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-¿Todo bien?-Me pregunto Falk en cuanto estuve a su vista.

No, nada va bien, quise decirle pero no podía. Asentí y Gideon me tomo de la mano para dirigirnos hacia la parte de arriba.

Eran tan extraños todos esos sentimientos que sentía con ese ligero toque entre nosotros, eso era lo que Gideon provocaba en mi, le amaba con todo mi corazón y por ello sentía un terrible miedo por él, aunque realmente no debería temer, después de todo soy yo la que muere por él no al revés. Era increíble que a pesar de alejarnos yo solo me había enamorado más de él, la distancia solo me había enseñado a valorar más los pequeños momentos que vivimos juntos y a atesorarlos en mi mente pensando en que jamás volverán a ser realidad.

Camine a su lado siguiéndole el paso, llegamos a la sala de Falk, ahí nos esperaba Grace y Mister George sentados en uno de los cómodos sillones que ahí había. Grace se levanto inmediatamente en cuanto me vio, se dirigió a mi y nuevamente me abrazo haciendo que el contacto que tenia con Gideon se rompiera. Segundos después se aparto, pero tenia los ojos llenos de lagrimas que aún no caían por sus mejillas.

-Supongo que quieren hablar de lo ocurrido-Dije despreocupada, Falk asintió lentamente acercándose y tomando de la cintura a Grace dándole un pequeño beso en la sien.

-Vamos cariño, en un momento podrás hablar con ella.-Le dijo tiernamente, ella asintió y sin replicar salió por la puerta que se dirigía a la cocina.

Falk y Gideon tomaron asiento frente a nosotros, ambos estaban bastantes serios y Mister George era el único que me dedicaba un pequeña sonrisa de lado, él siempre ha sido muy bueno conmigo y siempre que estaba cerca me reconfortaba.

-¿Qué te ha dicho?-Pregunto Falk en un tono duro pero sus ojos delataban su preocupación.

Suspire sonoramente pareciendo cansada y preguntándome donde se había metido Xemerius, tenia mucho tiempo que no le veía, me urgía que me pusiera al corriente con lo ocurrido en mi ausencia.

-Realmente no mucho, estuve inconsciente la mayor parte del tiempo.-Dije cruzándome de brazos y recargándome completamente en el respaldo del sillón. -Pero dijo que había más profecías... o al menos eso me dio a entender, creo que es posible después de todo les oculto demasiado en todos estos años.

-Imposible, no nos pudo haber ocultado demasiadas-Di un pequeño salto sobresaltada al escuchar la voz de Doctor White.

Se encontraba detrás de mi recargado en la pared del ancho pasillo que daba al recibidor, por lo que tuve que girarme a verlo, lucia cansado lo que hacia que se notara más su edad, vestía un traje negro, pero a diferencia de hacia dos años traía puesta una corbata de color azul cielo.

Después de haber encerrado al Conde, Robert había quedado muy afectado por casi ver morir a su padre por lo que siempre que estaba a solas con el Doctor White le hablaba a ese pequeño niño tratando de calmarlo y le ayudaba comunicarse con su padre a través de mi, nadie lo sabia más que nosotros y Xemerius, no queríamos que nos creyesen locos o hicieran algún pequeño escándalo por que eso podría causar un daño emocional en el Doctor y no me dejarían tranquila los vigilantes. Esa era la razón por la cual ya no la pasaba tan triste el Doctor, ahora incluso comenzaba a salir con Mistress Jenkins, por muy raro que sonaba eso, ella se había divorciado de su marido cuando él descubrió que donde trabajaba realmente no era un buffet de abogados como él había creído, si no que más bien se trataba de una logia secreta, el hombre dejo a Mistress Jenkins pensando que estaba loca cuando le contó acerca de los viajeros en el tiempo y estuvo a punto de mandarla a un manicomio...

-Si les pudo ocultar el verdadero propósito de la Logia sin que ustedes se lo imaginaran, claro que le es mas fácil ocultar un par de papeles-Dije acomodándome en el sillón.

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora