Escalofriantes deseos 3

2.8K 232 8
                                    


Es algo tarde, casi las 9 pm, en todo el día no he dejado de pensar en ese enigmático hombre, es tan extraño y a la vez tan atractivo, resulta intimidante, aún me sonrojo al recordarme aspirando la toalla con la cual el seco su hermoso cuerpo.
Su voz me estremecía cada vez que hablaba, me sorprendió mucho su reacción cuando me vio, porque razón pensaría que alguien me había enviado? Espero no sea por nada malo, quisiera hablar con el en este momento. Dios estoy mal, necesito concentrarme en otra cosa. Me quedo viendo al techo de la habitación, alumbrada por la tenue luz de la luna, me sobresalta el sonido de mi celular, quien puede ser a esta hora?

Veo la pantalla y es un número que no conozco:

-Hola?-

-Hola Steele.-

-Oh por dios Kim, ya volviste?-

-Si amiga, pero vengo y me topo con que no estas en Vancouver.-

-Si, me tome unos meses sabáticos, y este número?-

-Es de mi novio Elliot, algún día espero que lo conozcas, cuando inicias en SIP?-

-Tengo 3 meses más así que nos vemos hasta entonces.-

-Oh vaya, te voy extrañar.-

-Yo igual nena, tengo mucho que contarte.-

-Espeo que sea algún chico. Bien nena nos vemos pronto. Te amooo!!-

-Chao.- cuelgo sonriente. Oh mi amiga, la extraño tanto.

Me quedo dormida esperando poder ver a Paul mañana.

....

Me levanto muy temprano, más animada que de costumbre, me coloco la ropa de deporte, mis auriculares y las llaves y salgo para adentrarme en el bosque que ya no me resulta tan sólo. Al acercarme a la casa de Paul veo que esta cerrado y no veo a nadie desde afuera, una punzada de decepción recorre mi cuerpo, estos deseos incontrolables que tengo de verlo son cada vez más insoportables, doy vueltas a la casa pero aún no logro verlo. Decido volver para tomar mi desayuno y tratar de olvidar a mi vecino.

En la barra de desayuno, vistiendo tan sólo unos shorts muy cortos y una remera ajustada color rojo, mis converses negros y una cola de caballo, pellizco mi omelet, a lado una taza de te y tostadas, leo un artículo en una revista acerca de uno de mis autores favoritos, Thomas Hardy. Ensimismada en el fabuloso artículo escucho el toque de la puerta, me levanto ágilmente y me dirijo al intercomunicador para ver quien es.

Presiono el botón de altavoz:

-Si?- un silencio acapara el artefacto pero luego escucho una voz aguda lo que por razón desconocida me decepciona.

-Señorita Steele, Entrega de Seattle Independent Publishing.-

-Déjelo en el buzón porfavor.-

-Necesita firmar señorita Steele.- demonios, con estos shorts... Bien hecho Steele.

-Bien, enseguida salgo.- llego al portón y un hombre muy bajo me ve de arriba hacia abajo tardando abajo más de lo debido.- Podría por favor dejar de verme y darme la estúpida hoja para firmar?- le digo molesta, eso es lo que más odio de los hombres, que sean tan obvios e idiotas.

-Si, lo siento..- dice nervioso y me tiende la tabla con el papel encima, firmo y cojo la caja Blanca con "FeDex" en morado y rojo de mala gana, entro y cierro el portón sin ver al molesto tipo.
Llego a la cocina y pongo la caja en la barra, son manuscritos enviados por la empresa, necesito leerlos y entregar un informe para asegurar mi puesto, la empresa está en remodelación así que tengo mucho tiempo para hacer esto. Decido seguir con mi frío desayuno y antes de darle un sorbo a mi te el timbre suena de nuevo.

-Demonios!!!- espeto malhumorada. Me levanto y francamente no pregunto quién es y salgo de una vez por todas, al carajo quien sea, que me vean las piernas no es ningún pecado capital.
Al salir me llevo una tremenda sorpresa, Paul recostado a la enorme verja con su cabeza apoyada en el frío hierro y sus manos en sus bolsillos. Toda una visión.

-Paul?- pregunto fingiendo duda. Se gira enseguida y como sí fuese algo inevitable me ve de pies a cabeza pero de una manera muy diferente al molesto hombre de hace un rato. Llega a mis ojos y me clava su mirada, gris, oscura, coqueta y a la vez enigmática.

-Sigue en pie la invitación?- pregunta con un tono de voz muy seductor.

-Si claro, perdón, pasa.- abro la verja y lo dejo pasar, cierro y le indico que me siga, al pasar delante de el siento sus ojos encima de mi.- Te apetece un omelett?- pregunto tratando de ocultar mi nerviosismo. El asiente y me dispongo buscar el otro que deje en el sartén. Lo caliento por unos segundos en el horno y lo emplato, coloco queso encima y algo de Ketchup, le sirvo café y nos sentamos.

-Sabías que vendría?- dice mientras se lleva un bocado a su boca, oh su boca!! Basta Ana, eres insoportable.

-Cómo iba a saberlo?- respondo intrigada por su pregunta, que se cree? Qué yo estoy pensando en el todo el tiempo? SI!! Responde mi subconsciente a quien de verdad debo mandar al carajo.

-Cocinaste para dos.- dice mientras clava su mirada en mi, masticando y saboreando el omelett.

-Oh eso!! Ehhh no, no lo sabía, pasa que siempre cocino para dos, bueno cocinaba para papa y para mi, así que es como una costumbre desde que estoy aquí lo sigo haciendo, siempre a media mañana me da algo de hambre y pues...- asiente y seguimos comiendo. Al terminar nos vamos al sillón, el es muy callado pero hace preguntas de vez en cuando.

-Por que vives acá sola Ana.- pregunta, está de frente a mi y yo a el.

-Ya te dije, quise descansar.-

-Hay algo más. Dimelo, te dije que confiaras en mi.- dice con total seguridad. Me asombran sus palabras.

-Paul eres un total extraño para mi, ni siquiera me has pedido que sea tu amiga, como podría contarte mi vida.- digo con tono burlón y sonriendo. El se queda serio sin inmutarse ante mi risa.

-Amigos?- dice tendiendo la mano. Este hombre es tan extraño, pero es la única persona con quien he hablado acá así que no quiero arriesgarme a perderlo. Perderlo?? Qué demonios!!

-Bien, amigos.- respondo tomando su mano. Una sensación de tranquilidad y emoción recorre mi cuerpo.

-Puedes confiar en mi Ana.- repite. Yo asiento y antes de empezar hablar me soy cuenta que estoy por contarle mi vida a un extraño de quién no se nada y en quien por alguna absurda razón siento que puedo confiar y quien francamente debo ser honesta,  me gusta, y mucho.

Mi Enigmático NovioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora