delicadeza le sientan en la cama, Nir mira al vacío, trastornado con lágrimas corriéndole por el rostro.

-Oru, deberíamos dejar al príncipe solo -susurra Irotin con una mano sirviendo como escudo de su boca.

-No hasta que llegue Ekusu -Irotin baja la mirada, observando sus pies, ver de aquella manera a un príncipe tan imponente era sin duda una imagen difícil de presenciar.

El sonido de pasos pesados les alerta, Ekusu entra a la habitación, sus ojos se han tornado oscuros y la fiereza los invade, Nir levanta la mirada inyectada en sangre, con un movimiento de cabeza por parte del pelinegro ambos guardias salen, cerrando las grandes puertas a sus espaldas.

-Tú... ¡maldito! -Se levanta con claras intenciones de golpear a su guardia, pero esté lo detiene por las muñecas -. ¡Te voy a matar desgraciado!

-¡Cálmate ya Nir! Todo esto ha sido por tu bien -dice acercándose a su rostro, el pelirrojo desvía la cabeza cerrando los ojos, aquel frente a él no era su amigo.

-Déjame Ekusu.

-Nir.

-¡Déjame, lárgate antes de que ordene que te maten bastardo! -Al fin puede soltarse, Ekusu obedece cerrando las puertas al salir.

Nir se arrodilla llorando, no comprendía nada, no ha sabido cómo es que todo terminó de aquella manera. Lo aceptaba, ha sido su culpa. Con dificultad se levanta para buscar entre sus cosas una daga que su padre le ha regalado antes de partir a la guerra, una reliquia familiar. Probando sus lágrimas al lamerse los labios dice un par de palabras, cierra los ojos antes de enterrare con fuerza el arma de plata. »

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Rin abre los ojos tomando grandes bocanadas de aire, suda frío y no puede moverse, abre la boca tratando de gritar pero el nudo en su garganta y la resequedad se lo impiden.

-Rin, ¿te encuentras bien? -La imagen de Haruka invade su campo de visión, en un impulso sus brazos se enroscan en aquel cuello pálido, se aferra con las uñas a su espalda, las lágrimas inundan sus ojos hasta que se desbordan.

"Y Si En Otra Vida..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora