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«-¿El reino de Akusem? -Pregunta el sultán sorprendido. Aquel reino era uno de los más grandes y poderosos de aquellos lados. ¿Qué hacia Onas aliado a aquel reino?

-¿Qué hace usted aquí? ¿Qué tiene qué ver Akusem con Onas? -Ekusu sonríe, al fin estaban haciendo las preguntas correctas.

-Su majestad ha contraído matrimonio con uno de los herederos del sultán de Onas, así que los reinos se han fusionado. Todo el ejercito de Akusem estamos listos para la guerra -sonríe al ver los rostros sorprendidos de los tres presentes -. Ahora saben quién perderá la guerra si esta comienza.

-La cabeza del sultán no es suficiente -replica el Rey.

-Tendrán paz en su reino. Y... la mitad de las tierras de Onas -dos de los hombres comienzan a murmurar entre ellos, aquello era más que tentador, si no aceptaban el acuerdo tendrían mucho qué perder.

-¿Por qué hace esto? Está traicionando a su reino.

-Venganza -responde con simpleza -. El rey de Onas me debe algo al igual que mi reina.

-No me das confianza muchacho, pero aceptaré. Todo por mi reino

-Perfecto. Necesito el tratado de paz firmado -el sultán asiente, toma papiro y tinta y comienza a redactar con los tres pares de ojos atentos a sus movimientos. Ekusu no podía ser más feliz, todo marchaba según el plan. »

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Aprieta el volante molesto, observando a ese par caminar por la calle tomados de la mano, sus labios se mueven, hablando sobre cosas que él desconoce. Necesitaba matar a Haruka, tener la seguridad de que Rin es sólo para él... pero esta vez estaba completamente solo, en un mundo donde la muerte no se puede justificar con facilidad. Demonios, demonios, un plan, necesita con urgencia un plan. Encendiendo de nuevo el auto se marcha a toda velocidad a su departamento, estar solo y con la cabeza fría le haría pensar mejor las cosas.

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Haruka sonríe de medio lado, estar con Rin es la felicidad misma, no le importa el lugar mientras que esté con él. Frunce el ceño pues una imagen ha golpeado su mente, posa su espalda en una de las paredes del local, el lugar le da vueltas y se siente perdido.

-¿Haru? Oi. ¿Te encuentras bien?

Cierra los ojos con dolor, una punzada en su sien y aquellas confusas imágenes aparecen junto con sonidos distorsionados. Hombres. Caballos. Amenazas. Gritos. Suplicas. Él. Una espada. Llanto. Una figura. Ekusu. Oscuridad.

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Abre los ojos asustado, su respiración es errática. Ahora lo sabe, ahora todas las piezas encajan, ahora sabe el porqué del odio de Sousuke hacia él.

-Maldición -toma sus cabellos jalándolos un poco, reteniendo las imágenes de sus sueños. Cuando puede respirar con tranquilidad toma el despertador digital para observar la hora: 4.20 am.

Suspira y se levanta. Arrastrando los pies se dirige a la cocina, tiene sed y su corazón no deja de palpitar como loco. Hace tanto tiempo que no tenía aquel recuerdo, pero ahora fue claro como el agua, sabe las identidades de las dos únicas personas importantes. Y ahora ha recordado su mísero final.

-¡Akurah! -El grito le alarma y sale corriendo, Rin se encuentra en el sillón, luchando contra su sueño, llorando y gritando. Recuerdos, tenía qué ser eso. Sonríe, si Rin retenía aquello, Sousuke al fin les dejaría en paz; pero ver sufrir a su novio no estaba más en sus planes.

"Y Si En Otra Vida..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora