ALFA KING

CAPÍTULO 4.-primer fragmento

✽✿✽

Después de varios días de andar en auto y sin recibir otra respuesta que "cuando lleguemos al lugar te lo explicaremos", nos encontramos con un sujeto que nos dio pasaportes falsos, donde yo tengo una foto con una peluca roja, de hecho yo la tengo puesta ahora para pasar como otra persona, después fuimos al aeropuerto.

—¿Mamá ahora dónde vamos? —le pregunte algo cansada, esta situación me está volviendo loca.

—Alaska.

—¿Alaska?, mamá eso es demasiado lejos, ¿no íbamos a ir a montana? —dijo mi hermano.

—No, tenemos que ir a otra zona más alejada, por favor chicos no pre....

—No pregunten hasta llegar, ya sabemos mamá— le imite.

Después de comprar los boletos, junto a José y su familia viajamos a Alaska. Jeremy iba con un peluquín de color rojo también, supuestamente éramos mellizos ¡sí, claro! José iba con un peluquín rubio que me causaba mucha gracia y me recordaba mucho a Oliver, la verdad a José no le quedaba nada mal, pero definitivamente mi rubio favorito era Oliver. En estos días he estado pensado mucho en él, a cada momento me pregunto qué está haciendo.

¿Me estará buscando?

Seguro no le importará donde estoy, ya se habrá buscado otra chica a quien acosar, en la escuela hay muchas más bonitas que yo.

Después de varias horas de viaje, al fin llegamos. Retomamos un viaje en auto, otra vez no sé a donde. Ahora todos íbamos en un solo auto. La verdad es que Alaska era hermosa, aunque muy fría.

—¿Cómo es posible de que yo me esté muriendo de frio y ustedes dos estén de lo más normal? —le dije a Jeremy y a José.

—No seas exagerada que no hace tanto frío —dijo José.

—Sí, enana estás loca. Yo hasta estoy caliente, mira —dijo señalándome su brazo para que lo toque.

Al tocarlo él estaba calentito. Después toque a José, él estaba igual. Me asuste un poco, creo que tienen fiebre.

—Mamá, creo que los chicos están con fiebre —le dije a mi mamá un poco preocupada.

—No, hija. Solo que a ellos no le ha afectado tanto el clima —dijo mi mamá algo extraña.

—Rosali, es cierto —dijo la señora Leila, la mamá de José.

—Sí, enana. Tú sabes, los hombres somos más calientes —dijo Jeremy en un tono de galán.

—Idiota —le dije golpeándolo en el brazo.

—¡Auch!, ¡Por Dios! Dime ¿cómo es posible que te enamoraras de este horrible intento fallido de chica? —le dijo a José.

—¡Mamá! —grité fuerte.

Mientras José y sus papás se reían.

—¡Ya! ¿Ustedes no pueden estar sin pelear como perros y gatos?, ¿incluso en momentos como este? —habló mi mamá en su fallido intento de parecer enojada.

—Ella empezó. —Me señaló Jeremy sacándome la lengua.

—No, ¡fuiste tú! —le respondí.

—Ya llegamos —dijo el papá de José

José, Jeremy y yo salimos del auto casi a la velocidad de la luz. Había pasado varias horas desde que salimos del aeropuerto, no sé cuántas ¿5 o 6? Yo me orinaba literalmente. No me importo mucho lo hermoso y enorme que era la cabaña, ni el hermoso lago que había al frente. Subí unas escaleras que se encontraban al comienzo de la cabaña, busqué y entré a toda prisa al baño.

—¡Oye, enana diabólica, sal ya! ¡Que no eras la única que se aguantaba! —me gritó Jeremy golpeando la puerta.

—La cabaña es enorme, seguro tiene miles de baños. ¡Anda a otro y no fastidies! —le respondí.

—Rosali, si camino un paso más mojare todo el piso, lo juro —dijo casi llorando.

—¡Ya salgo!

Al salir me jalo hacia afuera y entró.

Ya más tranquila y descargada pude apreciar lo hermosa que era la cabaña por dentro, justo estaba en la sala que era grande y enorme. Tenía una hermosa chimenea en medio, había ventanas grandes que daban mucha luz y de donde se podía ver el enorme lago azul.

—Es hermoso, ¿no? —dijo José desde atrás.

—Sí, ¿dónde estabas? —le pregunto.

—Arriba en el segundo piso, donde están los dormitorios, fui al baño —dijo riéndose y contagiándome—. Si que teníamos ganas de ir al baño ¿no?

—Sí, ¿no te parece extraño que nos trajeran a una cabaña alejada?

—Créeme, lo que me he preguntado desde el primer momento es por qué salimos de california —respondió muy preocupado.

— ¿Tú crees que estén en algo ilegal? —dije yo mirándolo serio.

— No lo creo —dijo Jeremy saliendo del baño y acercándose a nosotros.

—¡Tú supuestamente sabias algo Jeremy! —le dije recriminándole—. ¿Para qué nos trajeron?

—Exactamente no me han dicho mucho – dijo sentándose en un mueble y después lo imitamos, yo me senté a su lado y José sentó al frente de nosotros —. Solo sé que este viaje es para nuestro bien y responderá muchas dudas. Solo hay que esperar que terminen de hablar y vengan.

—¿Dónde están? —pregunté yo—. ¿Siguen el auto?

—No, están en la parte trasera de la cabaña. ¿Sabías que da a un bosque hermoso ahí atrás? —dijo José muy animado.

—¿Oh por Dios, no me digas? —le respondí muy irónica—. Idiota, si toda la cabaña está alrededor de un bosque ¡Todo el camino era un bosque!

—Por Dios que bipolar eres, mujer tenías que ser —dijo José disgustado.

— ¡Hey! Ella tiene razón, no deberías hablar imbeciladas —dijo Jeremy

—Gracias hermanito —le dije abrazándolo y sacándole la lengua a José.

—Ustedes sí que me dan miedo. Un rato están peleándose, en otro se quieren y son muy unidos. Lo siento, Rosali, la bipolaridad no es por ser mujer es algo que heredaste de tu familia —dijo José muy sarcástico.

—Chicos —dijo el papá de José entrando a la sala—. Es hora de hablar.

—Dios me escucho—dijo Jeremy.

—¿Mi mamá y la señora Leila? —pregunté yo.

—Están afuera, ellas prefieren que les cuente una parte de la historia desde el comienzo para que entiendan y después tu mamá vendrá a contar el resto. Además, está muy nerviosa, prefiere que se calmen un poco antes de que ella hable —nos respondió.

—Esto es muy raro papá, mejor habla ya—dijo José muy extrañado.

—Está bien, chicos, pero prométanme que no se van a alarmar y cortarme la historia.Escucharan hasta el final ¿está bien? —dijo muy serio.

—Ya, señor, por favor hable. ¡Me muero de la intriga! —dijo Jeremy al punto del colapso.

—Correcto—dijo el papá de José aspirando aire y mirándonos—. Todo empezó hace años cuando yo y el papá de Rosali y Jeremy nacimos ...