CAPÍTULO 4.-segundo fragmento

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—Correcto—dijo el papá de José aspirando aire y mirándonos—. Todo empezó hace años cuando yo y el papá de Rosali y Jeremy nacimos....

—Cariño, ¿no crees que deberías empezar por otro lado? —dijo la mamá de José entrando a la sala.

—No, creo que estoy bien —le dijo su esposo.

—Creo que deberías decirle que son antes de toda la historia —dijo la señora Leila.

¿Qué somos?

—No, creo que estamos bien —dijo el señor.

—Renzo, mejor se los digo yo y después le cuentas la historia —insistió la Señora Leila.

—¡Pueden ir al grano! —dijo mi hermano muy impaciente.

—Está bien, al grano —la señora leila nos miró, respiró profundo y habló—. José y tú son hombres lobos.

Mi hermano, José y yo empezamos a reírnos muy fuerte, de la nada ellos dos se quedan callados mientras yo me sigo riendo, los miro y tienen cara de consternados.

—No me digan que creen esta tontería ¿verdad? —les dije yo asustada al darme cuenta que estaban con expresiones perdidas y asustadas.

—¿Sus lobos les están hablando verdad? —dijo el papá de José.

—¿Lobos? —dije yo riéndome—. Señor, ¿se encuentra bien? Creo que Alaska los ha afectado.

—¿Rosali, te acuerdas de la voz que te dije que tenía en la cabeza? —me preguntó Jeremy quitándome la sonrisa del rostro.

—Sí —le dije.

—Pues esa voz me dice que es cierto y que es un lobo, mi lobo. ¡Me pueden explicar cómo carajos tengo un lobo en la cabeza! —dijo Jeremy muy loco—. José, ¿tú también la escuchas cosas en tu cabeza?

—Sí –habló José— escucho una voz hace un tiempo, pero pensé que me estaba volviendo loco.

—¿Y por qué no nos dijiste nada hijo? —le habló su padre.

—Como si decirles a tus padres que escuchas cosas en la cabeza es fácil. Pensé que me encerrarían por loco.

—¿Esto es como las películas? —pregunté yo.

—Depende , ¿a qué película te refieres? —dijo la señora Leila.

—Como esa donde hay vampiros y lobos –dije yo.

—Ay dios, no quieres que te traiga un vampiro para que pelee por tu amor con José ¿no? ¡Rosali deja de hablar estupideces! —gritó Jeremy.

—No me refiero eso, idiota. Quiero decir, si ustedes se pueden convertir en lobos súper desarrollados.

—Todavía no, cuando cumplan 18 —dijo el señor Renzo.

—¡¿qué?! —gritaron José y Jeremy.

—En 3 días, si no me equivoco. Ustedes cumplen años el mismo día —digo.

—Exacto —dijo la señora leila.

—¿alfa y qué? —preguntó Jeremy—. No, no, no... ¡estas son estupideces! —dijo levantándose—. Yo me voy donde un psiquiatra para que me de pastillas y se me vaya esta voz de la cabeza y después volveré a la escuela.

—¡Tú no vas a ningún lado! —lo reprendió mi mamá entrando a la cabaña.

—¡Mamá! Estos señores están locos —dijo Jeremy.

—Hijo más respeto al beta de tu padre...

—¿Tú también? Rosali, vámonos antes de que se nos pegue la locura —dijo agarrándome del brazo.

—Eres igual a tu padre —habló el señor Renzo parando a Jeremy y dejándolo estático—, muy impulsivo. Bueno, te vas a ir si quieres, pero, primero, déjame mostrarte algo.

—¿Qué cosa? —Jeremy miró al señor Renzo.

Conocía esa mirada, está furioso por que nombró a papá.

—Algo que te comprobará que lo que digo es cierto.

—Si no lo hace, me iré con mi hermana.

—¿Por qué te la llevas?, ella no tiene la culpa de que tú seas un idiota —le refuto Jose—. ¿Acaso Rosali no puede decidir que va hacer por ella misma?

—Por favor —se rió Jeremy y se acercó a José—. ¿Tú crees que soy idiota? Lo único que quieres es meterte en su cuarto de noche, por eso no quieres que se vaya ¿verdad?

—¡Jeremy! – gritamos mi mamá y yo.

Él volteó hacia mi dirección.

—¿Tú me puedes decir qué mierda hacías con él en el momento que mi mamá te llamo para que vinieras a la casa? ¿Crees que no me di cuenta? ¡Acaso no te dije que te alejaras de él! —me preguntó furioso.

No podía decirle que me acompañó a la casa de Oliver porque me mata y después a José.

—Solo fue una coincidencia, la vi en la carretera y le dije que la llevaría a casa —se excusó José.

—¡Ya basta! —gritó el papá de José —¡Todos afuera! ¡Ya!

Todos salimos de la cabaña y nos dirigimos al bosque. Jeremy me tenía a su costado lo más alejada de José.

¡No lo entiendo!

Ellos parecían llevarse bien todo este tiempo que estuvimos de viaje, pero ahora se llevaban igual que antes. El señor Renzo se paró y empezó a sacarse la ropa.

—¿Acaso nos trajo para verlo desnudo? ¡No se da cuenta que hay una niña presente, inmoral! —dijo Jeremy tapándome los ojos.

—Todo tiene una explicación, hijo —dijo mi mamá.

—Madre, yo sé que estás algo necesitada porque no has estado con nadie desde mi papá, pero ten más respeto por la señora Leila. ¿Acaso no son amigas?, ¡como puedes estar viendo a su marido así! —habló Jeremy.

—¡Jeremy! —gritamos mi madre y yo mientras que José y su familia estallaban en risas.

—Irreverente igual que tu padre —dijo la señora Leila.

—Ahora retrocedan —dijo el señor Renzo quedando en bóxer.

—¿Ahora va orinar? —dijo Jeremy.

—¡hijo, ya basta! —Mi mamá estaba colapsando.

—¡Ya!, solo decía—respondió mi hermano.

De la nada el señor Renzo empieza a gritar y transformarse, se podía escuchar cómo se crujían sus huesos. José, asustado, intentó acercarse a él para ayudarlo, pero su mamá lo detuvo. En cuestión de segundos el señor Renzo era un lobo gigante de color negro.

—¿Qué mierda? —habló Jeremy poniéndome detrás de él, protegiéndome.

—¿Papá? —preguntó José acercándose al lobo.

El lobo, o bueno, el señor Renzo se acercó a José y lo empezó a lamer, después se agachó para que José se subiera a su lomo.

— ¿Alguna duda de que no estamos mintiendo? —dijo la señora Leila mirando a Jeremy.

—Ahora creo que sí podemos escuchar sus explicaciones —habló Jeremy sin despegar la mirada del lobo, asombrado al igual que yo.

—Sí, ahora creo que si nos pueden contar que tiene que ver mi papá con el señor Renzo.

—La historia creo que si no les va gustar para nada —dijo mi madre muy preocupada viendo a Jeremy.

¿Tan grave era?


ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora