CAPÍTULO 34.- primer fragmento

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—¿Dónde está? — Jae miro confundido la habitación.

—Me dijeron que trajeron aquí a Ian para poder controlarlo —Evangeline miró temerosa el lugar—. No sabía que teníamos calabozos, este lugar es definitivamente el más feo del palacio.

—¿No sabías que tenías calabozos? —bufo Jae—. ¿Por qué no me sorprende?

—Quédate aquí —Evangeline revisó su celular—. No hay señal y parece que Jeremy y los demás no escuchan mi conexión mental, voy a ir a buscarlos.

Ian se quedó mirando una de las tantas estancias que tenía el palacio en sus subterráneos, olía horrible y a juzgar por los grilletes que había colgado de algunas paredes, este lugar no era utilizado para cosas buenas. Estaba algo nervioso y tenía una sensación extraña en el estómago, la verdad no tenía la menor idea de qué hacer cuando tenía a su mate enfrente de él, estaba confundido y asustado por todo.

Sintió la presencia de varias personas acercándose y apretó los puños, pero lo que vio a continuación lo sorprendió mucho, Ian fue lanzado por la puerta impactando con el suelo de forma dolorosa, estaba amarrado de pies y manos, tenía una mordaza en la boca y un corte en la frente que se desangraba.

—¡Hola Jae! —Alan entró a la habitación con los ojos rojos—. ¿Cómo estás?

Jae empezó temblar dudando si acercarse a Ian o no.

—¿Príncipe... principe Alan? —Alan se acercó a patear a Ian—. ¡¿Qué está haciendo?!

—¿No es obvio? —Alan se empezó a reír como desquiciado sin dejar de golpear a Ian—. ¡Hago lo que me pediste!

—¡Yo no pedí esto! —grito desesperado—. ¡Deténgase por favor!

Alan fue empujado por Jae que cubrió el cuerpo de Ian con el suyo.

—¡Por favor príncipe Alan! —le rogó—. ¡Sabe que no tenemos oportunidad alguna contra usted en batalla!, ¡Por favor pare!

—¡Tú me pediste que lo matara! —Alan hizo que las paredes de ladrillo empezaran a arder—. Los hombres lobos homosexuales son una abominación, ¿Por eso rechazaste a Ian verdad?, porque sabes que perderás el respaldo de tu manada con un mate como él, porque has trabajado demasiado para que tu mate te quite la posibilidad de tener el poder.

Alan hizo levitar a Ian, arrancándole de los brazos de Jae que luchaban por aferrarse a él.

—¡Recházalo debidamente! —lanzó nuevamente a Ian al suelo—. ¡Recházalo!

—¡No! —Jae intentó atacar a Alan, pero esto hizo que dejara de respirar un breve momento lanzándolo lejos de él.

Jae se empezó a arrastrar adolorido. Ian que abría los ojos lentamente con lágrimas en él, parecía querer decir algo, pero la mordaza lo impedía.

—¿No? —Alan se acercó lentamente a ellos—. ¿Ahora si lo quieres aceptar?

—Princi...príncipe Alan —Jae lo miro suplicante—. Por favor ...no, no haga esto..., no quiero que cumpla lo que he pedido —Jae empezó a llorar—. Fui un idiota por rechazarlo de manera tan cruel , si alguien merece morir ese soy yo , porfavor no le haga mas daño...

—No te creo.

—¿Ah? —Jae lo miro perplejo.

—Esto no es algo que tiene algo que ver solo contigo, tu manada será aceptada el día de mañana como una de las 10 principales, y el gobierno de Oliver se vería afectado si la manada que recomienda tiene un alfa que rechaza a su mate por ser hombre —Alan lo sujeta del cuello—. Oliver no ha trabajado tanto en la aceptación y la igualdad para que un hijo de puta como tú arruine todo eso.

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora