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Me dolía todo el cuerpo y lo único que pensaba era: Maldito Conde Saint Germain.

Escuchaba el típico sonido de los aparatos de los hospitales y eso fue lo que hizo despertar, me encontraba rodeada del color blanco y azul, mas específicamente, estaba en una habitación de hospital.

No sabia como había llegado ahí, ¿Gracias al Conde? Seguro que no, era un maldito.

-Que bueno que has despertado-Me sonrió un joven que se encontraba sentado en una de las sillas que había en aquel lugar.

Era un chico que aparentaba unos 20 años, era alto, mas de 1.80 metros seguro, su cabello era de un color castaño oscuro y sus ojos resaltaban con un color azul hipnotizante a través de sus largas pestañas, me miraba con preocupación marcada en su rostro lo que hizo ponerme un poco nerviosa.

Le mire confundida, no sabia quien era ni como había llegado aquí, sumándole el hecho de que estaba terriblemente preocupada por todo lo que el Conde me había dicho, estaba consternada y sin ánimos de ser amable con la persona que estaba frente a mi...

-¿Quien eres?-Le pregunte bruscamente.

Me incorpore un poco sobre aquella incomoda cama, el dolor en el cuerpo disminuía poco a poco, lo agradecía internamente, quería salir de ahí inmediatamente, así que comencé a quitarme los tubos que tenia sobre mi cuerpo, hasta que la mano de aquel chico me detuvo.

-¿Que se supone que estas haciendo?-Me reclamo con un toque de enojo en su voz y volviendo a poner los tubos en su lugar.-Debes quedarte aquí.

-Estoy en perfectas condiciones, no se quien eres, pero no tienes derecho a obligarme a quedarme aquí.-Dije tomando sus manos alejándolas de mi y volví a quitarme los tubos, esta vez no me detuvo pero me observaba con el ceño fruncido.

Me apresure en mis movimientos deseando que los vigilantes ya hubieran dado conmigo y hayan sido ellos los que me trajeran a el hospital, quizá aquel chico era alguien de la logia, tenia que decirles acerca de los planes del Conde, debía hablar con Falk.

-Soy Steve-Dijo llamando mi atención-Ten encontré tirada en la carrera y te traje ya que estabas inconsciente...

-¿Quieres decir que nadie de la logia sabe que estoy aquí ?-Me quise golpear internamente la cabeza, no conocía ese chico y yo ya había hablado de más.

Me miro confundido respondiendo a mi pregunta, la logia aún no daba con mi paradero.

-Lo siento, estoy un poco nerviosa y debo decirle a mi... tío que estoy bien.-Trate de arreglar un poco lo anterior sonriéndole un poco.

La sonrisa se me borro del rostro en cuanto recordé lo que el Conde había dicho.

-¿Quieres llamarle?-Dijo sacando un celular de su bolsillo-Podría prestarte mi teléfono mientras voy por la doctora para que autorice tu salida, no será gran problema dijo que no había sido nada grave y que te recuperabas con facilidad.

Cogí el teléfono que me tendía y asentí, segundos después salio por la puerta de la habitación.

Pude respirar un poco mas tranquila, no había sido nada grave, seguro todos estarían bien. Encendí el celular de Steve el cual marcaba las 5:30 am, llevaba casi un día fuera, suspire y cuando estaba apunto de escribir los dígitos me di cuenta de que no sabia el numero de Falk o de nadie mas, solamente el mío, eso no podía ser bueno.

Decidí marcarlo, seguramente alguien lo cogería, ya que lo había dejado en la habitación, además, Leslie y Raphael estarían rondando por ahí ya que no salían de esa casa. Sonó una vez y la voz de una mujer se hizo escuchar...

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora