Capítulo 21: Adam Dunne, te amo.

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Capítulo 21: Adam Dunne, te amo.

Natalie's POV

El gran día llegó, nótese el sarcasmo.

Estaba peinada con un moño encima de mi cabeza y unos bucles, mi cara perfectamente maquillada estaba siendo cubierta por el velo blanco y traía el típico vestido de novia blanco con una cola gigante.

Tenía que admitir que si no me estuviera casando con Alejandro, probablemente me sentiría como una princesa.

He visto a Adam pocas veces en estos últimos días, solo venía a darme algunos besos y no me hablaba de su plan para impedir la boda, así que estaba empezando a desilusionarme. Tal vez Adam se echó para atrás y ya no sabe qué hacer, y no lo culpo. Adam tenía todo el derecho de dejarme, no somos novios pero pensé que algo había.

Tal vez mi padre tenía razón.

Baje las escaleras sin decir palabra e ignoré los halagos de mi madrina y la sonrisa victoriosa de mi padre. Ellos subieron al carro y yo me quedé esperando un carro particular junto a mi padre, porque él me tenía que entregar a Alejandro en el altar.

Cada segundo era un infierno. No podía imaginarme casada con ese tipo, porque lo único que sabía de él era que tenía mucho dinero.


-Hija, sube. - Mi padre me ayudó a entrar al carro negro que era decorado por flores blancas.


Ignoré todo, hasta la música en la radio y el intento de conversación de mi padre. Hasta que Sugar empezó a sonar y me acordé de Adam.


Miré por la ventana, crucé mis brazos y empecé a mover la cabeza al ritmo de la canción que sonaba en radio, Sugar.


-Your sugar, yes please. - Oh por favor, has que pare. - Won't you put a Little down on me, I'm right here, 'cause I need.

-Adam...

-A Little love, a Little simpathy. - Y cambié de estación de radio. - Eres una gruñona, Nat.

-Y tú un loco.


Sonreí ante ese recuerdo.

¿Por qué me tarde tanto?

Me arrepiento de todo, de no haberle dicho todo lo que sentía desde el principio, pero no sé si eso hubiera cambiado algo. Porque mi padre cree que él es o era mi novio y se supone que somos una pareja para su familia, pero no lo éramos. Éramos dos personas que sentían algo, pero que fueron demasiado cobardes para decirlo cuando debían.

Y ahora estoy enfrente de la iglesia donde me voy a casar. Casarme con alguien que no amo.

Suspiré resignada y mi padre tomó mi brazo enredándolo con el suyo.

Entré en la iglesia a paso lento escuchando la música sonar. Miré a cada persona y no conocía a ninguna, solo reconocí a Michael, mi madrina y mi madre que estaba en la primera fila y me miraba apenada, sabía que ella no quería esto pero no podía hacer nada.

Adam no estaba entre los presentes y me di cuenta de que ya no había escapatoria.

Cerré mis ojos unos segundos antes que el padre empezara a hablar y me preparé mentalmente para tener que decir sí a Alejandro, que por cierto estaba contento.

Una vez que acabó le preguntó primero a Alejandro.


-Usted, Alejandro León, ¿acepta a Natalie Gómez como su esposa para cuidarla en salud y enfermedad, en la pobreza y riqueza, hasta que la muerte los separé?

-Sí, acepto. - Sonrío.

-Y usted, Natalie Gómez, ¿acepta a Alejandro León como su esposo para cuidarlo en la salud y enfermedad, en la pobreza y riqueza, hasta que la muerte los separé?

-Yo... - Miré a mi padre. - Acep...

-¡NO! - Adam apareció vestido de traje y con un folder en su mano. - Este señor. - Apuntó a mi padre. - Es un narcotraficante. - La sala se quedó en silencio.

-¿De qué hablas muchacho insolente? - Dos policías aparecieron y tomaron a mi padre a la fuerza.

-Ricardo Gómez, usted queda arrestado por comercio de drogas, secuestro y amenaza de muerte. - Mi madre miró a Adam el cual le sonrió.

-Retiro lo dicho. - Alejandro soltó mi mano. - No me casó hoy, y menos con ella. - Sonreí ante su insulto.


Mi padre fue arrastrado fuera de la iglesia y mi madrina salió corriendo buscándolo junto a Michael.

Solté el ramo dejándolo en el piso frente al altar y corrí para abrazar a Adam, siendo observada por todos los presentes. Él me abrazó aún más fuerte levantándome del suelo y me empezó a dar vueltas. Ambos sonreíamos, sabiendo que de alguna manera solo quedaba una cosa para que todo sea perfecto.

Adam me dejó en el piso y se arrodilló enfrente de mí.


-Natalie Gómez, ¿me harías el honor de ser mi novia? - Todo se quedó en silencio, algunas personas que supongo eran familiares de Alejandro se fueron indignados mientras otros nos miraban enternecidos.

-Sí, tonto. - Se paró volviendo a cargarme y saliendo de la iglesia hacía un auto que alquilo.


Me metí mientras me quitaba el velo de novia y lo dejaba en la acera. Adam subió de piloto y yo de copiloto, encendió la radio y ambos empezamos a cantar a todo pulmón cada canción que sonaba, porque supongo que al final eso era lo que quería.

Porque quería ser así, no quería dinero ni fortuna ni elegancia. Siempre lo quise a él y solo a él.

-Adam Dunne, te amo.

FIN.


El Chico De La CafeteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora