Capítulo 26. A ver cómo acabo hoy el día.
Capítulo dedicado a EDWonderland ;)
La camarera nos trago las bebidas a los pocos instantes. Me quedo preocupada y miro ceñuda a mi novio.
- ¿A qué te refieres, Demon? Claro que seremos buenos padres - le contesto, nada más irse la mujer -. Además, estarán Charlie, Vero, Anahí, Jonathan,...
- ¿Jonathan? ¿Jonathan Santana? ¿El Canario? - inquiere un chico menudo, extrañado - ¿Lo conocéis?
Demon y yo nos miramos.
- Claro que lo conocemos - responde Demon - Es el hermano de mi cuñada.
- Y de mi mejor amiga.
- Ah, vale.
Y el muchacho sigue de largo. Demon y yo compartimos una mirada cómplice.
- Espera - salto de mi silla, en pos del chico, haciendo que se gire unos metros más adelante de mí - ¿De qué lo conoces?
- Ah, de nada. Me pasó unas sustancias.
- ¿Estás seguro?
- Al cien por cien seguro. Hasta tengo su número - me enseña el número de Jonathan, abro mucho los ojos, consiguiendo una sonrisa ladeada del chico ya que daba por hecho que le creía y se va.
Vuelvo a mi silla un poco chocada por las palabras del joven.
- Me pasó unas sustancias - le repito las misma palabras, esta vez, en español, a Demon.
- Suena a... - se detiene Demon, justo antes de decir drogas, debido a la presencia de mi hermano al lado nuestro, con la misma cara que yo.
- Es verdad. Qué extraño.
- Estoy hay que contárselo a los chicos, pero,... El problema es que no tendría que estar delante Jona. Al menos, de momento.
Nos traen la comida y comemos hablando de otros temas.
...
- ¿Joni? - pregunto, mirando a los lados, buscando al chico con la mirada.
- Está arriba, durmiendo. ¿Por? - contesta César, desde el salón.
Allí estaban todos los chicos viendo el comienzo de una película.
- ¿Y mis padres? - vuelvo a inquirir algo más bajo, recibiendo como respuesta un dedo señalando hacia arriba, así que me giro hacia Samuel - Samu, amor, sube arriba y enséñale lo que compramos a papi y a mami, ¿vale?
Al desaparecer Samu por las escaleras, me dirijo hacia unos de los sillones donde ya me esperaba Demon; me siento encima suya.
- Puede que Jonathan trafique con drogas - suelta Demon de pronto, sin apenas tacto alguno.
- Nos encontramos con un chico que nos escuchó nombrar a Jonathan, nos preguntó si los conocíamos y le respondimos que sí. Él nos contó que Joni le había "pasado" unas sustancias, por así decirlo. Hasta me enseñó su número. Era verdad que lo tenía - explico media ausente.
- ¿Estáis seguros? - nos pregunta César, un poco extrañado.
- Del todo - le asegura Demon.
- ¿Y estáis seguros de que eran drogas? - inquiere Anahí, un tanto asustada.
- Anahí, mi vida, el chiquillo dijo textualmente: "Él me pasó unas sustancias" y no creo que sean esteroides. ¡Pues claro que estamos seguros que eran drogas! - exclamo, ya exasperada.
- ¡Daniiii! - nos detiene Samuel, mientras bajaba por las escaleras con mis padres detrás.
- Samu nos enseñó lo que compraron, incluyendo el osito que te compró Demon - me dice mi madre de la mano de mi padre, pero notó que todos nos quedamos incómodos, así que curiosea un poco - ¿Ha pasado algo?
Todos nos miramos y yo les hago un gesto, señalando a mi hermano.
- Samu, vete a la cocina a ver si hay algo fresquito, anda - le pide mi padre a Samuel.
- ¿Por qué nunca puedo escuchar las conversaciones de los mayores? - se queja el enano, a la par que entraba a la cocina, con gesto de enfado, haciendo que nos ríamos.
- Demon y yo creemos que Jonathan trafica con drogas - les susurro a mis padres.
- ¿Estáis seguros? - nos interroga mi padre, con precariedad.
- Al cien por cien - respondemos a la vez y Demon continua - Nos lo confirmó un chico.
Entonces, llega Samu y no podemos continuar.
Vimos un maratón de Blue Blood y Harry Potter, con Helena, Fred, los padres de Jona y Anahí y el propio Jonathan, quienes se nos sumaron poco a poco, hasta las doce o una de la noche y sólo entonces nos fuimos a dormir.
Al poco, tuve un ratito a solas con los padres de los gemelos, se lo comento, asegurándoles que tan sólo podían ser suposiciones y que no se preocupen, mientras que Demon se lo contaba a sus padres.
- Siéntate en la cama, Demon, porfa - le pido, mientras entramos en la buhardilla, a la vez que voy a buscar su regalo de Navidad al baúl.
La alcoba es el único lugar que no hemos "invadido" todavía. Tanto el suelo como el techo y las paredes eran de madera, siendo el último a dos aguas; arriba se ven las vigas aún; y, tan sólo como decoración, una cama, un baúl, una alfombra y una mini-cadena.
- ¿Qué pasa, Dani? - inquiere Demon, un poco extrañado.
- Toma - es lo único que le dijo, tendiéndole su regalo.
Saca los regalos de las bolsas y los abre uno tras otro.
El primero, el más pequeño, era una púa firmada por Mick Jagger en sus inicios y el paquete más grande es una guitarra acústica que perteneció a Kurt Cobain. Al ver esta última, abrió mucho los ojos por la impresión.
- Júrame que es la guitarra en la que estoy pensando - me pide en apenas un susurro.
- Te juro que es la guitarra en la que estás pensando, pero con un juego nuevo de cuerdas. El que tenía estaba gastado y preferí cambiarlo - le explico.
Cuando escuchó lo de las cuerdas, se asustó un poco.
- ¿Cómo es que cambiaste...? - empieza, pero consigo detenerlo.
- Después de que Kurt Cobain muriese, alguien la consiguió y, desde entonces hasta ahora, alguien las cambió. Me lo confirmó al que se la compré. Y, como vi que estaban en mal estado y demasiado gastadas, compré un juego de cuerdas de una buena marca. Por eso.
Después de eso se quedó más tranquilo y nos quedamos los dos sentados en la cama, él con sus regalos y yo con mi voz, interpretando algunas canciones.
En ese rato, suben Anahí, Vero y Charlie y acabamos con un pequeño coro improvisado hasta las tantas de la noche, cantando los grandes éxitos (Smell like Spirit, Satisfaction, Whole Lotta Love, Isn't She Lovely,...) quedándonos dormidos por el tema cincuenta, por lo menos.
Nos despertó Helena a la mañana siguiente un poco más temprano de lo normal, alegando a su favor que les preocupamos un poco a todos el día anterior, ya que desaparecimos sin decir nada.
A ver cómo acabo hoy el día.
ESTÁS LEYENDO
El boxeador y la bailarina... ¿boxeadora?
Romance¿Él? Arrogante, sexy, caliente, mujeriego, creído, misterioso, temido, boxeador y el mismísimo diablo. ¿Ella? Sincera, divertida, alegre, buena persona, malhumorada, temida, bailarina, violinista y un ángel y diablo en la misma persona. Ambo...