Capitulo 5. Batalla de helados. "Eres adorable".

22.3K 1.1K 36
                                    

Capítulo 5. Batalla de helados. "Eres adorable".
- ¡Daniela! - me llama Demon desde el exterior del probador.
Sí, exactamente, Demon me arrastró dentro de la tienda y le pidió a la dependienta que nos dé el conjunto del escaparate y, cinco segundo después, los chicos estaban en la tienda y Demon me empujó al probador. La verdad, me quedaba genial ese conjunto.
Salgo del probador y todos se me quedaron mirando.
- Wow. - fueron lo único que dijeron y salió de la boca de Anahí. Todos estaban con los ojos muy abiertos.
Demon, quien era el que estaba más cerca de mí, se acerca y nos quedamos mirándonos a los ojos. Me resultó nuevo, porque en los suyos se veía amor, atracción, lujuria,...
- Estás preciosa. - me susurra y esta vez, más convencido, se afianza en su idea. - Te lo compro. Y no acepto un no por respuesta.
Iba a decir algo, pero él ya se había con la dependienta, pidiéndole el precio para comprarme la ropa.
Me cambio en el probador. Realmente me encantaba pero me gustaba pagarme las cosas yo.
Cuando salgo, la dependienta me mira enfadada, mientras que Demon me pasa un brazo por mis hombros.
- Vamos, cariño. - me dice, mientras nos dirigimos a la salida todos; ya afuera, le miro extrañada, por lo que me explica, con una sonrisa boba. - Esa chica estaba intentado coquetear conmigo, pero le dije que eras mi novia y que estaba locamente enamorado de ti.
Pero qué narices...
- ¡Para el carro, vaquero! - le paro, sorprendida, haciendo que todos se detengan y me miren raro, él incluido. - ¿Que hiciste qué?
- ¿Qué? No paraba de pegarse a mí. Y le dije parte de verdad. - esto último lo dice muy bajito, mirando hacia otro lado y rascándose la cabeza, pero enseguida me vuelve a coger como antes. - Venga, vamos. Aún nos quedan muchas tiendas por ver.
Y con eso seguimos recorriendo el resto del centro.
A media tarde, y con un montón de bolsas, nos paramos para tomarnos un helado.
Dejo que todos pasen por delante mía mientras que elijo bien de qué saber quiero el mío, hasta que me rindo y me decido por uno de mis sabores preferidos
- Por favor, un helado de sandía con salsa de tres chocolates y chelies. - pido.
Tan solo quedamos Demon y yo.
- ¿Sandía? - pregunta el, mirándome con el ceño fruncido, mientras que la chica me entrega mi helado, por lo que él aprovecha y pide. - Helado de chocolate con salsa de chocolate blanco y Kitkat.
- ¿Chocolate?
Esta vez soy yo quien le mira con el ceño fruncido. Lamo mi helado mientras él me mira fijamente, nos quedamos así, embelesados, hasta que la chica nos saca de nuestro mundo.
Pagamos y nos sentamos en la terraza con los demás.
- Que raro que no hayas pedido de chocolate. - comenta Anahí, mirando mi helado.
Ella tenía uno de fresa con salsa de avellana, quizás.
Demon se gira hacia mí y me mira sorprendido y con los ojos muy abiertos. Yo me encojo de hombros.
- Tenía ganas de sandía. - respondo como si nada, mientras miro mi helado e intento coger una chelie con los dientes.
Miro a Demon por el rabillo y veo cómo se entretiene con su helado. ¿Por qué me parece tierno?
Me vuelvo hacia el mío y, de golpe, siento que ponen un brazo en el respaldo de mi silla. Sé que es el boxeador que tengo al lado (Charlie estaba dos sitios a mi izquierda, pasando a Anahí, y prácticamente no se separaba de ella mientras era asesinado con la mirada por el hermano de mi amiga, así que no podía ser él).
Estoy por seguir con mi helado cuando me llaman.
- ¡Dani! - dice la voz de Demon.
Me giro hacia él y veo como su helado me mancha la nariz y él se ríe.
Es la primera vez que oigo su risa. Es varonil, fuerte, con cierta ligereza,... Distinta.
Le miro por unos segundos y acto seguido me siento sobre él para intentar mancharle también, empezando así a jugar como niños.
Acabamos agotados y con la cara llena de chocolate y helado. Yo estaba apoyada en su pecho, jadeando y sintiendo su respiración agitada, al igual que la mía.
Siento un lametazo en mi mejilla.
Miro hacia arriba y veo a Demon con una amplia sonrisa en los labios. Yo sonrío igual que él. Yo también le lamo, pero lo hago desde su barbilla hasta todo lo que puedo de su mejilla derecha, pasando por la comisura y parte de su boca.
Le vuelvo a mirar, con carita de inocente. Veo en sus ojos amor, creo. Nos quedamos así lo que parecía una eternidad, hasta que Anahí, como buenísima mejor amiga, nos saca de la burbuja:
- ¡Venga, tortolitos, que hay que moverse!
Nos levantamos los dos y, antes de que pudiese coger las bolsas con mis compras, Demon se adelante a mí, coge todas las bolsas en una sola mano y se gira hacia mí, sonriente.
Me pasa el brazo libre por encima y me da un beso en la frente y otro en la nariz, quitándome parte del helado y del chocolate que tenía en esas zonas.
- Ahora nos pasamos por los baños y nos lavamos la cara. - me susurra, dulcemente, debió de interpretar mi mirada debidamente, porque aclara rápidamente - Con agua.
- Ah. - dijo yo, rodando los ojos. - Chicos, nosotros nos vamos al baño, a lavarnos la cara.
Ellos nos miran con cara rara. Tanto Anahí como Jona también lo hacían con cierta severidad. Y luego la de la mente pervertida soy yo. Sí, claro.
- A lavarnos la cara, SOLAMENTE - recalco.
Demon y yo nos vamos a los baños. Quedamos en que nos esperaríamos si uno salía antes que el otro.
Entro en el baño de mujeres y me quedo mirándome en el espejo. Tenía la cara llena de helado de chocolate, salsa de chocolate blanco y un Kitkat enredado en uno de mis rizos. Me como el Kitkat y me lavo la cara, llenando todo el lavamanos de dos colores distintos.
Al salir, veo cómo Demon se acerca corriendo.
- Vamos. - me dice, sonriéndome, al llegar a mi altura.
- Me gustaría preguntar, pero prefiero no hacerlo. - levanto las manos, en señal de rendición, provocando que una varonil carcajada salga de sus labios y, no sé por qué, me agarro a su brazo.
Nos unimos a los demás, que en ese momento las chicas se estaban riendo, supongo que de cómo Jona estaba riñendo a Charlie, seguramente sea por Anahí, pero en ese momento lo dejaron y nos volvieron a mirar raro. ¿A estos qué les pasa hoy?
- Ustedes se quejan de mí porque dicen que soy yo la salida, pero no saben lo salidos que son ustedes.
Los miro mal, haciendo que todos suelten una carcajada, incluido Demon, ganándose que lo mire mal a él también. Cuando reanudamos la marcha, Demon me coge de la cintura y me susurra:
- Eres tan adorable.

El boxeador y la bailarina... ¿boxeadora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora