Capítulo 9: Londres.

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Capítulo 9: Londres.

He ahí estaba, Natalie Gómez, la chica que hace unos años vivía en Miami, la chica que hace unos meses trabajo en un cafetería, la chica que hace unos días acepto la estúpida propuesta de su jefe, amigo y compañero de piso Adam.

Natalie deja de hablar en tercera persona, no es una novela.

Muy bien, para.

Pongámoslo así, estoy parada ahora mismo enfrente del aeropuerto de Los Ángeles esperando a que Adam le termine de pagar al taxista. Con una maleta roja en mi mano, llevaba todo para quedarme una semana y un par de días más en Londres. Por lo que sé, Adam no vive en el centro de la ciudad, vive más a las afueras. También me dio un par de tips para lidiar con su madre, porque según él ella no iba a descansar hasta saber si quería a su hijo.

Entramos en el aeropuerto, yo callada mirando a todos lados con cara de "mátenme" y Adam estaba hablando de lo increíble que eran los hipervínculos, o al menos eso escuché. La verdad es que no quería saber nada de Adam hasta que lleguemos a Londres, ya de por sí tenía que fingir ser su novia, ahora tengo que soportarlo hablándome por un bendito viaje de diez horas.

Subimos al avión, y Adam seguía hablando, esta vez de comandos y programas. Tenía ganas de gritarle que se callara, pero había una señor de ochenta sentada a mi costado durmiendo.

Nota: Estaba empezando a avanzar peligrosamente hacía mí.

Nota dos: Se acaba de echar en mi hombro y Adam intenta no reír.

Adam siguió hablando pero esta en voz baja, hasta que la señora decidió moverse y dejarme en paz, aparte que roncaba tan fuerte, no entiendo cómo es que no se despierta a ella misma.

A las cinco horas Adam decidió dormir, y que mejor forma que apoyado en mí pecho. ¡Ahora soy almohada! Adam no roncaba, más bien parecía alguien completamente diferente al que conozco, parecía tan tranquilo. Empecé a acariciar su cabello y él empezó a moverse acurrucándose más. Sonreí inconscientemente.

-Hacen una bonita pareja. – Dijo la señora que hace minutos dormía.

-Uhm... Sí, no somos pareja. – La señora levantó una ceja y me miró extrañada.

-Los jóvenes de hoy. – Y se volteó para volver a dormir.

Decidí olvidar que había hablado con esa señora y volví a mirar a Adam.

Era todo tan extraño y tan repentino. Ese mismo chico que estaba durmiendo apoyado en mí, era el mismo que hace unos meses hizo que me despidieran, el mismo con el que choqué cuando tuve mi primer día de trabajo, el mismo al que le quería pegar cuando me robó un beso en el elevador, es Adam pero ni él ni yo hemos cambiado. Seguimos siendo los mismos, pero lo que cambió es la forma en la que nos tratamos, la confianza creció tanto en estos últimos meses.

Luego de que Adam despertará yo también me dormí. Me dormí por todo el viaje.

-Gruñi, ya llegamos. – Dijo Adam sacudiendo mi brazo.

-Gruñi... Y luego no son pareja. – Susurró la señora que se estaba yendo y le tiré una mirada asesina.

-¿Qué fue eso? – Adam sonrío.

-Nada, está loca. – Abrir el compartimento que estaba arriba de mi asiento y saqué mi mochila.

-¿Lista? – Dijo Adam mientras caminábamos saliendo del avión y estiró la mano para que la tomara.

-Eso creo. – Tomé su mano y salimos a buscar las maletas.

-Deja que yo hable, y sígueme la corriente. – Asentí. – Nuestra historia es la misma, solo añade que te enamoraste perdidamente de mí.

-¡Hey! – Rio.

-Bueno, nos empezamos a gustar y eso. – Asentí. – Muy bien, gracias. Muchas gracias por todo, gruñi.

-Me debes una. – Me miró y sonrío, y no sé cómo ni cuándo pero una señora de aproximadamente cincuenta años y un chico de veintidós aparecieron enfrente de nosotros.

-¡Hijo! – La señora abrazó a Adam, parecía que lo quería matar pero se veían tiernos.

-Mamá. – Gruñó Adam. – Má, ella es Natalie... Es, es mi novia. – Dijo rascándose la nuca.

-Un gusto. – La señora me miró de pies a cabeza y luego me abrazó. – Bienvenida a la familia, cariño.

-¿Sabes qué existo? – El chico, que supongo era su hermano habló abriendo los brazos y Adam lo abrazó.

-Oliver, hermano de mi alma. – Dijo Adam en tono de chiste, todos eran tan británicos que me sentía rara, pero el acento era lindo.

-Hola, Natalie. – Dijo Oliver acercándose a mí. – Mi hermano me habló mucho de ti. – Adam se sonrojó ¿Por qué te sonrojas, tonto? – Un gusto conocerte, eres más bonita en persona de lo que Adam te describió. – Esta vez yo me sonroje.

-Gracias. – Adam tomó mi mano.

-Deberíamos ir yendo a casa. – Dijo con un tono de incomodidad.

***

*Adam's POV*

En el camino a casa Natalie se quedó dormida, sin mencionar que como el carro es pequeño mi madre hizo que ella se sentara sobre mis piernas, y es que mi carro no tiene maletera porque mi hermano quería un carro "cool". Así que Oliver o Ollie como prefiero decirle iba de copiloto, mi madre conducía y las maletas ocupaban la mitad del asiento trasero junto a nosotros.

Tengo que admitir que mentirle a mi mamá no me sabía bien, pero ya estábamos aquí.

Ahora mi mamá nos está mirando por el espejo porque Natalie se está acurrucando más. Puse mis manos en su cintura, y mi mamá sonrío satisfecha. La situación se estaba volviendo incómoda, porque de alguna manera estaba disfrutando que Natalie se haya dormido e hice algo que a lo mejor no debí hacer pero le di un pequeño beso en la frente, y mi hermano también sonrío, par de metiches.

No quise despertar a Natalie cuando llegamos así que la cargué y mi mamá me dijo que dormiríamos en mi habitación y no podía decir no. Se supone que era mi novia, así que dormir juntos no sería un problema, pero estoy seguro que cuando Natalie despierte me va a pegar.

Ya eran las nueve de la noche, así que después de un viaje de diez horas sería bueno descansar.

Deje a Natalie en la cama, yo me empecé a quitar la ropa ponerme en pijama, ya me había puesto todo menos en polo cuando Natalie despertó.

-Gruñi si me disculpas, estoy cambiándome. – Ella rodó los ojos y se volteó.

-¿Vamos a dormir juntos, no? – Me puse el polo.

-Sí, ya puedes voltear. – Empecé a doblar mi ropa y la guardé en el armario. - ¿No tienes problemas, no?

-Tengo muchos problemas, Adam, ya este no es muy importante. – Dijo mientras tomaba ropa de su maleta y me miró. - ¿Podrías? – Y entendí que quería que me volteara.

-Claro, perdón. – Me volteé mientras ella se cambiaba, y tenía la tentación de voltear en varias ocasiones.

-Ya puedes ver. – Traía su típico pijama rojo con gris. – Adam...

-Ese es mi nombre, gracias. – Sonreí.

-¿Por qué le hablaste de mí a tu hermano? – Y me quedé callado. - ¿Crees que soy bonita? – Dijo acercándose y escuché pasos hacia la habitación, así que la besé y ella me siguió.

***

Twitter: @xLovelyComplexx

El Chico De La CafeteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora