Capítulo 12. Tengo que contaros algo

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Capítulo 12. Tengo que contaros algo
He estado de exámenes, así que no he podido subir hasta ahora. Y la verdad, el capítulo se iba a desarrollar de otra forma, pero gracias a un comentario en el capítulo anterior se me ocurrió lo siguiente. @NuNiiLoVe

Me fui despertando poco a poco y lo primero que percibí fue un fuerte peso sobre mi cintura. Intenté moverme pero enseguida me agarró con más fuerza, haciendo que entonces sí que no pueda moverme.
Me restriego los ojos para ya abrirlos totalmente y miro a mi alrededor. Estoy en una habitación amplia con las paredes grises y las puertas, junto con sus marcos, pintadas de un azul muy bonito. En un rincón hay un saco de boxeo, ya destrozado, colgado del techo y, de la cadena que lo mantiene, hay unos guantes algo viejos atados.
Miro detrás mía, para ver quién me sujeta y veo a un Demon acurrucado contra mi espalda, sujetándome firmemente. Entonces, me doy cuenta de que no llevo la ropa de anoche. Intento recordar cuándo me cambié.
Recuerdo que me tome una copa y que el resto de la noche estuve bailando con Demon, exceptuando una o dos paradas que tuvimos para ir al baño. Sé que acabamos muy cansados (o al menos yo). Demon y yo decidimos irnos. Demon avisó a los demás, pero también decidieron venirse. Los dos hermanos intercambian unos susurros y nos llevan hasta el coche de Demon y este conduce hasta una casa... Bueno, mansión, mejor dicho. Vero, Angie y Lace se quedan dormidas en el salón. Anahí y yo estábamos medias dormidas, así que los hermanos nos cargan a cada una y nos llevan a sus habitaciones.
Ahora me acuerdo.
Demon me quitó la ropa dejándome en ropa interior y me puso una camiseta gris con "Team Demon" escrito. Luego, me tumbó en la cama y, antes de que se fuese, le sujeto la mano y lo arrastro hasta la cama.
Me quedo mirando a Demon unos instantes, le beso la frente y me levanto. Salgo de la habitación y busco en la planta baja la cocina, la cual me encontré al pasar el salón, donde me pude encontrar a Vero, Angie y Lace todavía dormidas en los sillones.
Me pongo a revolver por aquí y por allí, intentando encontrar algo para desayunar y encuentro lo suficiente para hacer tortitas con Nutella y zumo de naranja. Me pongo a hacerlo, rezando para que mis amigas no se despierten, cosa que creo que conseguí porque ni una se movió durante todo el proceso y ni siquiera ahora, que estoy subiendo las escaleras con la bandeja para ir al cuarto de Demon.
Al llegar, abro como puedo la puerta, encontrándome a Demon en calzoncillos abrazado a la almohada que yo estaba usando. Sonrio con dulzura, dejo la bandeja a los pies de la cama y me sitúo en el lado de la cama de Demon.
- Demon... Demon... - le susurro en el oído mientras le hago caricias en la espalda, consiguiendo que se revuelva un poco. - Venga, cariño, el desayuno está listo.
Yo fui la primera que se sorprendió de llamarle cariño, pero lo dejé pasar porque, sin saber por qué, me había sentido cómoda haciéndolo.
Él se despereza mientras, se restregaba los ojos. Se gira hacia mí y retira una mano de sus ojos para mirarme y sonríe. Le devuelvo el gesto.
Acaba con los ojos y, de pronto, me coge de la nuca y me besa. Obviamente, le devuelvo el gesto, que toma un matiz entre dulce y amoroso.
- Buenos días - me saluda, sonriente, al separarnos, con nuestras frentes apoyadas entre sí y nuestras narices rozandose.
- Buenos días - respondo, igual que él.
Me separo de él, rodeo la cama para sentarme al otro lado de la cama, cogiendo por el camino la bandeja.
- Preparé el desayuno - le dijo, ya sentada a lo indio en la cama y recogiendome el pelo bien.
- Ya lo veo - me contesta, acostadose de lado, perezosamente, todavía con un poco de sueño.
Yo cogo uno de los vasos que tienen zumo y me bebo un poco, devolviendole la mirada a Demon.
- ¿No vas a desayunar? - le pregunto temerosa, mientras dejaba el vaso otra vez en su sitio.
- Yo ya he tomado gran parte de mí desayuno - me responde, tranquilamente, para después incorporarse - Pero me da curiosidad saber cómo cocina mi chica.
Me sorprendo de eso último. Mi chica.
- ¿Tu chica? - le pregunto, enarcando una ceja y mirándolo incrédula.
- Sí, pensé que eras mi chica. Y yo tu chico.
- Que yo sepa, para eso, me tienes que pedir salir. O al menos eso me dice mi experiencia.
Cogi un poco de las tortitas. Demon, que hasta entonces estaba masticando, se queda parado unos instantes y traga.
- ¿Tu experiencia?
- Sí, David. ¿No te acuerdas? El que me dió esperanzas, que me prometió tantas cosas... Pero que me dejó caer.
Al recordarle a él y aquella época, me toco instintivamente la zona donde tengo la cicatriz y me salta una lágrima sin darme cuenta. Demon me abraza fuertemente. Tanto, que creo que alguno de sus tatuajes se me va a quedar grabado en la piel.
- No vamos a pensar en eso, ¿vale? - me dice, separándose de mí y secándome la lágrima - Vamos a desayunar ahora y nos vamos a divertir hoy.
Dicho esto, nos ponemos a desayunar. Bajamos y nos encontramos a las tres Bellas Durmientes ya despiertas desayunando y viendo la tele, con un vaso de agua con una aspirina disuelta al lado de cada una.
- Muévanse, que nos vamos a la playa - anima Demon, ganándose la mirada extrañada de las cuatro.
- ¿A la playa, hermanito? - le pregunta Vero - ¿Tú sabes la jaqueca que tenemos las tres?
- ¿Y? ¡A moverse, señoritas! - les dijo yo esta vez, con una sonrisa en los labios y consiguiendo que se moviesen.
- ¿Qué es todo este jaleo? - pregunta una voz, desde las escaleras.
Los cinco nos giramos en esa dirección y vemos a Charlie y a Anahí bajándolas.
- Que nos vamos a la playa - responde Demon con una sonrisa mientras me cogía por los hombros y la pareja mirándolo raro. - Y no me miren así. Muévanse.
Vero se viste con un bikini y un traje que tenía en la casa de sus hermanos y Lace, Angie, Anahí y yo nos ponemos la ropa de anoche para ir a vestirnos a la resi.
Vero nos lleva con la excusa de que necesita la batería portátil para su móvil y nosotras nos vestimos. En todo el rato Anahí se comportó de forma extraña. Decido dejarla pasar y preguntarle más tarde. Bajamos corriendo, con nuestras toallas en los hombros, nuestros móviles en la mano y los hilos de nuestros cargadores para robarle un poco de carga a la batería de Vero. Los chicos pasaron a recogernos al poco y nos fuimos juntos. Charlie conduce, Demon está sentado en el asiento del copiloto y nosotras cinco apretujadas en los tres asientos de atrás. Acabé con dolor de barriga de todo lo que me reí. Las chicas nos quedamos montando la sombrilla y todo eso y los chicos se quitaron las camisetas y salieron corriendo a bañarse.
- Chicas, tengo que contaros algo - nos dice Anahí, mientras doblaba la camisa que llevaba - Me he acostado con Charlie.

El boxeador y la bailarina... ¿boxeadora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora