Capítulo 3: Incómodo.

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Capítulo 3: Incómodo.

Han pasado ya varios días desde que conozco a Adam y debó decir que el chico no es tan insoportable como creía. La gran mayoría de los días son chistes malos suyos y yo volteándole los ojos ¡Voy a quedar bizca por su culpa!

Llegamos a conocer mucho del otro, como por ejemplo que nació en el Reino Unido lo cual no es sorpresa para nadie, pero se crío, nació y estudió en Londres toda su vida. Hace un año se mudó a LA y básicamente su trabajo es diseñar páginas para tiendas y compañías ¡Podría crear el nuevo Facebook!

Inserte golpe en la cara aquí.

Y resulta que el chico de la foto si era su hermano, se llama Oliver y es dos años mayor que él. Pero no crean que él me ha contado su vida entera y yo me he quedado callada. Mi vida era bastante aburrida así que lo único que le conté fue que viví en Miami desde pequeña y me críe ahí, no me creyó cuando le dije que no sabía hablar español ¿Por qué todos creen que si eres de Miami hablas español? Yo era parte de ese 5% que no hablaba ¿Por qué? Porque sí.

He de añadir que para ser un chico de veinte años, que vive solo y alejado de toda su familia era muy inmaduro.

-¡Nat, tráeme lo que está en la mesa de centro de la sala, por favor! - Y tomé los papeles para luego ir a su oficina.

-Ven, siéntate. - Dijo palmeando su muslo para que me sentará ahí, negué y el rodó los ojos. - Bien, trae una silla y siéntate.

-¿Qué pasó?

-Mira. - Me mostró en el navegador de Google Chrome una página diseñada con mil mierdas que no entendía, lo único que sabía es que era una página cómo las que ves en internet de pizzerías y así. - ¿Te gusta?

-Si ¿De qué es? - Sonrío y apuntó al título en la pantalla.

-Me estás jodiendo. - Era la puta cafetería en la trabajaba.

-Sí, sabes... - Se recostó en la silla y puso sus manos atrás de su cabeza. - Cuando iba a esa cafetería era únicamente por esto pero resulta que te conocí y te empecé a fastidiar y creíste que era un psicópata y te despidieron, y aquí estamos hija mía.

-¿Por qué no me dijiste nada?

-Pensé que tenías más paciencia. - Le di un golpe en el estómago el cual solo provocó que él ría. - Por tu culpa me despidieron.

-Deja de sacarme en cara eso. - Se paró y yo me paré retándolo con la mirada. - Y gracias a eso conseguiste estar aquí con el chico que más-

-Odio. - Se acercó sonriendo.

-Nat, deja de ocultar que me amas. - Rio. - Está bien, perdón por todo pero mírate, no eras para esa cafetería.

Decidí olvidar eso, ser rencorosa no era algo bueno. Seguí acomodando papeles en las repisas mientras escuchaba a Adam hablando de cosas que no entiendo. Explicándome cómo funciona el programa ese que usa llamado Dreamweaver, cosas sobre hipervínculos y comandos extraños.

-¿Tienes estudios? - Ladeé el labio.

-Bueno, escuela pero no he ido a la universidad y ni sé que quiero estudiar... Aparte no tengo dinero. - Quise acomodar un folder en una repisa alta, pero gracias a mi estatura no llegué.

-Te ayudo. - Se paró y puso sus manos en mi cintura levantándome para poder llegar a la repisa, este chico es demasiado fuerte. Pero al intentar bajarme perdió el equilibrio haciendo que se golpeé la cara con mi espalda y empiece a bajarme muy pegada a su cuerpo.

Demasiado pegada.

DEMASIADO.

PEGADA.

-Hola. - Susurró en mi oído provocando que una ola de electricidad recorriera mi cuerpo. - Nat... - Me separé de él.

-No sé qué estudiar en la Universidad. - Ahora las cosas estaban tensas. - Creo que ya es tarde, mejor me voy.

-Está bien... Ehm, adiós. - Cogí mi chaqueta y salí de su oficina y departamento.

¡Natalie Gómez huyendo de momentos incómodos desde 1996!

***

Decidí salir con Sam, hace un par de días que hablaba con ella así que quedé en la puerta de la cafetería.

Aún sigo pensando en Adam, en realidad, en lo que pasó CON Adam, nunca sobre él. Ósea ¿Por qué pensaría en Adam? Me cae regularmente bien, pero no. Es guapo sí, nadie lo puede negar, pero no es mi tipo.

Empecé a mirar al piso,empezaba a hacer frío, y Sam no salía. Pero por ninguna razón de mi existencia me metería a esa cafetería, nunca más.

Luego de pasar diez minutos mirando al piso cómo estúpida y congelándome por el maldito frío, Sam decidió hacer su entrada triunfal. Al verme, cómo ya se había acostumbrado, me dio un abrazo muy fuerte, al que yo respondí contenta.

-Nat, tengo entradas para una discoteca este fin de semana y... - Negué.

-Sam, no puedo, no quiero y no tengo nada que ponerme.

-Te di un vestido, no me engañes, pequeña niña de ojos azules. - Sonrío. - Vamos a ir juntas, y vamos a pasar un buen rato como grandes amigas que somos ¿Sí?

-Te odio. - Sonrío emocionada.

-Y... ¿Has conseguido trabajo? - Asentí.

-¿Te acuerdas dell chico de la cafetería? - Asintió. - Pues ahora soy su "asistenta personal", básicamente paso el día en su casa, con él ordenando papeles en sus estanterías y hablando de la vida.

-Aunque sea tú tienes un jefe lindo, en cambio aquí. - Reí ante su comentario.

-Adam es... Raro, pero no me desagrada tanto cómo al principio. - Sam me hizo ojitos. - ¿Qué?

-Tal vez ese tal Adam es tu amor platónico. - Negué.

-Sam, que sea lindo y británico no significa que me guste. - Me miró nuevamente con esa cara de "no te creo". - ¿Sabes qué? Sí, es lindo, pero NO, y grábatelo en tu cabecita, NO ME GUSTA.

-Ay Nat, Nat, Nat... Pues si a ti no te gusta él, a él le debes gustar. - Y ese es el momento en el que Natalie se golpea la cara con la palma de su mano.

-Eres retrasada. - Ella rio.

-¿Podemos invitarlo a lo del sábado? - Pidió como niña pequeña.

-Eso no depende de mí, invítalo si quieres. - Seguí caminando mientras ella fangirleaba y la gente la miraba raro. - ¿Por qué me junto con gente rara aquí?

-Porque amas a esa clase de gente, en especial. - La miré con mi mejor mirada matadora.

-No lo digas.

-A Adam Dunne. - Rio y la iba a perseguir pero...

-¡Nat! - Oh, mierda. - ¿Escuché mi nombre? - Doble mierda.

-Fue ella. - Le eché la culpa cómo una niña en kínder.

-Hola. - Sam sonrío y él asintió mirándola raro. - No sé si te acuerdes mí, soy Sam.

-Me acuerdo. - Sonrío y luego me miró.

-¿Qué haces aquí? Creí que tenías trabajo. - Me rasqué la nuca y él se mordió el labio.

-La verdad no tenía mucho que hacer, solo terminé de acomodar los papeles que dejaste. - Asentí, esto era incómodo.

-Adam, me gustaría invitarte, DE PARTE DE LAS DOS - Tomó mi brazo. - a salir con nosotras, más con ella, a una discoteca este sábado.

-No creo que pueda Sam, tiene mucho trabaj-

-Suena genial. - Adam me interrumpió y sonrío, lo mismo hizo Sam.

¿Ahora todos están en mi contra?

***

Twitter: @xLovelyComplexx

El Chico De La CafeteríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora