XIV

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-Ey, creí que te divertías -llega Rin con una sonrisa. Haru se ha alejado del bullicio, saliendo a tomar aire para ver la ciudad nocturna -. ¿Estás bien?

-Sí, ¿por qué lo preguntas? -Rin se encoge de hombros recargándose en el barandal.

-Bueno... te veo distraído. ¿Sucede algo? -Haru niega sin mirarlo -. Am, Nanase yo... bueno -se rasca la nuca -. N-no quiero que estés molesto

-¿Qué?

-Escucha -le interrumpe -, lamento mucho como te he tratado en este tiempo y... l-lo de que puedes ir a mi departamento cuando quieras es verdad y... eso -desvía la mirada con las mejillas rosas.

-Rin -murmura. Sonríe un poco, sus ojos le miran de arriba hacia abajo, su gesto se ensombrece -. Estás delgado -agarra la cintura contraria, apretando, sintiendo en sus pulgares las costillas. Rin ríe, removiéndose divertido.

-Basta... no hagas eso -se carcajea empujando a Haru.

-¿No has comido bien?

-Claro que como, no te sientas tan importante -se cruza de brazos desviando la mirada.

-Sí, ajá. ¿Quieres venir a mi departamento? -Propone colocándose el gorro de cocina.

-¿Qué?

-No pienses mal. Puedo hacerte algo de cordero o sopa de udón con picante.

-Oh, por favor no hagas eso -se queja pasándose las manos por el rostro.

-¿El qué? Está bien si no quieres.

-Claro que quiero sólo... ¡no me compres con comida! -Gruñe caminando junto a Haru -. ¿Tienes soda?

-Haré té helado

-Uf, tú si comprendes el 'Al hombre se le conquista por el estomago' -suelta sin pensar en el peso de sus palabras.

-¿Conquistar? -Se detiene a mirarlo sin saber si ha escuchado bien.

-¿Eh?

-¿Te estoy conquistando?

-¿Qué? -Pregunta aun más extrañado.

-Tú lo dijiste -el rostro de Rin se enciende de un extremo rojo, como si fuese un volcán a punto de explotar, tartamudeando trata de justificarse, de explicar el por qué lo ha dicho sin obtener resultado alguno.

-¡Agh! ¡Olvídalo ¿sí?! -Comienza a caminar rápido aún sin tener idea de dónde es exactamente la casa de Haru. Sonriendo Haruka comienza su andar, si no lograba traer a Rin aquellos recuerdos, al menos aprovecharía el tiempo con él.

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«Todo mundo aplaude, el bailarín rubio hace una reverencia, tan sonriente y encantador como sólo él sabe serlo.

-Les agradezco dejarme bailar para ustedes -Misuki sonríe sosteniendo el brazo de su prometido. Nir dice algunas cosas al chico y esté se va.

-¡Asigan, has estado increíble! -Sonríe Otokam felicitándole con palmaditas en la espalda.

-¡Gracias! Uf, estaba súper nervioso, pero la princesa es todo un encanto -sonríe de nuevo mirando las esmeraldas de su amigo.

Akurah mantiene su vista pegada en los dos príncipes sentados en sus tronos, felices y amorosos. Dijera lo que dijera no podía pasar por alto aquel ácido que sube y baja por su garganta, Nir se casaría en poco tiempo, era oficial, aquella fiesta lo decía, el pueblo se ve tan contento, al fin Nir tomaría el trono.

"Y Si En Otra Vida..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora