Capítulo 13: Reunión familiar.

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Capítulo 13: Reunión familiar.

-Me voy a tirar del carro, Adam. -Lo amenacé mientras miraba al techo del carro aún echada en el asiento trasero. - Para el auto.

-No.

-Adam.

-¡NO! ¡DEMONIOS! ¿NO ENTIENDES QUE NO? - Gritó enojado.

-Imbécil. - Murmuré cruzándome de brazos.

Me di media vuelta dándole la espalda a Adam mientras conducía, hasta que llegó a un semáforo rojo y volteó.

-Natalie, ¿te das cuenta de lo infantil que te vista ahí afuera? - Lo ignoré y empecé a tararear la canción que sonaba en la radio. - Natalie, no me ignores. - Seguí tarareando y él apagó la radio.

-Enciéndela.

-¡Deja de comportarte como una niña! - Exclamó molesto, y el semáforo cambio a verde así que se volteó y empezó a murmurar cosas que no entendí. - Natalie, no soy un juguete. No puedes besarme cuando quieres y donde quieras, viniste aquí a ayudarme por todo lo que he hecho por ti como amigo, ahora se una buena amiga.

-¿Y tú si puedes besarme cuando quieras? - Suspiró.

-Solo te he besado cuando era necesario. - Asentí mientras lloraba en silencio.

Y todo el camino fue así.

Me sentí como un idiota, engañada nuevamente por un hombre. El primer hombre fue y es mi padre, y ahora una de las pocas personas en las que confío me ha decepcionado. Y no es que sienta algo por él, jamás, es el simple hecho de que me usó y me sigue usando, simplemente porque me ayudó cuando lo necesité.

Lloraba en silencio intentando no captar su atención y él solo bufaba mientras conducía. Cerré mis ojos de tanto llorar y me quedé dormida en el asiento de atrás, hasta que sentí unas luces fuertes y voces saludando a Adam, supongo que llegamos a casa.

Fingí estar dormida, porque sabía que mis ojos estarían rojos cuando los abriera y no quería darle pena a Adam. Escuché como tiró la puerta de la habitación y me dejó en la cama recostada.

Escuché como se quitaba la ropa y se ponía sus pijamas, seguido de varios suspiros de él. Luego se sentó a mi costado y puso un mechón de pelo detrás de mi oreja. Se quedó unos segundos así, supongo que mirándome y luego me dio un beso en la mejilla, provocando que sonría un poco.

-Buenas noches.

***

-¡Hola, un gusto! - Saludé a la tía de Adam, la hermana de su padre y hay que decir que se parecen mucho. - Me llamo Natalie.

-Yo soy Ivonne. - Sonrío. - Me alegra que mi sobri haya encontrado una novia tan linda. - Asentí y sonreí, eso es lo que tengo que hacer todo el tiempo desde que llegué a Londres.

-Ivonne es un lindo nombre. - Asintió.

-¿Eres americana?

-¿Me delató el acento? - Rio mientras tomé de mi vaso de jugo. - Soy de Miami.

-¿Hablas español? - Dijo en español, supongo, y me mordí el labio negando. - Oh, perdón.

-Tranquila, su sobrino también creyó que hablo español.

-No me trates así, me siento vieja. - Reí, recordando el primer encuentro con Adam, lo traté como si fuera alguien mayor y dijo lo mismo. - ¿Mi sobrino te trata bien, no? Porque si no, yo lo pongo en su sitio. - Reí bajito.

-Él es una gran persona, conocí a su padre y me contado mucho de él. - Ella asintió cabizbaja. - Perdón... No debí mencionar el tema.

-Tranquila. - Me guiñó un ojo y luego suspiró. - Antes dolía más, pero las cosas pasan por alguna razón... Mi hermano terminó de pintar su lienzo. - La miré confundida. - Es una metáfora que él tenía.

-Adam no me ha contado de eso...

-Él siempre decía, cada vida es un lienzo blanco el cual vas pintando, entonces supongo que él terminó de pintarlo. - Asentí mientras pensaba en el dicho, su padre al parecer fue un hombre muy sabio.

-Él parece haber sido un hombre muy inteligente.

-Lo era. - Dijo Ivonne antes de que una joven de aproximadamente dieciséis años se nos acercara con una sonrisa.

-¡Hola, tía! - Exclamó ella abrazando a Ivonne.

-¿Qué te dije sobre decirme tía, Lauren? - La joven rio bajito y luego me miró con una sonrisa. - Ella es Natalie, es la novia de Adam.

-Un gusto. - Dije yo dándole la mano, pero ella me abrazó y yo hice lo mismo.

-¿Eres americana? - Reí.

-¿Tanto se nota mi acento?

-Sí. - Dijeron Ivonne y Lauren al unísono para luego reírse.

-Es de Miami. - Lauren me miró sorprendida.

-¿Españolo? - Dijo con un acento gracioso.

-No habla español. - Lauren rio mientras Ivonne negaba.

-Perdón, es que normalmente la gente de ahí habla español. - Asentí con una sonrisa.

-Sí, pero la verdad es que nadie de mi familia sabe español... Bueno, mi padre sabe hablar pero nunca quise aprender. - Mentí, nunca quise que él me enseñara.

-Deberías aprender. - Dijo Ivonne mientras tomaba un brownie de la bandeja que la madre de Adam estaba pasando. - Es complicado, pero es un idioma muy lindo Adam y tú hacéis una bonita pareja.

-Perdón pero no entendí.

-Dije que hacen una linda pareja, tú y Adam. - Le dio un mordisco al brownie. - Aprendí español en España, viví ahí un par de años por la Universidad.

-¡Eso es genial!

-¿Haz estudiado algo? - Preguntó Lauren poniéndome incómoda.

-Aún no... Quiero estudiar Psicología. - Lauren asintió sonriente. - Pero aún no encuentro una universidad.

-Adam seguro que te puede ayudar. - Lauren comentó mientras bebía de su jugo.

-Hablando del Rey de Roma.

-¡Hola! - Adam saludó a Lauren e Ivonne para luego darme un corto beso en los labios. - ¿Cómo están?

-Bien. - Lauren respondió sonriente. - Tu novia es muy simpática.

-Lo sé. - Adam se mordió el labio y me sonrío, a lo que yo me sonrojé. - Quería hablar contigo... ¿Puedo robárselas un segundo?

-Es tu novia, sobri. - Él asintió y tomó mi mano llevándome al jardín.

Adam no parecía haber cambiado su actitud desde anoche. Simplemente me hablaba cuando su madre estaba cerca y ahora que invitó a su tía y su sobrina tenía que fingir más. Pero yo tampoco me iba dejar, no iba a rogarle por atención, simplemente le seguía la corriente cuando era necesario.

Nos sentamos en la misma banca de la otra vez y miramos al cielo, eran ya las seis de la tarde así que el sol se estaba ocultando. Adam tomó mi mano y lo ignoré, pero él apoyó su cabeza en mi hombro.

¡Maldito seas Adam Dunne y tu sensual sonrisa con la cual me estas mirando ahora mismo!

-Perdón, gruñi.

-¿Por qué? - Me hice la desentendida.

-Por todo. - Levantó su cabeza y miró ladeando el labio. - Fui un imbécil.

-Lo eres. - Rio.

-Deje de hacerme bullying. - Sonreí. - Lo siento mucho, Nat. Y sabes...

-¿Qué? - Suspiró.

-Creó que no solo estoy actuando.

***

Twitter: @xLovelyComplexx

El Chico De La CafeteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora