Capitulo 10. Menudo lío.

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Capitulo 10. Menudo lío.
(R.I.P. Alan Rickman. Descanse en paz.)
Ay... Dios...Mío...
Con razón llaman a Demon The Devil. Estaba sobre el ring, junto a su hermano, jadeando por el ejercicio recién hecho, cubierto de sudor y sus tatuajes parecían cobrar vida por eso.
Sin darme cuenta, me había quedado con la boca abierta.
Demon sonríe de medio lado al verme y baja de un salto del ring.
- ¿Disfrutando de las vistas, Gonzalez? - pregunta, socarrón, abriendo una botella de agua, para luego tomar un trago de ella.
- No te creas tan importante, Crawford - le respondo, consiguiendo reaccionando a tiempo.
Nos fuimos acercando poco a poco hasta quedar cara a cara a escasos centímetros uno de otro.
- Si se van a dar el lote no lo hagan en público, por favor - nos detiene Vero, como siempre, y dice, mientras se va al vestuario. - Y muevanse, hay que entrenar.
...
Una. Una hora estuvimos entrenando, en la cual los dos hermanos no paraban de corregirnos, a cada una su respectivo. Jeff siempre los echaba gruñendo algo por lo bajo, pero ellos siempre contestaban que ellos podían entenarnos perfectamente. "Si dejo que las entrenéis perderíais gran parte del tiempo dandoos besos en todos lados y desperdiciaría a los cuatro mejores boxeadores que he tenido. " replicaba siempre el viejo.
Cuando nos fuimos Anahí y yo quedamos con los hermanos que haríamos Skype, cada una con el suyo.
A las ocho y cuarto estábamos ya en nuestras habitaciones y yo aproveché y me puse a practicar con el violín mientras que Anahí se cambió y se fue a correr.
A eso de las diez, después de cenar, durante la cual Vero se encargó de comentar lo bien que nos llevamos Anahí y yo con sus hermanos y los chicos someternos a su peculiar interrogatorio, hablé con Demon por Skype como prometí y me dormí una hora después.
...
Mierda. Aunque le doy gracias a Demon porque sin sus llamadas continuas no me hubiese despertado, pero eso no me ayuda a comerme las malditas galletas que nos dio la cocinera a las chicas y a mí (sí, no sé cómo, pero las cuatro nos quedamos dormidas).
Las galletas todavía las tengo en la garganta, cuando me cepillo los dientes por encima y salgo escopetada por la puerta, con Angie delante y Anahí y Lace detrás.
Angie tiró para otro lado y nosotras tres llegamos jadeando a la clase de Educación Física. El profesor nos mira en plan severo y nos señala el vestuario, gesticulando con la boca que dejemos las mochilas allí.
- Soy David, vuestro profesor de Educación Física - se presenta cuando volvemos - Llegaron justo a tiempo. Acabamos de empezar. Pónganse a correr con los demás.
Dicho esto, nos pusimos a correr con todos.
- ¿Os imagináis a Nixie corriendo? - nos pregunta Vero al ponernos a la misma altura.
Nos miramos y estallamos en carcajadas. La hora se nos pasó. David fue súper divertido. Hacía un montón de bromas, incluso cuando se confundía con nuestros nombres.
Casi al al final de la hora aparece una chica, tendría menos de treinta años. Pero lo gracioso fue cómo reaccionamos todos cuando saludó a David con un pico en los labios.
Ambos nos miran divertidos.
- Soy Azahara, profesora de idiomas. Y mujer de David. -se presenta, para darle unos papeles a su marido, decirse algo y despedirse. - Tengo clase con ustedes a continuación, así que ahora os veo.
Y se va. Nos quedamos con caras de palurdos hasta que David nos despierta y nos echa para que nos vayamos a los vestuarios. En la siguiente hora nos tocó con Azahara. También era muy divertida y la poca materia que dimos se nos quedó enseguida.
Pasamos la hora y después tuvimos con Gambon. Odio a ese tío. Ya es oficial. Nos marcó un examen para los próximos días, o en otras palabras, que uno de los próximos dias de esta semana entrará por la puerta y gritará "¡Examen sorpresa, chicos, saquen calculadora y folio de examen!"
En el descanso lo estabamos comentando en el grupo. Creo que a este paso Gambon se va a ganar el premio al profesor mas más odioso y odiado.
Ya habían pasado las otras tres horas y nos reunimos todo el grupo para almorzar todos juntos.
Estábamos sentados en nuestra mesa tranquilamente cuando escuchamos un chillido y vimos a una chica aterrorizada aparecer por la puerta del comedor. Un chico corre a abrazarla y a tranquilizarla.
Todos nos miramos extrañados. Algunos de mi grupo entre los que estábamos Anahí y yo, nos acercamos a donde ellos.
- Gambon... Gambon... e-esta-a... Muerto... - dijo, entre sollozos la joven.
La directora, quien estaba comiendo en el comedor también, se acerca a la chica y le preguntó algo, seguramente dónde vio el cadáver. La chica responde y la directora sale de la sala.
No hace falta ningún gesto ni palabra, para salir todo el grupo de baile detrás de la directora.
- Váyanse a sus clase - nos dice sin mirar atrás.
- Puede que nos cayese mal, pero era nuestro profesor - contesto, nada más ponerme al lado de ella.
- No es tema suyo.
- No estaremos tranquilos hasta saber cómo murió.
- Muy bien, pero será bajo su responsabilidad. - nos dice, parándose delante de la entrada de un pasillo, para después entrar.
Nos miramos, entramos y nos quedamos aterrorizados. El suelo estaba lleno de agua, la pared de la derecha tenía un texto y una firma escritos con sangre, supongo, "Te estaré vigilando. Owem" ponía, y en la de la izquierda estaba Gambon, degollado, ahorcado y desangrado. Fíjate que he visto cosas horribles, pero esto era demasiado. Pero el nombre de la firma.... Me es conocido pero no sé de qué. Después le tendré que preguntar a Demon, seguro que lo conoce.
Oigo cómo alguien vomita en una papelera cercana. Me vuelvo y veo a una de mi curso apoyada en una papelera cercana, cómo unos cuantos aguantaban las ganas de vomitar y otros que apretaban los labios. Tan solo unos pocos conseguían mantener del todo la compostura.
Me vuelvo y veo que la directora nos mira. Cruzamos una mirada y yo asiento y me vuelvo hacia los demás.
- ¡Muévanse, señores! ¡Dejemos trabajar! ¡Tenemos que volver! - grito, haciendo que la gente reaccione y salga.
Miro a mi directora una última vez y veo que me mira agradecida.
Salgo y bajo al comedor mientras desbloqueo el móvil. Busco el número de Demon y lo llamo.
Una, dos pitadas y contesta.
- Hey, ¿qué tal? - saluda alegremente.
- ¿Conoces a un tal Owem? Así, tal cual, con m al final - le pregunto, directamente.
- Sí. Es uno de los más importantes del país, organiza casi todas las peleas ilegales de toda Nueva York. Me ha ofrecido trabajar para él, pero siempre he rechazado. El chico con el que peleaste el día que nos conocimos era uno de los suyos - me contesta; seguro que se estaba rascando la barbilla mientras hablaba. - ¿Por?
Mierda.
- Me da la sensación que es él quien ha matado a uno de mis profesores. Te explico en un rato.
Después de eso, cuelgo. Menudo lío.

El boxeador y la bailarina... ¿boxeadora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora