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-¿Están diciendo que a final de cuentas lo de la salvación de la humanidad puede ser posible? ¿Enserio aún creen eso?- Pregunto Gideon que que había puesto de pie notablemente exasperado.

Durante los últimos minutos ¿o horas? Mister George, el doctor White, Harry e inclusive Leslie no había dejado de parlotear sobre varios escritos que habían descubierto entre varios papeles que fueron robados por la Alianza Florentina al Conde, al parecer solo le habían a Paul una pequeña muestra de todo lo robado. Resumiendo un poco en varios escritos encontrados se encontraban diversas notas escritas por el mismísimo conde acerca de lo que haría en su inmortalidad y vaya que sus planes lucían completamente superficiales, la única aspiración del hombre era convertirse en el ser más inteligente sobre la tierra, quería ser quien lo viviera todo y lo supiera todo para que llegado el momento (según los escritos esto sería después de una supuesta cuarta guerra mundial de la cual parecía estar seguro incluso de la fecha en que sucedería) pudiera ser el gobernante ideal proclamándose como rey no solo de Inglaterra si no de todo el continente eso si no lograba caer en la gracia de todo el mundo. Según aquellas hojas viejas que nos había sido mostradas y explicadas el conde busca con eso absoluto control de todo y de todos, era por eso que la Alianza Florentina quería su cabeza y, si uno de sus líderes no me hubiera clavado la espada en mi pecho, con gusto me uniría en su misión. Xemerius quien no había tardado en unirse a la reunión no paraba de gritar <<Sabía que no podía buscar ser un simple vampiro>> <<Soy un genio, ya me lo había pensado>>.

Sin embargo, eso no era lo único que tenían que contarnos por supuesto también se encontraban en posesión de ciertos escritos sobre algunos experimentos que había realizado en su antiguo laboratorio de alquimia y naturalmente no tenían nada que ver con crear oro, claro que no, él no era el típico alquimista. En estos se leía claramente como intento crear el mismo la piedra filosofal con la ayuda de Rakoczy fallando terriblemente, también venían casi como una receta sus diferentes intentos de encontrar una poción para liberarse de los saltos incontrolados, lo cual me hizo dudar sobre si realmente los saltos cesaron al término de su vida natural como él me había dicho en su momento.

Sin embargo lo que más atrapó mi atención y al parecer también la de Gideon fue aquella en la que él conde escribió muy ambiguamente que era posible encontrar aquella sustancia maravillosa que libraría a la humanidad de todos sus males... pero era algo que el conde no tenía contemplado en sus planes pues eso implicaba un precio que él no estaba dispuesto a pagar. ¿Que sería aquello a lo que el conde no renunciaría?

La cabeza estaba por estallarme, era demasiada información para tan solo un día. Me sería imposible lograr retener todos esos datos.

-Todo tiene un precio pero si, quizá no era el objetivo del conde o la logia pero si es posible y ahora es de lo que Thomas y yo nos encargamos de investigar personalmente.- Dijo el ¿abuelo? Harry.

-¿Quien más está enterado de todo esto?- Pregunto Gideon a la defensiva.

Raphael como si hubiera recibido una orden por parte de Gideon comenzó a dar vueltas por todo el lugar examinándolo detenidamente buscando... no se que buscaba en realidad.

-Naturalmente los presentes, tres viejos amigos de confianza que se encargan de nuestra seguridad, mi hermana Grace (lo cierto es que fue de ella quien tuvo la idea de indagar en esto fuera de la logia), monsieur Bertelin (nuestro más grande patrocinador), Giordano (es demasiado listo como para dejarlo fuera) y gracias a la indiscreción de Selina supongo que Mistress Jenkins y Madame Rossini deben tener alguna idea de que va esto, esa mujer cree que entre más rostros conocidos mejor para ustedes... mi esposa y mi hijo, nadie más.- Dijo rápidamente Harry.

-Lo cierto es que queremos dejar esto entre la menor cantidad de personas, así existen menos probabilidades de exista algún traidor entre nosotros.- Dijo el doctor White con la misma desconfianza de siempre.- Es una lección que ya hemos aprendido.

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora