Capitulo 32

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Capítulo 32.
*Demon*
- Como no dejes de darle al maldito saco vas a romper la cadena, y este me lo pagas tú - me amenaza Jeff por detrás mía.
Desde que Daniela se fue al campeonato prácticamente no he parado de entrenar más que para comer y dormir lo justo y necesario. Sé que suena idiota, pero ahora que cada uno está liado con sus cosas me da cierto miedo que se aleje de mí, además, lo de Joni...
Flashback
- ¿Qué pasó, Demon? - pregunta alguien detrás de mí.
- ¿Qué quieres, idiota? - inquiero, sin darme la vuelta todavía. Estaba en la fila para hacer un pedido en el Starbucks que había cerca del gimnasio y no estaba seguro de lo que iba a pedir. A parte, todavía tengo que esperar a que salga Dani de la uni y me queda un rato.
- Pues nada, hombre. Tan solo conversar con un viejo amigo y de total confianza, ¿acaso es tan raro? - contesta Jonathan, intentando, a su vez, pasarme un brazo por encima de mis hombros (todavía le saco una cabeza de alto).
- Exacto, "viejo". Estoy considerando realmente mandarte a la mierda, sobre todo después de lo que nos hiciste y más a tu hermana. ¿Qué quieres, idiota? - le recrimino, mientras le repito la pregunta.
- Así que por las malas, ¿eh? - dice para sí, se gira hacia mí cambiando su actitud a una más prepotente y continúa - Mira, yo también me alegro de verte. Tan solo venía a decirte una cosa: aléjate de Dani, porque, ¿realmente te crees que la tienes? ¿Una tía que saca tan buenas notas, es una increíble músico y está tan informada acabaría con un boxeador simplón? Ella se merece alguien que esté con ella siempre, no tenga ningún problema de ira y la conozca de hace tiempo... ¿O no? Además, no soy el único que está interesado en ella.
Con esto último saca una sonrisa confiada y se aleja dejándome con la palabra en la boca. Desde entonces crecieron mis dudas.
Fin del Flashback
Desde entonces me han estado llegando distintos tipos de amenazas sobre cómo podría perder a Dani y no paro de pensar en eso.
- Tranquilo, Jeff, intentaré no romperla - le intento "tranquilizar" mientras dejaba el saco y me secaba la cara con la toalla con la conversación con Joni rondándome en la cabeza todavía.
- Jamás te había visto así desde hacía años -dice tras un suspiro - Será mejor que despegues esa cabezota que tienes y confíes en tu novia. Ella sabe lo que se hace y volverá.
Le miro, sorprendido, sin saber muy bien qué hacer o decir. Dani ya debió de pasar la final anoche, pero no he querido mirar el móvil ni las noticias. Quiero esperarla y que ella me traiga noticias. Bajo la mirada.
- Demon, te conozco desde que eras un niño pequeño, igual que tu hermano mayor y sé que te preocupas demasiado y más desde... - empieza a decir, con sus manos en mis hombros. En esto último varió ligeramente la dirección a la que iban sus ojos, pero en seguida los volvió a dirigir hacia los míos y siguió - Pero Dani es fuerte y tiene clara un par de cosas: 1) su amor por el mundo de la música y de las artes, 2) quiere defenderse y conseguir mantenerse por sí misma, y 3) te ama a ti. Esa chica parece dura al igual que tú y cada uno es la debilidad del otro, así que lo dicho, no te comas la cabezota y tira para el Starbucks a conseguirme algo con bastante café.
Decidí hacerle caso y fui a la cafetería, aprovechando el viaje para despejarme la cabeza.
*Daniela*
Cómo odio mi maleta ahora mismo. Cogí el primer vuelo que salía después de la final, ganándome casi toda una noche sin dormir, mientras que mis compañeros estaban de fiesta por la victoria en el campeonato.
Conseguí llegar viva a la universidad, a pesar de que mi maleta estuviese dando bastantes problemas, donde me quedé hablando un poco con Mindy.
- ¿Qué tal estás? - le pregunto a la recepcionista.
- ¿Cómo es que estás tú por aquí? - me devuelve la pregunta, encarnando ambas cejas, bastante sorprendida por mi prematura llegada - ¿No habían ganado los nacionales ayer?
- Ahora mismo estoy cansadísima. Y sí, anoche ganamos, pero tengo que recoger mi violín e irme al de Sarasate Live!
- Por tu carita diría que te pasa algo y no creo que sea algo relacionado con los concursos o lo de estar cansada. Cuéntame.
- Digamos que jamás creí que la persona a la que amo dudase de mí - le resumo en pocas palabras lo que me pasaba con Demon y recordando que me había preguntado insistentemente si de verdad lo amaba o si estaba enamorada de alguien distinto.
- Estoy segurísima de que te ama, Dani. Eres una increíble niña y estoy segura que él lo sabe. Hazle saber que lo quieres. Y, anda, tira para tu habitación, que a este paso te me vas a quedar dormida aquí mismo.
Me despido de Mindy y subo a mi habitación, consultando mi móvil.
Una vez dejada mi maleta en donde debe, llamo a mi entrenador, con algunas dudas en mi cabeza.
- ¡Aleluya, niña! Por fin tengo noticias de ti. Antes que nada, ¿eres la mejor capitana a nivel nacional, no? - me asalta, nada más descolgar el teléfono.
- Claro que soy la mejor capitana de todo el país. ¿Acaso dudabas de mí, querido Jeff? - le respondo entre risas, para luego ponerme un poco más nerviosa, morderme el labio y preguntarle - ¿Ha habido novedades?
Me refiero a Demon, quien me ha dado quebraderos de cabeza desde que me he ido y, ahora que estaba en Nueva York, no quería desaprovechar el momento para poder hablar con él. Me quedaba poco tiempo y necesitaba aclarar las cosas.
- Yo que tú venía corriendo. Le acabo de mandar al Starbucks y puede que llegue de un momento a otro.
- Vale, ahora llego.
Cuelgo la llamada y miro qué hora es. Podría llegar perfectamente en siete minutos, quizás un poquito más teniendo en cuenta que voy a bajar por las escaleras.
Bajo las escaleras y paso por delante de Mindy como una exhalación. Estaba tan nerviosa que apenas le ponía atención a los transeúntes o a los automóviles.
Llegué al gimnasio apenas cinco minutos después de llamar a Jeff. Le guiñé un ojo al chico de la entrada y entré al gimnasio, buscándole casi desesperadamente, encontrándome a mi entrenador al lado del ring. Al verme, sonríe, me guiña un ojo, se acerca y me abraza.
- Se te ha echado de menos - me susurra al oído, después de lo cual se separa de mí, me sonríe y mira detrás de mí, sacando una sonrisa amplia.
Sé quien está detrás de mí, girándome lentamente, al final, le vi. Le había crecido más el pelo y estaba notablemente sudado, después de una larga sesión de entrenamiento, pero estaba bastante melancólico.
Nos mirando durante largos minutos, después de los cuales se nos llenaron a ambos los ojos de lágrimas y nos abalanzamos el uno hacia el otro hasta fundirnos en un abrazo.
- Tenía tanto miedo de perderte - me dice, con su cara escondida en mi cuello, en uno de sus típicos abrazos de oso, y temblando ligeramente, ya sea por miedo, llanto o por ambas.
Le abrazo más fuerte todavía, si es que era posible con mis brazos.
- Jamás lo tengas - le dijo igual, en su oído - Estaré contigo, te daré el coñazo como te lo he venido dando hasta ahora y no me separaré de ti a no ser que fuerzas mayores intercedan, ¿vale?
Él asiente vehemente con la cabeza y escachándome más todavía.
Nos separamos un poco, para besarnos y, cuando ya nos tuvimos que separar por la falta del maldito aire, coloco mis manos a ambos lados de su cara, obligándonos a los dos a sostenernos la mirada.
- No sé de dónde sacaste esas dudas, la verdad - le comento, con mi cabeza ligeramente ladeada a un lado.
- Joni... - susurra Demon, mientras recuperaba la respiración, para luego continuar - Vi a Jonathan un día en el Starbucks mientras esperaba a que salieras de la universidad. Me dijo que me alejara de ti, que no era competidor para ningún chico que ya conocieses y...
- Ni se te ocurra seguir - le corto, separándome de él y con actitud de enfado, pero mantuve mi tono bajo para que no escucharán mucho de nuestra conversación - Ese chico nos ha podido estar mintiendo desde hace tiempo, aunque no es mentira que estuvo interesado en mí hace tiempo, ni ahora ni nunca he estado interesada en él. Además, ni todos los narcotraficantes ni concursos del mundo juntos me harán separarme de ti o dejarte si no es porque me has hecho daño, cosa tras lo cual no seguirías vivo, ¿quedó claro o te lo tengo que repetir?
Sé que no tengo remedio, pero acabé amenazándole y señalándole con una mirada desafiadora, a lo que él asiente y me engulle en un abrazo tremendo, lleno de cariño.
- No sabes lo que te quiero - me dice mientras me hace girar un par de vueltas, haciéndome chillar su nombre y pidiéndole que me baje ya de una vez como una posesa.
- Venga, va, ¿qué tal si Demon se queda conmigo hasta el almuerzo, tú, Dani, aprovechas para dormir un rato y después se van a comer juntos? - propone Jeff cuando ya nos separamos y llegamos a su altura, pero se ganó que intentase empezar a protestar, aunque me cortó antes de que empezase a decir nada - Como te atrevas a seguir con la protesta te echaré una bronca y bien lo sabes, jovencita. Sabes que estás cansada y se te nota. Dejaré libre a Demon libre a las dos de la tarde, puede que antes. Todavía te quedan unas tres horas y media, así que vete y échate una siesta.
De pronto siento todo el cansancio y la tensión que acumulé durante todo el campeonato y la noche sin dormir; casi no caigo hacia atrás.
Demon me sujetó antes de que me cayera y me llevó a mi habitación en la universidad, gracias a la vista gorda que hizo Mindy para dejarnos pasar. Supongo que le dejará pasar después.
- Cómo se nota cuál es tu litera, pequeña - exclama Demon, mientras me deposita en mi cama - Te paso a recoger nada más salir, ¿vale?
Yo me limito a asentir, ya sumiéndome en un profundo sueño.
*Demon*
Sé que no debía creer las palabras de Jonathan, pero no pude dejar de pensar en ellas.
Llegué al gimnasio después de dejar a Dani en su habitación. Por suerte, Mindy me dejó pasar y me dejará pasar después, para ir a recorgerla.
No dejo de pensar en lo que acaba de pasar, sobre todo en el momento en el que a Daniela se le vino encima todo el cansancio y la tensión que había acumulado durante todo el viaje y me preocupa que parte de ello hubiese sido por mi culpa.
Estuve entrenando hasta las dos menos veinte, hora a la que Jeff me despidió casi con demasiadas ganas.
- Venga, arranca. No te quiero volver a ver hasta esta noche en la pelea, lo único que quiero que hagas esta tarde es ponerte al día - me echa, sin darme casi ninguna oportunidad para discutir.
- ¿Crees que parte de la tensión que acumuló Dani fue culpa mía? - le pregunto a Jeff, temeroso.
- Creo que esa chica se preocupa demasiado por lo que realmente ama, y más por las personas que quiere. Por eso tenía tanta tensión. Se exige a sí misma demasiado y le acaba de pasar factura; esperemos que no le afecte al concurso de violín.
Me quedo meditando sus palabras, mientras que me cambio y me dirijo a Juilliard.
- Hola, Mindy. Voy a buscar a Dani, ¿alguna hora a la que nos tengamos que ir? - saludo a Mindy, nada más llegar a recepción.
- Os podéis quedar hasta las dos y media. Es todo el tiempo que me da la directora para ustedes. No puede más porque hay que cerrar y yo tengo que comer algo, así que arranca - me responde y me guiña un ojo, a la vez que se va a tomar aire.
Simplemente asiento ligeramente y subo corriendo a la habitación de Dani. Justo, cuando ya tenía la mano en el pomo de la puerta, alguien abre desde dentro, dándome un susto de muerte.
*Daniela*
Me desperté un tiempo después, sin saber dónde estaba. No recordé, por unos instantes, que había vuelto a Nueva York después de ganar una final y pasarme prácticamente toda la noche sin dormir, a parte de ya haber solucionado cualquier duda que podía tener mi chico. Al recordar lo que había pasado con él me sale una sonrisa boba.
Me levanto y veo que todavía quedan quince minutos para que las dos, así que decido empezar a prepararme para irme a comer con Demon peinándome el enredo que tenía en el pelo, pero creo que fue empeorando, ya que se fue estofando cada vez que pasaba el peine.
Iba a asomarme para ver si mi novio ya venía, cuando me lo encuentro nada más abrir la puerta.
- ¿Qué narices te hiciste en el pelo? - me pregunta nada más recuperarse del asombro, pero todavía con cara de no entender mucho - Venga, va, date prisa. Mindy nos da media hora para que te prepares y nos vayamos.
- Jesus, esa mujer me odia - es todo lo que dijo, mientras dejo la puerta para dirigirme al interior del cuarto.
- Dilo más de la directora, que ha sido ella quien nos ha dado el permiso. ¿Te vas a duchar?
- Puede. No puedo ir por la vida con estos pelos.
- Tú siempre estás hermosa.
Dicho esto me abraza por detrás, dejándome sin saber qué hacer con la toalla y la ropa interior que yo había ido cogiendo hasta ese momento.
Nos quedamos unos instantes juntos de esa manera, pero nos tuvimos que separar ya que no queríamos ser interrumpidos por Mindy.
Me ducho en apenas unos minutos y salgo vestida con apenas mi ropa interior en busca de mi ropa (se me olvidó encima de la cama de Anahí).
Al salir, Demon, quien se había sentado en mi cama, alzó la vista de unas partituras que yo había dejado en mi atril y silbó largamente.
- Ni que nunca me hubieras visto en ropa interior - le suelto, a la vez que me subía mis pantalones cortos.
- Sí, ya, pero mientras estaba concentrado en otras cosas -me devuelve, con una sonrisa pícara en sus labios, y añade de inmediato - Además, no recordaba que te quedase tan bien ese conjunto de ropa interior. Debería comprarte más lencería y probar cuánto tiempo tardo en quitártela. Seguro que tardaría menos de medio minuto.
Le corto lanzándole a la cara un almohadón que tenía Anahí en su cara y ya saliendo de la habitación con las manos peinándome un poco el pelo vocifero:
- Vámonos antes de que Mindy nos eche bronca.
A lo que mi novio se limita a alcanzarme riéndose bastante de mí.
Por suerte no nos encontramos con mucha gente, ya que, o ya había acabado la carrera, estaban ensayando o estaban fuera por temas de campeonatos y concursos, y los que nos encontrábamos me felicitaban por mi victoria en los nacionales.
- Buenas tardes, directora Raider - saludo a mi directora, quien estaba en la puerta comentado algo con Mindy.
- Buenas tardes, Gonzales. Henorabuena por la victoria a en los campeonatos nacionales. Sabíamos que podrías llevarnos hasta lo más alto. Serás una increíble representante de nuestro país en los internacionales.
- Discúlpeme, pero no creo que merezca tanto halago. Todo el equipo se ha esforzado mucho para llegar hasta donde hemos llegado. Serán ellos los que verdaderos merecedores de ese adjetivo. Yo me he limitado a ayudarles y defenderlos, señora - respondo, con toda la sinceridad que puedo.
La directora al escuchar esto, se gira hacia Demon.
- Cuídela, señor Crawford. Es una buena niña - le dice y continúa hacia Mindy - Hacen una buena pareja, ¿no, Mindy?
- Es verdad, Lara. Ambos con buenas reseñas profesionales y buenas personas. Estoy segura de que llegarán lejos juntos.
- Michas gracias, señoritas - contesta Demon, algo cohibido pero firme, y pregunta - ¿Ya me conocía de antes, señora Raider?
- Por supuesto. Tu fama te precede por toda la ciudad, aparte de ser conocido en esta institución como el novio de una promesa. Y no me repliques, Gonzales, compartes ese título desde hace tiempo con Oliver, Anahí y otros más, así que no sirve para nada el hecho de retractarse. Además, Mindy y yo somos viejas conocidas de vuestro entrenador, así que os conocemos bastante. Ahora, si no les es problema, es hora de que almorcemos. Si me disculpan.
Ambos nos quedamos perplejos unos instantes.
- Discúlpeme, señora Raider - detiene Demon a mi directora, antes de que se vaya muy lejos - Si, por casualidad, raptasen a mi novia esta noche y no apareciese hasta mañana por la mañana, ¿pasaría algo?
Demon se ganó las risas las risas de las dos mujeres y mis ganas de asesinarlo.
- Ha conseguido cosas increíbles en menos de veinticuatro horas. Creo que se merece la noche libre. Aunque no descuide el violín; todavía le queda un título por ganar - advierte la directora, con una expresión entre la regia y la divertida, y se va.
Nosotros nos despedimos de Mindy y nos vamos a comer juntos.
- ¿De qué crees que conocen tanto a Jeff? - pregunta Demon, pensativo, cuando entramos en nuestro restaurante favorito.
Es uno que está a medio camino de la casa de los chicos y nuestra universidad y gimnasio. Es bastante familiar y acogedor y es uno de los pocos lugares donde puedes encontrar un poco de la comida tradicional de los países de habla hispana e italiana, de bastante calidad toda ella servida. Resulta ser bastante sencillo y lugar de encuentros de familias, amigos y parejas.
- No estoy segura. Desde principios de curso Raider sabía que yo entrenaba con Jeff e incluso dejé el número de Jeff y del gimnasio por si nos ocurría algo a Anahí o a mí. Pero no creo que a eso se refiriese cuando dijo que era un viejo conocido - comento, recordando lo dicho.
- Y recuerda que Mindy también lo conoce, pero, ¿de qué? - completó Demon.
- No lo sé. Ya le daremos el coñazo a Jeff mañana - concluyo y cambio de tema - Por cierto, ¿qué tal está Boxer? Hace tiempo que no veo a nuestro gatito y lo hecho de menos.
- Casi no lo mato por una herida que me abrió, pero está genial. Supuestamente lo dejé al cuidado de Charlie, pero a saber cómo estará ese gato a estas alturas.
- ¿Que hiciste qué? Ese gato puede arañar un poco, pero jamás nos haría daño, bien lo sabes.
- Sí, lo sé, pero quisimos llevarlo al veterinario para hacerle una revisión al gato y desde que le dije: "Vamos, Boxer, cariño, tienes que venir conmigo al veterinario.", me arañó sin dudar.
Cuando me dijo eso no pude evitar reír.
- ¿Y al final lo consiguieron llevar o no? - le pregunto, una vez que conseguí reprimir la risa.
- ¿Acaso lo dudabas? Además, me ofende bastante que te rías y dudes así de mí - responde con fingida indignación.
- No me río de ti, me río contigo, que es diferente, tenlo en cuenta. Y no dudo, simplemente muestro interés - replico, divertida - A ver, ¿dónde le arañó, señor Exagerado?
A toda contestación me señala un trazo todavía rojo, dibujado entre unos cuantos de sus tatuajes,provocándome una ligera risa, la cual no pudo replicar por la llegada del camarero.
Comimos tranquilos y dimos una vuelta, tras la cual decidimos coger una aula juntos en Juilliard, él estudiaría para el examen de alemán que tendría en la escuela de idiomas y yo, violín.
En momentos como este agradezco que Demon sea unos años mayor que yo y ya haya acabado la carrera el año anterior (estudió ingeniería eléctrica y ciencias de la computación en Yale, pero compaginó peleas en Connecticut y Nueva York; no me preguntéis cómo lo consiguió, pero conociéndolo a él y a Jeff, quien ha sido su entrenador desde hace mucho tiempo, no me sorprende, además, consiguió sacarse títulos en francés e italiano en los veranos y todo).
- ¿Después me podrías preguntar unos términos, amor? - me pregunta, cuando paré para revisar unas partituras.
- Claro, tranquilo.
Estaba consiguiendo acabar de memorizar la parte de la obra que me quedaba pendiente. Había logrado pasar todas las pruebas de forma no presencial gracias al campeonato que tenía de baile y a la intermediación de mi directora y Dominik, quienes convencieron a los organizadores de realizarme los exámenes así, junto a innumerables obras que tuve que enviarles antes de pasar la primera fase.
Ahora, que conseguí acceder a la final junto a otras cuatro personas, hay otras muchas tantas que piensan que es injusto que haya llegado hasta allí sin presentarme en ningún momento por allí.
...
- ¿Tienes todo ya? - inquiere Charlie, una vez que revisé todas mis maletas.
- Sí, tengo todo - respondo, a la vez que le paso la maleta gigante y mi mochila, mientras yo cojo la pequeña y mi violín.
Recogí todas mis pertenencias y la maleta de Anahí con todas sus cosas de la habitación, ordenando las mías en dos maletas: la que se llevarían Demon y Charlie (junto la de Anahí) a Canarias y la que yo me llevaría al concurso, ya que los tres, Vero y Anahí quedamos que Demon y Charlie irían a Canarias, se encontrarían con nuestros padres, dejando las pretendías mías y de Anahí en territorio canario, para viajar al día siguiente a verme todos juntos al Sarasate Live!, allí, el grupo de baile, nuestros padres, los chicos y yo.
Yo aprovecharía para hacer una prueba de sonido en la sala y relajar un poco los nervios.
- Venga, va, Demon debe de acabar ya de asearse y eso y estará esperando.
Menos mal que Demon acaba de ganar la última pelea de la temporada y la que pagará las facturas del verano y parte de otoño, aunque seguramente no estará quieto en este tiempo.
Nos subimos al coche de Demon y fuimos a buscarle, quien, cumpliendo el pronóstico de su hermano, ya estaba esperando, así que nos fuimos a su casa, donde tuvimos una buena última noche.
...
Mierda. Ya me quedaba menos para entrar al escenario y me estaban sudando bastante las manos.
Me las intento secar en el vestido blanco que me compré hace dos días y vuelvo a coger mi violín.
Me llaman. Ya tengo que entrar.
Respiro hondo tres veces, con una mano en mi bajo vientre y la otra sujeta el violín. Entro justo cuando la otra aspirante sale y el técnico me lo indica.
Al pisar el escenario me empiezo a tranquilizar repentinamente y, ya en el centro del escenario y con el pianista a un lado y el público y jurado delante, cierro los ojos una última vez y vuelvo a la universidad, esos momentos en los que éramos Oliver y yo los que poníamos la música, en los que Dominik me corregía lo más mínimo, a pesar de que me salía prácticamente perfecto, en los que disfrutaba al máximo la música y esta fluye a través de mi violín y de mí.
Ni siquiera noto cómo el tiempo pasa; simplemente sé que, al acabar de tocar la última nota, el público guarda unos momentos de silencio, los cuales me aterran, pero enseguida estalla en un fuerte aplauso, todos de pie.
Hago una reverencia y me retiro.
La siguiente vez, en la que llaman a todos los aspirantes, me siento más tranquila.
Tras unos momentos de todos en el escenario anuncian al ganador.
Me llaman a mí. Soy la nueva ganadora del Sarasate Live!
Todos saltan en una ovación, la cual dura y dura, casi una vida.
Ya, al final, consigo recoger mi violín y reunirme con los míos.
Todo el grupo de baile me felicita, al igual que los padres de Anahí y los chicos, pero enseguida me doy cuenta que solo ha venido mi madre, no mi padre ni mi hermano; enseguida me asusto.
- ¿Dónde están? - pregunto y, al ver las caras de mi madre y de los demás, me asusta más hasta el punto de aterrarme, e insisto con la pregunta -¿Dónde están?
- Daniela, cariño, ellos... - empieza mi madre - Tenemos que volver esta misma noche a casa. Han sufrido un accidente. Los han hospitalizado en San Roque. Están graves.
- Owem... ¿No? - inquiero, en dirección a mi mejor amiga, su novio y el mío, recibiendo su afirmación.
Se me cayó el mundo encima en ese momento. Esto se ha vuelto completamente personal.

Fin del primer libro
Continuará...



Espero que les haya gustado.
Besos,
La autora
PD: Ya está publicado el segundo libro. Espero que les guste:)

El boxeador y la bailarina... ¿boxeadora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora