Capítulo 1: Adam Dunne.
Mañana maldita, la luz del sol me despertó, tenía que ir a la cafetería temprano. Aunque fue difícil encontrar trabajo logré encontrarlo en una cafetería, no era lo que esperaba pero era mejor que nada.
Al mudarme a Las Ángeles lo único que tenía preparado era mi departamento, sí, soy estúpida pero vamos ¡Hay que vivir la aventura! Realmente, no sé nada de vivir la aventura, más si has vivido toda tu vida en Miami con tu familia y sin salir del país. Pero me cansé de eso, quería cambiar y mierda, era complicado.
Con pereza me levanté de mi cama y entre en el baño. Me miré en el espejo, tenía ojeras debajo de mis ojos azules y mi pelo castaño estaba despeinado y grasoso. Me quité el pijama y me metí a la ducha, me lavé el pelo y limpié mi cuerpo en eso de cinco minutos. Me coloqué el uniforme de la cafetería, que consistía de una blusa blanca, unos jeans, converses, un mandil con el nombre de la cafetería "Coffee Is Us" y un gorro con el logo.
Salí de mi pequeño departamento, me llevé mis llaves y mi celular, no necesitaba nada más y bueno... No tenía nada más.
Me puse mis auriculares y los conecté a mi celular, dándole play a mi playlist favorito de Spotify ¿Alguna vez han caminado por la calle y se han sentido cómo en un video musical? Esa era mi situación actual.
Entre en la cafetería sin preocupaciones... Hasta que choqué con un chico de ojos azules, alto y cabello marrón.
-Perdone. - Dije quitándome un auricular, el chico sonrío mostrando sus dientes.
-No hay problema... - Reconocí su acento al instante, británico. Me miró esperando que dijera mi nombre pero antes que pudiera decir algo leyó la etiqueta en mi mandil. - Natalie.
-¡Natalie! No molestes a los clientes. - Dijo mi jefe jalándome del brazo.
-No molesta. - El chico lo contradijo.
-Vale, atiéndelo. - Me soltó el brazo y miré al chico nuevamente.
-Me llamo Adam.
-Acompáñeme. - Lo guie al mostrador. - Puede ordenar lo que quiera del menú.
-No me hables cómo si fuera un viejo, tengo tu edad. - Ignoré su comentario mientras esperaba que ordenara algo. - Sabes... Me caes bien Natalie ¿me das tu número?
-Está en contra de las reglas relacionarme de alguna manera con compañeros de trabajo. - Mentí.
-No soy un compañero de trabajo, soy un cliente.
-Peor, por favor ordené algo. - Adam asintió y ordenó un café negro y un muffin de chocolate.
Deje la caja registradora y me dirigí a la sala de empleados, dejando mis cosas en la mesa mientras veía a algunos compañeros hablando.
-¡Hola! - Una chica de morena de ojos color avellana y cabello negro se acercó a mí saludándome alegremente. - Me llamo Samantha, pero llámame Sam. - Estiró la mano esperando que la tome y lo hice.
-Me llamo Natalie, dime Nat. - Ella sonrío.
-¿De dónde eres?
-Miami. - Ella sonrío y cogió mi brazo dirigiéndome afuera.
-Nat, ya que ahora somos amigas. - ¿Amigas? - Podemos trabajar juntas y pasar el rato, ya sabes, cosas de amigas.
-Vale... - Miré alrededor de la cafetería, las mesas no estaban muy llenas pero pude ver a Adam en una mesa, me miró, sonrío y levantó el brazo para mover la mano saludándome.
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El Chico De La Cafetería
RomanceNatalie cambió su vida. A veces te cansas de la rutina y haces cambios drásticos sin pensar. Pocas veces llega todo lo que necesitas en bandeja de plata, pero nada en esta vida es gratis. Adam aceptó ese cambio. A veces muestras tus debilidades a...