CAPÍTULO 14.-tercer fragmento

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—¿Me parece o le gustas a mi prima? —dijo Matt cerrando la puerta.

—Es muy graciosa —le respondí.

—¿No se supone que eres gay? ¿y que eres MI mate? —me miro mal.

—Solo la veo como amiga, tonto —me senté en el mueble.

—Los dos tienen una loca manera de conversar —dijo.

—¿Ya le dijiste de ella a Oliver?

—No —dijo echándose en el mueble más grande.

—O sea que hablaste con el futuro alfa de Claro azul sin avisar a Oliver. —Me senté en el mueble de uno y le tiré una almohada.

—Yo he querido decírselo a Oliver, pero no he tenido oportunidad. Hemos estado metiéndonos de un problema a otro y ahora con lo de Lucy no me acordé —dijo Matt tapándose la cara con la almohada.

—Deberías llamarlo ahora mismo. —Lo miré serio—. Antes de que se entere de que la hija del alfa que piensan derrocar está en la isla porque tú la trajiste.

—No fue mi culpa. Hace dos días me llamó mi primo Matthew para ayudarle a transferir a Ruth, ¿qué querías que le dijera?

—Es cierto, si te negabas hubiera sido muy sospechoso. ¿Y si es una espía? —Matt me miró asustado.

—¿Tú crees que sospechan algo y por eso la mandaron?

—Puede ser.

—Ahora que lo pienso, hace generaciones que la manada Claro azul no manda a estudiar aquí a uno de sus integrantes de la familia. —Se quedó mirando a la nada—. ¡Mierda, voy a llamarlo ya!

Matt corrió hacia su habitación y yo me dirigí a la mía,. Este día ha estado de locos y la verdad estoy muy cansado, la prima de Matt, Ruth, no me daba mala impresión, pero uno no puede confiarse. Lo que me da más pena es que la nueva generación tenga que pagar por los errores de la anterior. ¿Qué culpa tenía Matt, Ruth, Jeremy, Rosali y ese tal Matthew de las estupideces que habían cometido sus padres? Pues ninguna, pero ahora están metidos en una red de mentiras, engaños y traiciones. Ahora Ruth y Rosali se conocerán en la escuela y no tengo idea de cómo lograremos que Ruth no descubra la verdad.



***






✽✿✽




La escuela no era algo fuera de este mundo, pero odiaba usar uniforme. Todos aquí me miran como un bicho raro, en el pasado eso me hubiera asustado, pero desde que me puedo convertir en una loba gigante tengo la suficiente confianza de arrancarle la cabeza a cualquiera que me moleste.

Ayer me quedé un buen rato con mi primo y su amigo Dylan, ¡que me pareció muy lindo!. Conversamos de todo, aunque podría decir que se les notaba algo nerviosos, seguro son cosas mías.

—¡Ruth! —Escuché la voz Dylan proveniente de un asiento que estaba al fondo del salón.

—Hola, Dylan —lo saludo cuando llegue a él.

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