Capítulo 8. Besos

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Capítulo 8. Besos
Hay que ver con este niño. Entramos al restaurante e inmediatamente siento en mí las miradas de la mirada de la gran mayoría de la gente que había en el restaurante. Instintivamente, me agarro al brazo de Demon, quien apoya una mano sobre las mías mientras nos dirigimos a la camarera.
- Supongo que ustedes son los señores Crawford, ¿no? - nos dice, mirándonos a ambos.
Yo pego un ligero bote y miro al boxeador que tengo al lado. ¿De dónde sacaba este niño sus ideas?
-Sí, ella es mi esposa. - responde Demon, para sonreírme luego a mí.
Decidido. Después le hago un interrogatorio que se va a enterar de mí.
- Pero no llevan alianza alguna - rebate ella.
- Es que no nos hemos habituado a llevarlas - contesto yo, con una mirada de advertencia, por lo que ella se encoje de hombros y nos guía hasta nuestra mesa.
Allí, Demon aparta la silla para que me pueda sentar yo más cómodamente. Cuando yo ya estoy sentada, Demon se sienta, la camarera nos da los menús y se va.
Mirando la carta, me doy cuenta de que los platos eran algo más caros de lo habitual.
- Demon - le llamo, recibiendo por su parte un "Dime, Dani." - Los platos son algo caros aquí, ¿no?
Él alza la vista de su menú y me mira intensamente, con esos ojos marrones que tanto me gustan y hacen que pierda la noción del lugar y del tiempo.
- No te preocupes por el dinero. Pago yo y no tengo ningún problema con eso. ¿Vale?
- Y otra cosita más - añado, haciendo que él enarque una ceja. - Me siento un tanto incomoda.
Él frunce el ceño y mira a los lados. La gente apartaba la vista nada más ver que Demon los miraba.
Se gira hacia la camarera y la llama.
- Me gustaría que le hiciese llegar al propietario una queja del mismísimo Diablo y su pareja - le dice a la chica, ganadose una mirada de nuestra parte, ambas extrañadas. - La gente que recibe de clientela es una cotilla y una chismosa.
Dicho esto, me cogió de la mano y nos marchamos del restaurante.
- Lo siento, lo siento, lo siento. - me susurra al oído y abrazándome por la espalda junto al coche. - Tan solo quería que tuviéramos una buena velada y tú te lo pasaras bien.
Yo me giro y sujeto su cara entre mis manos.
- Tranquilo, ¿vale? No pasa nada. Podemos ir a otro lugar. Me vale cualquier otro lugar. Mientras que sea contigo, me da igual donde.
A él se le iluminan los ojos y de pronto me besa. Me besó apasionada y dulcemente. Le sigo el beso y nos separamos por la falta de aire, lo que me pareció algo innecesario en aquellos momentos. Tenía ganas de más, de volver a sentir sus labios sobre los míos, como si no hubiese mañana.
Demon me estaba sujetando la cara con ambas manos, mirándonos a los ojos los dos. Nos quedamos así unos instantes, me da un beso en la frente, me coge de la mano y me lleva casi a rastras hasta el coche.
Empieza a conducir, internandose en plena ciudad y aparca a los diez minutos.
Abro los ojos cuando veo dónde me ha traído.
- ¿Mc'Donalds? - pregunto.
Demon, que me miraba divertido, suelta una carcajada.
- Jeff siempre está echandonos la bronca a mi hermano y a mí para que dejemos de comer aquí. Dice que algún día tendremos tanta grasa que no conseguiremos mantenerla haciendo ejercicio. Ni con todo el que hacemos ahora. Pensé que te gustaría el Mc'Donalds así que aquí estamos. ¿Acerté?
Lo miro sorprendida. Ese chiquillo no se va a quedar gordo ni en su mejores sueños con lo cuadrado que está. ¡La que se pondrá gorda soy yo! Con las ganas que me dan a veces de comerme los tatuajes que tiene por todo el cuerpo con papas. ¡Ñam! Me sorprendió también que pensara que me podía gustar el Mc'Donalds. ¡Sí me encanta!
- Estás mal de la cabeza si piensas que solo me gusta el Mc'Donalds. - le respondo señalandole con un dedo. - Y estás tardando en mover el culo de ahí si quieres una hamburguesa porque no pienso esperar por nadie, te lo dijo ya.
Ambos nos bajamos, aun él riéndose de lo que acababa de decir yo.
Corremos hasta el restaurante y nos ponemos en la cola.
Al final sí que salió bien.

Antes que nada, les pido disculpas por no haber publicado antes. He empezado el instituto y he estado liada. No voy a poder publicar muy seguido por lo ya he dicho antes. Les vuelvo a pedir disculpas.
Nos escribimos.

El boxeador y la bailarina... ¿boxeadora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora