2

784 26 1
                                    

Falk y yo habíamos salido de la pequeña casa para hablar más tranquilos y lejos de quienes nos pudieran interrumpir, estábamos en un parque que yo no había visitado, era de noche pero debido a toda la contaminación de la ciudad no se podían ver las estrellas y lo único que destacaba en el cielo era la luna.

-Gwen-Soltó un pequeño suspiro, se veía cansado y sus canas lo hacían verse viejo, lo cierto es que su mirada era firme aunque triste-Es algo muy grave lo que tengo que decirte...

Parecía que hablaba entre pausas, como si quisiera retrasar que yo me enterara, sin embargo, tenía que saberlo.

-¿De que hablas Falk?

Me miro por unos momentos para luego agachar la cabeza.

-Es Lucy y Paul.

Mis padres, no los había visto desde hace medio año, tal vez para ellos no habrá pasado el tiempo para cuando los volviera a ver, pero para mi si, y los extrañaba demasiado.

-¿Que sucede con ellos?

-Margaret Tilney. Míster George se ha puesto a investigar en los Anales de Londres buscando algo que nos diese indicios del Conde, sin embargo encontró un documento que no se había visto antes, así que creemos es algo que acaba de cambiar en el pasado, se trata de Margaret, llegó a la Logia gritando que tenían que encontrar a sus parientes, no dio sus nombres pero creo que podemos deducir que se trata de tus padres ya que reportó a las autoridades de Lucí, Paul y Lucas Bernhard...

-Espera, ¿Brenhard? ¿Como Míster Bernhard?

-Ahí esta lo curioso de esto, Míster George esta seguro que Margaret se refiere a Lucy y Paul, tus padres, pero...

-Es muy extraño que desaparezcan al igual que Míster Bernhard.

Esto si que era grave, si en verdad "Los señores Bernhard" eran mis... mis padres eso, tal vez, el Conde tuviera que ver con esto...

-Exacto, queremos que tú y Gideon le hagan una visita a Margaret después de estos hechos para que nos pueda despejar todas nuestras dudas, sé que es peligroso pero no podemos seguir perdiendo el tiempo.

¿Con Gideon? Oh, Gideon, lo echaba de menos, hacia tanto que no hablábamos y ni siquiera nos veíamos que creía que jamás le volvería a ver, Leslie decía que estaba igual que siempre, en aspecto, la envidiaba tanto por que ella lo veía al menos una vez al mes cuando Raphael y Gideon se reunían, pero pensar que verlo una vez más se hacia realidad ya no era una idea muy apetecible.

-¿Regresáremos a Londres?

-No. Sólo tu iras, por seguridad es mejor que sólo Gideon y tú sean los únicos que estén allá, aunque de igual manera es arriesgado, de hecho, muy arriesgado, pero no hay otra forma de saber que es lo que esta pasando en el pasado, y de ninguna forma permitiría que solo fuese uno, entre los dos son más fuertes, ya lo han demostrado.

Asentí, comprendía la situación, pero me iba a resultar difícil dejar a mi familia, después de todo, siempre estaba con ellos.

-Bien. Prepara tus cosas salimos mañana a primera hora.


Me encontraba en la cama acostada observando el techo, Caroline a mi lado ya estaba dormida, al igual que Nick en la cama del otro lado, me preguntaba cuando acabaría todo esto, me era imposible ya anhelar una vida más normal como antes la hubiera preferido Grace, lo único que quería ahora era tranquilidad, paz era todo lo que pedía.

Pensaba en todo el tiempo que había pasado con Gideon por lo menos el medio año después de conocernos, el próximo medio año fue llenó de estudios para ambos y al final, bueno el último año a lo único que nos dedicábamos era sobre un tema en específico, El Conde Saint Germain...

-Te llaman, hija-Era Grace desde la puerta con el teléfono en mano. Me dirigí a cogerlo e inmediatamente después le agradecí por el favor de haberlo traído.

-¡¡Cloeh!! ¡¿Es cierto lo que dijo tu prima? ¿Iras a Londres?

Ohh no, era Liz, la nueva amiga de Charlotte y por lo que parecía Charlotte había cometido una gran indiscreción, se supone que iba a ser un secreto.

-Ehh...si...supongo que si...¿Por?

Soltó un chillido tan fuerte que tuve que despegar mi oreja del teléfono para que no causará algún daño permanente.

-Tienes que traer muchos regalos para todos, no tres vallas a olvidar de mi, toma muchas fotos y envíamelas por facebook...

La chica se había emocionado tanto, obviamente no sabía que antes vivíamos ahí, pero, desde que la conocía, sabía que quería ir a conocer mi país.

-No iré de vacaciones Liz, no te puedo prometer nada.

-Esta bien, no te preocupes-Dijo con clara tristeza, su felicidad de había ido.-Adiós.

Colgó.

Así eran todos aquí, no tenía buenos amigos a quienes extrañar en este lugar así que menos me preocupaba regresar a mi hogar, o algo así, realmente buscaba cualquier excusa para no entrar en pánico por regresar.

Como era domingo el aeropuerto esta lleno, había personas caminando por todas partes con sus maletas en mano. Todos se despedían de sus seres queridos, menos nosotros, el vuelo se iba a atrasar una hora, por que iban a revisar que todo estuviera en perfectas condiciones para el despegue ya que hubo retrasos la noche anterior, mientras tanto Falk se había ido con Grace a pasear por los alrededores, Nick y Caroline competían en un juego del iPad de mi hermano, Glenda, Lady Arista y Tía Maddy se había despedido de nosotros en casa y se habían ahorrado el venir a dejarnos, y Charlotte, ella estaba sentada al lado de mis hermanos con el celular en mano.

Yo me sentía fuera de lugar ahí, así que tome mi bolsa de mano y fui a la cafetería del lugar, esa mañana había elapsado al mismo sótano oscuro donde había pasado 2 horas o incluso tres horas de mis días estos últimos meses, no había desayunado y moría de hambre, pedí una hamburguesa y un café para mantenerme despierta, esa noche no pude dormir nada y sólo había dormido el tiempo en el que estuve en el pasado.

Me senté en una mesa y comí lo más rápido que pude cuando Xemerius hizo su entrada con una gran maleta en manos.

¿Alguien le podría decir a este daimon que él no necesita nada para viajar?

-Oh, Xemerius... ¿Que traes en tu maleta?

-Muchas palomas fantasmas que encontré, en Londres no saben tan bien como aquí y yo, como buen daimon gárgola que soy, tenía que llevar una buena ración de estas para sobrevivir.

Puse los ojos en blanco, él no iba a cambiar.

-Venga, vamos, hay que ir a por Falk para subir al avión.-Lo dije lo suficiente alto para que una pequeña niña me oyera, volteo y me miró mal para seguir su camino al lado de su madre.

Me encogí de hombros y seguí mi respectivo camino con Xemerius a mi lado batallando con su maleta, después de todo ya estaba acostumbrada a las malas caras, a nadie le resultaba normal el hecho de que hablara "sola".

Falk y yo nos despedimos para posteriormente subir al avión y en cuanto este alcanzó su altura máxima Falk inmediatamente se quedó dormido al igual que Xemerius, por mi parte estaba muy emocionada y nerviosa por ver a Gideon, aunque no fuese a ser lo mismo de hace unos años le quería ver, le extrañaba tanto, le amaba tanto que no pude evitar sentir las mariposas en el estomago que marcaban mi entusiasmo y nerviosismo, fue una suerte que no vomitara.
El viaje fue muy largo, pero Falk durmió todo el tiempo hasta que comenzamos a descender, al parecer había realizado tanto este viaje que ya estaba acostumbrado.
Aterrizamos sin problemas, algo que agradecía mucho, y fuera del aeropuerto ya nos esperaba la limusina que tanto había extrañado, se sentía diferente estar aquí de nuevo, era como respirar otro aire, ver este lugar de nuevo me sacó una sonrisa así que me subí a la limusina dando pequeños saltos ignorando los comentarios de Xemerius.

-Te quedarás en mi casa el tiempo que estés aquí, sería muy arriesgado dejarte sola.

Asentí, Falk no dejaba de repetir "arriesgado" o "peligroso" en todo el tiempo en que abría la boca y eso me ponía los pelos de punta pero yo sólo traía una cosa en mente.

Hoy vería a Gideon.

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora