Capítulo 16: Maddie
-¿Te gusta lo que ves? – Me tapé la cara y Adam se acercó a mí. – Sé que te gusta.
-Adam, hablamos cuando tengas más ropa.
-Tú me metiste a la ducha. – Suspiré y él quitó las manos de mi cara examinando mi rostro. – Deja de mirarme.
-¿Te pongo nerviosa, no?
-Nunca, Adam. – Él sonrío y se mordió el labio, parecía como la primera vez.
-Bueno... Buenas noches. – Se dio media vuelta abriendo la puerta y dejándome con mis pensamientos revueltos.
***
Abrí mis bellos ojos azules y me encontré con Adam mirándome fijamente.
Di un brinco cayendo me de la cama con la sabana y la almohada. Mi trasero chocó contra el suelo provocando que rebote y que Adam empezara a reírse. Lo miré de mala gana y empecé a pararme torpemente apoyándome en la cama. La sabana se enredó en mis pies y tuve que dar varias vueltas para desenredarla, Adam empezó a reírse aún más fuerte y cuando deje la sabana nuevamente en la cama tomé la almohada y se la tiré.
Adam cayó de trasero aun riéndose. Tomé la almohada nuevamente dándole golpes.
-¡Te odio, Adam Dunne! – Grité mientras le daba el último golpe con la almohada y me senté en la silla del escritorio con la respiración agitaba. – Te odio...
-¡Oh, vamos!
-No, nada de "¡Oh, vamos!". – Me paré tirando la almohada en la cama. – No solo es esto. Ayer, trajiste una prostituta a la casa.
-¿La casa? – Me miró seriamente. – Si mal no recuerdo, es mi casa.
-Entonces me voy hoy. – Intenté irme pero tomó mi brazo.
-No quise decir eso. – Suspiró. – Simplemente, perdón.
-¿Es todo lo que sabes decir, no? – Fruncí en ceño. – Perdón, perdón. – Lo imité. – No todo se arregla con un perdón.
-¿Qué quieres que haga?
-No lo sé. – Soltó mi brazo. – Quiero un gato.
-¿Un... gato? – Asentí mientras una sonrisa pícara aparecía en mi rostro.
-Sí. – Me crucé de brazos y él me miró cerrando los ojos. - ¿Qué?
-No te entiendo, gruñi. Primero estás molesta y ahora quieres un gato.
-Siempre quise un gato. – Sonreí.
-¿Si te consigo un gato me perdonarás? – Ladeé el labio.
-Tal vez. - Adam salió de mi habitación bufando.
Luego de cambiarme la ropa algo más decente y peinarme ya que mi cabello se puso como loco después de la paliza que le di a Adam, salí de mi habitación y me encontré con Adam mirando un libro de direcciones y agencias en Los Ángeles.
Lo miré curiosa y entre en la cocina para luego prepararme un té y unas tostadas. Entonces Adam entró con su Tablet en la mano y me miró sonriente.
Dejó la Tablet encima de la mesa de la cocina y me indicó que la mire.
Era un anuncio de un albergue de gatos, estaban buscando gente que adoptará a gatos encontrados en la calle. Obviamente los han bañado y cuidado por meses para luego darlos en adopción. Me mostró imágenes de varios gatos, todos eran hermosos.
Entonces miré a Adam con una sonrisa gigante y él me sonrío devuelta, me tiré encima de él para darle un abrazo y ambos caímos al piso.
-¡Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias! – Grité mientras lo abrazaba más fuerte y él reía.
-¿Me perdonas?
-Meh... - Me miró sacando su labio inferior y rodé los ojos. - Esta bieeeen. Pero nunca más traigas prostitutas a la... tu casa.
-Nuestra casa. – Me corrigió sonriente y mordió su labio. – Ehm... Gruñi...
-¿Sí?
-Me estás dejando sin aire. – Sonreí y apreté sus mejillas. – Enserio, si por mí fuera podrías quedarte así todo el día, pero creo que no viviría para contarlo.
-Tonto. – Me paré y tomé mi tostada y té para ir a la sala sonriendo ampliamente.
***
-¡Ese! No... ¡Ese! – Apuntaba a varios gatos mientras Adam rodaba los ojos y miraba algunos otros.
-Gruñi, decídete.
-¿Vosotros sois pareja? – Miré a Adam esperando que responda.
-No, somos amigos. – Adam me miró y luego al señor, el cual tomó un gato y se fue junto alguien que trabajaba en el albergue.
-¿Qué preguntó? – Adam levantó los hombros.
-Nada muy importante. – Ignoré a Adam y me puse a ver más gatitos.
-¡Oh por dios! – Exclamé tomando a un gato blanco pequeño con ojos azules. - ¡Este es perfecto!
-Es... Muy tierno. - Dijo Adam cuando puse al gato enfrente de él. - ¿Lo quieres?
-Sí. – Asentí mientras lo tomaba en brazos y el gato maullaba. – Es perfecto.
-Pues vamos. – El mismo señor que nos trajo nos guió hasta la recepción donde Adam hizo unos trámites que nunca entenderé y yo solo jugueteé con el gato. – Es ella.
-¡Ohhhhhhhh! – Empecé a hacer ruidos extraños, como si el gato me entendiera. - ¿Cómo lo llamamos?
-No sé.
Adam y yo salimos del albergue y fuimos a su auto.
Me senté en el asiento de copiloto y Adam dejó las cosas para el gato en la parte de atrás. Miré al gato por varios minutos mientras Adam conducía hasta casa. Tenía los ojos azules grandes y bigotes largos, aparte que sus pesuñas eran tan pequeñas y el gato era tan adorable, era un pedazo de cielo.
Llegamos a casa y me senté en el sofá mientras seguía observando al gato.
Intentaba encontrar alguna característica que destacara, así podría ponerle un nombre lógico, pero no encontraba nada. Adam se sentó a mi costado y observo al gato unos segundos.
-¿Tienes un nombre? – Negué. – Pues...
-Si...
-¿Por qué no le ponemos Maddie? – Lo miré extrañada.
-¿Por qué Maddie?
-Porque mad es molesto y tú eres gruñona, así que para que suene más lindo... ¡Maddie! – Abrió los brazos sonriendo y lo miré unos segundos.
-Obviando el tema que soy gruñona, no suena mal. – Apoyé mi cabeza en su hombro y él apoyó la suya en mi cabeza.
-Entonces Maddie será. – Sonreí. – Y... eres una gruñona.
-No lo soy. - Bufé.
-Lo eres, pero aun así te quiero... - Me sonrojé.
***
Twitter: @xLovelyComplexx
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El Chico De La Cafetería
RomanceNatalie cambió su vida. A veces te cansas de la rutina y haces cambios drásticos sin pensar. Pocas veces llega todo lo que necesitas en bandeja de plata, pero nada en esta vida es gratis. Adam aceptó ese cambio. A veces muestras tus debilidades a...