Capítulo Especial

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-¿Mami? – Larry tomaba mi mano mientras caminábamos al auto con Adam. - ¿De qué hablaban la chica y tú mientras papi y yo fuimos a comprar los helados?

-Me empezó a contar cosas, y yo le conté cosas, Larry. – Adam me sonríe traviesamente.

-Pero, ¿qué cosas?

-Le conté sobre cómo conocí a tu padre. – Mi esposo me abraza de la cintura y besa mi frente.

Seguimos caminando mientras terminamos de comer los helados que compramos en la playa.

Adam entra como piloto y yo entro junto a Larry en la parte trasera. Él aún sigue comiendo su helado y se echa un poco para apoyar su cabeza en mi brazo y le sonrío a Adam por el espejo retrovisor.

-Mami... ¿Cómo fue tu boda con papi? - Me sonrojo al instante al pensar en ese loco día.

-¿Enserio quieres saber eso? – Adam ríe mientras conduce fuera del estacionamiento. –Gruñi, si le cuentas creo que deberías ser honesta sobre cómo sucedió toooooodo.

-Sh, yo le contaré la historia. – Le hago un ademán a Adam para que siga mirando el camino. – Todo empezó...

-¡ADAAAAAAAAAAAAAAM! – Grité al sentir que casi entra a la habitación. - ¡No me puedes ver, tendremos mala suerte!

-Vamos, gruñi, quiero darte un último beso de enamorados. – Sonreí inconscientemente y me mordí el labio. – Por favor. – Me lo pude imaginar rogando.

-Tendrás que cerrar los ojos. – Oí cómo se apoyó en la puerta.

-Haré lo que quieras.

Abrí la puerta encontrándome con un Adam vestido con una camisa blanca y un pantalón de traje negro, aún seguía despeinado pero seguía viéndose igual de tierno.

Me acerqué un poco acomodando mis brazos alrededor de su cuello y él puso los suyos en mi cintura y sonrió.

-No te puedo ver, pero sé que te ves hermosa. – Sonreí mirando sus labios.

Me acerqué y junté nuestros labios de una manera tierna e inocente.

Se sentía como si fuera nuestro primer beso, pero era realmente el último beso de solteros que teníamos.

Desde la propuesta de Adam en mi consultorio, planeamos la boda de la manera más simple posible, pero siempre a nuestro estilo.

-Te amo demasiado. – Lo abracé al oír esas palabras. – Ya quiero que seas mi esposa.

-Shhhh. – Le di un último beso en la mejilla. – Te amo.

Me alejé cerrando la puerta y tomé el vestido blanco que había comprado con mi madre hace unas semanas. No nos costó mucho encontrar un vestido, queríamos todo lo más simple posible, sin muchos lujos y con pocos invitados.

Obviamente que Ollie y Michelle, la madre de Adam, viajaron hasta aquí para el matrimonio. Incluso Lauren vino y trajo un invitado especial, aunque nunca me había hablado de él parecía un buen chico, lo malo es que no recuerdo su nombre.

Como sea.

Mi madre entró en la habitación con el ramo de flores blancas y el velo en mano, me miró y me dio un gran y fuerte abrazo.

No hablamos mucho, digamos que todo lo que podíamos hacer era sonreír y mirarnos, con mi madre siempre puedo tener momentos de silencio porque las miradas son todo lo que necesitamos para entendernos.

El Chico De La CafeteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora