11

512 23 1
                                    

Seguí intentando abrir la puerta con más insistencia, mientras de mis ojos caían lagrimas, tenia mucho miedo, él estaba aquí a mi lado...

-Niña tonta ¿Acaso no te das cuenta de que no podrás abrir?-Hablo con su voz tan gruesa y malvada que me provoco escalofríos por todo mi cuerpo-Tranquila, no te haré daño... No ahora.

Lo mire con odio y miedo a la vez, su voz sonaba amenazante y me ponía cada vez mas nerviosa, solo deseaba que esto fuera otro sueño y el en realidad no estuviera aquí, quería regresar con Madame Rossini, saber como se encontraba... saber si estaba viva, no quería estar aquí con el Conde frente a mi.

-Esto no es un sueño, creí que seria mejor que habláramos tranquilamente en persona, saber si haz pensado en sacrificarte antes de que alguien más cargue con las consecuencias.-Me miro con lastima, como cuando miraba a los alumnos que reprobaban su materia en Saint Lenox, de una manera claramente hipócrita.-En cuanto a Madame Rossini estará bien, no la iba a matar, solo necesitaba una distracción que los mantuviera un poco ocupados.

Solté un suspiro, al menos Madame Rossini seguía viva.

-¿Cómo sabia que yo la iría a buscar?, ¿Cómo sabia donde...?-No me dejo terminar, soltó otra sonora carcajada, estaba claro que él se estaba burlando de mi, no me importo en esos momentos, tenia que aguantarme el miedo y preguntarle acerca sobre todas las dudas que tenia, quizás y me respondería algunas...

-Mi querido Rubí, desde que estabas en New York...

Oh, mierda, él sabia donde estábamos, la Logia no había hecho bien su trabajo en ocultarnos si él lo sabia. Trate de ignorar la terrible sensación de terror que nacía dentro de mi, el Conde era demasiado inteligente, eso lo sabía perfectamente, pero creí que la Logia por primera vez lo superaría, claramente me equivoque, si en tantos años no lo descubrieron ¿que era lo que podía esperar ahora?. Finalmente pensé en que yo había tenido razón, el Conde siempre nos encontraría.

-Gracias por lo de inteligente...-Maldito, había leído mis pensamientos-Como decía, durante tu estancia en esa caótica ciudad tuve tiempo de retomar mi gran arte, y ahora querida lamento informarte que estas a mi merced, pero tranquila, sin presiones, no tengo prisa por asistir a tú funeral. No te diré mis secretos, pero de lo que si puedes estar segura es de que te quiero ver destruida, destruiste mi logia, mi imagen y eso es algo que vas a pagar muy caro. -Dijo mostrando una gran sonrisa tenebrosa.-¿Recuerdas el maravilloso poder de la esmeralda?, me han dado tiempo de perfeccionarlo y no importa a donde vayas, ahora quizá pueda leer ese cerebro hueco todo el tiempo, podría hacerte ver y sentir lo que se me plazca.

No me sentía demasiado sorprendida, después de todo ya había presenciado su gran poder.

-¿Recuerdas aquella visión?, claro que si, bueno yo lo provoque. Puede que no lo entiendas, es muy complicado para una niñata como tú.

Si lo entiendo, no soy tan estúpida, sabía que había sido él.

-Lo vamos a detener, si ya antes pudimos destruirlo lo volveremos a hacer.-Pronuncie antes de que él riera de nuevo.

No respondió, se mantuvo en silencio unos segundos hasta que sonó su celular, saco su iPhone de su bolsillo para contestar la llamada entrante, claro, él se podía dar lujos y yo sufriendo con mi celular de mas de 2 años de antigüedad que ni siquiera logra cargar...

No se escuchaban palabras salir de su boca, él no respondía solo escuchaba con atención. Trate de mirar por la ventana que tenia los vidrios oscurecidos, no podía ver nada, solo sentía como el auto avanzaba rápidamente hacia un destino del que no tenia idea cual era.

-Necesito mas tiempo, impide que nos rastreen.-Después colgó la llamada y se dirigió a mi-Ya se han dado cuenta de con quien estas...-Dijo con una sonrisa en el rostro.-Apuesto a que el joven diamante debe estar volviéndose loco sabiendo que estas conmigo.

Realmente aborrecía a esta persona, al parecer lo tenia todo planeado, no mostraba ningún rastro de inseguridad, era repugnante.

-No nos van a encontrar, querida.

-No quiero que nos encuentren, desearía que ya no estuvieran involucrados en esto.-Solté sin pensar dos veces en lo que había dicho.

Mi miedo comenzaba desaparecer, sentía que si yo estaba con él no podría hacerle daño a nadie, y pensaba que tal vez podría ayudarme hablar con él para encontrar como derrotarlo, encontrar su debilidad, todos teníamos una... Por ejemplo al ya no ser inmortal ahora mismo podría clavarle una daga al corazón y jamás volvería a molestar, era una lástima que no estuviera armada.

-No existe forma de "derrotarme", niña, ¿No estas consiente de eso? Todo esta planeado, cada fallo esta contemplado, no existe forma de detenerme a menos de que tu mueras antes de lo esperado, lo cual seria realmente una lastima, le quitarías lo divertido y emocionante...

Odiaba el hecho de que podía leer pensamientos, odiaba que se sintiera tan seguro, odiaba que todo dependiera de mi decisión...de mi vida, odiaba que hubiera tantas vidas en peligro por intentar salvar la mía, eso era realmente injusto.

-¿Enserió quieres arriesgar tanto en vez de acabar con esto de una vez?

Lo mire tratando de transmitirle todo mi odio, trataba de manipularme, pero no me rendiría aún, debía existir alguna pequeña posibilidad de que lo pudiésemos derrotar, de encerrarlo de nuevo...

-Niña, mientras ellos te sigan amando y protegiendo solo estarán cavando su tumba poco a poco, te recomiendo que te desapegues a fin de cuentas solo pierden su tiempo, mejor evítales el dolor de tú inminente muerte.

-Quiero saber que ha sido de mi hermano y mis padres-Hable fuerte y segura mirando a los ojos de mi, antes, profesor de Historia e Ingles.

Me observo por unos momentos, después sentí un agudo dolor de cabeza mientras escuchaba su risa y entonces caí inconsciente.



Estaba con un vestido rojo rubí hasta la rodillas, era cómodo y se ajustaba a mi cuerpo, me encontraba en alguna especie de calabozo, di un par de vueltas por le lugar desconcertada, no sabia en donde me encontraba, pero tenia algo claro, era obra del Conde.

El lugar no perecía de la época en la que vivía, era un calabozo como los que pasaban en las películas antiguas paredes de piedras oscuras, con antorchas en las paredes que iluminaban un poco el lugar, había varias celdas vacías y abiertas con cadenas tiradas en cada una de estas, se veía tenebroso, y yo solo pensaba en que quería salir de ese lugar y me aterraba la idea de que en cualquier momento pudiese salir una araña o una rata, pero no encontraba alguna salida.

-Miss Gwendolyn-Dijo con voz débil, me quede parada observándolo, estaba encadenado de las manos, colgando del techo de una de las celdas que se encontraban abiertas, sus ropas estaban rasgadas y llenas de sangre seca, tenia un golpe en la cabeza del cual salía mas sangre.

Me tape la boca con la mano, pequeñas lagrimas caían por mis mejillas, él era otra persona que no merecía encontrarse en esta situación...

Me acerque a él con la intención de liberarlo, mis manos temblaban al hacerlo y las lagrimas caían cada vez mas, era la primera vez que lo veía como lo que realmente es, mi hermano y él... él se encontraba en este estado por mi culpa, sentía una terrible sensación de culpabilidad en el pecho que me costaba trabajo respirar.

Logre desatar sus manos y el cayo desplomado en el suelo, me agache junto a él para ayudarlo a salir de aquí pero no tenia las fuerzas suficientes para sujetarlo.

En un parpadeo todo se volvió negro, mi hermano ya no estaba y yo ya no me encontraba en aquel calabozo, todo estaba completamente negro y basto con otro parpadeo para despertar en un calabozo muy parecido al anterior, pero no era el mismo, lo supe en el momento en el vi de donde provenían las luces, ya había focos en este nuevo calabozo, y sus paredes no eran negras, eran de un tono mas café, las celdas eran mas pequeñas pero en ellas también había cadenas...

Mis manos estaban manchadas de sangre, la sangre de mi hermano, trate de ignorarlas y tomando una respiración profunda camine por el lugar, de pronto estaba agotada, pero seguí, tal vez podría encontrar algo...

-Gwendolyn...-Escuche la voz apagada de Paul a mis espaldas, estaba tirado en el suelo junto a un gran charco de sangre y con Lucy en su regazo inconsciente, me intente acercar a ellos pero se difuminaron ante mis ojos aterrorizados.

Después de eso caí en un profundo sueño.

-Puede ser real o no, el tiempo lo dirá.- Escuche decir a lo lejos.

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora