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Cuando entramos al edificio todos estábamos notablemente cansados, ya eran poco más de las 3 de la madrugada y lo único que queríamos era dormir un poco antes de que vinieran a buscarnos y se crearán más conflictos.

-¿Saben donde esconderlo?- Preguntó Raphael cuando entramos al apartamento, el cual lucia completamente igual a cómo lo estaba la última vez que estuve aquí solo que claramente más limpio y organizado.

-¡Yo tengo una idea!- Grito Leslie saliendo de la habitación de Raphael con una pequeña gatita blanca en sus brazos.- El primer lugar donde van a buscar es aquí, obvio, dejarlo aquí va a ser muy arriesgado considerando que van a venir a buscarlo hasta por debajo de las piedras, así que he pensado que podrían guardarlo en el apartamento de arriba, escuche que Mister Singer fue de vacaciones con su familia y regresan hasta fin de mes.

Quizá le hacía falta dormir, no podíamos irrumpir en una casa ajena, ¿Que pasaría si por un descuido perdíamos aquel aparato? No podíamos regresar con la cola entre las patas por que fuimos lo suficientemente estúpidos como para perder el cronógrafo.

-Tienes que estar bromeando.- Suspiró Raphael mientras se dejaba caer en el sofá.- Es la peor idea que has tenido y eso que últimamente tienes demasiadas.

-Podría funcionar, ¿Pero estás segura de que no habrá nadie?- Dijo Gideon después de soltar un pequeño bostezo que no pudo disimular y Leslie asintió.- Entonces solo debo trepar por el balcón y podría dejarlo entre las plantas, me parece una buena idea en realidad.

Gideon emitió otro bostezo y se sentó al lado de su hermano el cual parecía estar molesto, pero no con nosotros si no con Leslie, había notado que evitaba mirarla y lo entendía, supongo que no le había agradado que su novia estuviera confabulando con su madre a sus espaldas.

-¿Estas seguro?- Le pregunto Raphael y Gideon asintió.- Entonces vamos, ayúdame, yo lo hago pero no podré trepar solo.

No opine nada, la verdad es que apenas podía mantenerme en pie, estaba cansada y no había comido nada desde hace demasiadas horas, no se como Gideon aún guardaba un poco de energía si nos encontrábamos prácticamente en las mismas condiciones.

Gideon y Raphael se pararon y se dirigieron a la habitación de Raphael con el cronógrafo en manos, supuse que no necesitarían nuestra ayuda y me dirigí a la pequeña cocina con Leslie detrás de mi. Abrí el refrigerador y sorprendentemente estaba lleno, tome un bote de leche y me serví sentándome un banco cerca de la barra, la muñeca me volvió a doler con el movimiento pero gracias a Dios la leche no estaba caducada, ya era algo.

-¿Te preparó un sándwich?- Preguntó después de dejar a la gatita en el suelo.- Supongo que deben estar muriendo de hambre y sueño.

-Si, por favor.- Solté un bostezo y me recosté sobre la barra deseando que fuera una almohada.- No estoy hecha para esta clase de aventuras nocturnas, son agotadoras.

Se rio un poco y después de lavarse las manos preparo suficientes sándwiches para los cuatro y nos hizo un poco de licuado de fresa que sabía mucho mejor que la leche sola, después nos dispusimos a esperar a los chicos para poder cenar con ellos.

-¿Cómo fue la comida con Harry?- Preguntó Leslie tomando asiento frente a mi.

-Tensa, sobre todo para Gideon, pero confío en que realmente pueden ser la ayuda que necesitamos ahora.- Encogí mis hombros.- Quien sabe.

-¿Estas enojada porque les he estado ayudando?- Hizo una mueca con la boca y no me miro a la cara, si no que enfoco su vista al suelo evitando mis ojos.- Yo solo quiero que esto termine y salgan bien librados y, bueno, con Falk no aceptan nuestras opiniones y no podía quedarme con los brazos cruzados cuando descubrí una profecía escondida, ellos solo me dijeron que dejara de imaginar tantas cosas.

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora