Capítulo 2. Allá vamos.
- ¡Aaaahhhh! - escucho por la mañana estando todavía dormida, haciendo que me despierte y reincorpore asustada con los músculos agarrotados, mirando alrededor empapada de sudor. Acababa de tener una pesadilla con respecto a lo que me pasó con lo que traumatizó y sumando el grito que escuché, ya os podéis imaginar cómo estaba yo de asustada.Después de buscar de dónde procedía el grito, descubro cómo Anahí estaba colgada boca abajo desde la litera de Angie, riendo. El grito seguramente habrá sido el que habrá pegado al quedarse boca abajo. Iba a ser un año muy largo si iba a ser parecido a ahora. Miro mal a mis compañeras de habitación y me vuelvo a tumbar en mi cama cubriendo mis ojos con uno de mis brazos, intentando relajarme.
Anahí debió de suponer qué me pasaba, ya que sentí cómo alguien se sentaba en mi cama al lado mía y me empezaba a acariciar la barriga. Sólo mi amiga me hacía eso.
- Lo siento, en serio. No quisimos asustarte, tan sólo nos despertamos hace un poco y no sé cómo acabamos así. - se disculpa Anahí sin dejar de acariciarme la barriga.
- Tranquila, tu grito sólo se sumó a la pesadilla. Me iba a despertar así igualmente. - le tranquilizo quitándome el brazo de la cara y esbozando un intento de sonrisa en mis labios.
- Aun así, lo siento. - insiste.
- ¿Qué pasó? - pregunta Lacie, insegura, sentándose en mi cama junto a su hermana.
- ¿Daniela, estás bien? - inquiere Angie, igual de insegura que su hermana.
Anahí y yo nos miramos. Anahí me pregunta con la mirada si pensaba contárselo, a lo que yo asiento con la cabeza.
- Sí, chicas estoy bien. Me desperté así por una pesadilla. Me recuperaré. Siempre me recupero. - les respondo a las chicas, a lo que ellas se miran entre sí. No entendían nada.
- Miren, chicas, he de contarles algo. Anahí lo sabe. Por aquel entonces ya eramos mejores amigas. Hará un par de años un hombre me intentó violar y asesinar con un cuchillo en mi propia casa una noche, pero ese hombre no contaba con que me defendería. Se contaban muchas leyendas del hombre aquel. Era Jefferson Gutierrez. Aquella noche me cortó en la barriga con el cuchillo cuando yo intentaba defenderme de él, pero por suerte no fue más que unos pequeños dolores y una herida. Hoy día, los dolores ya se fueron, y la herida cicatrizada junto a las pesadillas y al recuerdo de aquella noche, me recuerdan a lo que pasó ya hace años.
Tanto Angie como Lacie estaba boquiabiertas por mi historia y por la explicación que les di de mi despertar.
- Y, ahora, puedes hablar de ese tío y de eso con normalidad y todo eso o... - pregunta Lacie, después de recuperarse de la sorpresa.
- ¿Qué quieres saber? - pregunto yo de vuelta, dándole una respuesta afirmativa a la suya.
- Pues... Lo que puedas contar ahora mismo. - contesta.
Les relato un poco más de la historia, sin entrar en demsaidos detalles, ya que nos acabábamos de conocer y tampoco las quería traumar tan pronto con mi historia. Ellas escucharon con atención todo, sin interrumpirme, mientras Anahí recoge la habitación y se ducha. Cuando acabo nos quedaba como tres cuartos de hora para que abran las aulas para que los alumnos podamos ensayar.
Guardo un tiempo de silencio para que Angie y Lace procesen la información. Cuando veo que más o menos han asimilado todo les dijo:
- No necesito que sientan lástima o pena por mí, he aprendido a vivir con ello, el único problemilla que hay es el de las pesadillas, pero espero que no molesten más que un par de veces en todo el curso.

ESTÁS LEYENDO
El boxeador y la bailarina... ¿boxeadora?
Romance¿Él? Arrogante, sexy, caliente, mujeriego, creído, misterioso, temido, boxeador y el mismísimo diablo. ¿Ella? Sincera, divertida, alegre, buena persona, malhumorada, temida, bailarina, violinista y un ángel y diablo en la misma persona. Ambo...