CAPÍTULO 34.-segundo fragmento

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—¿Te duele mucho el cuerpo?

Ian abrió los ojos sintiéndose avergonzado de ser atrapado, estaba disimulando estar aún inconsciente al sentir la presencia de él.

—¿Cómo estás?

—¿Por qué lo hicieron?

Jaime resoplo.

—Alan estuvo solo en esto, nosotros no tuvimos nada que ver en lo que hizo —Jaime se sentó cerca de su camilla—. Quiso agilizar las cosas porque hoy es la reunión de manadas.

—No tenía derecho a meterse en nuestra relación —Ian frunció el ceño—. ¿Cuál es el verdadero propósito de todo esto?

Jaime asintió de manera comprensiva.

—Sé que se ve muy mal desde tu punto de vista, pero...

—Por favor deja de comportarte de esta manera —le dijo hostil—. Se que no te agrado y que tu amabilidad es una máscara, tu actuación no sirve conmigo Jaime.

Jaime intentó sonreír pero solo logró una mueca y cruzó sus brazos.

—Necesitábamos que estén juntos para cuando Jae sea nombrado alfa.

—Eso ya me lo explicó tu amigo de mierda —Ian gruño—. Yo te pregunto cuál es tu razón para que hicieras que tu ...tu... sirviente o lo que sea de ti ese demonio, intentará matarme.

Jaime sonrió de manera siniestra y alzó una ceja, sorprendido por lo rápido que lo había deducido Ian, ni siquiera Alan lo había descubierto, que pensara que tenía fe en Ian fue su estrategia.

Intento seguir disimulando, pero su lobo bufando dentro de él no se lo permitió.

—¿Pensaste que no haría nada con respecto a Lauren? —Jaime se levantó y empezó a caminar alrededor de él—. ¿De verdad lo pensaste?

—¿Y porque no me enfrentaste?

Soltó una carcajada.

—¿Quién crees que soy? —dijo despectivamente—. Yo no me voy a ensuciar las manos por alguien ...—lo señaló—. Como alguien como tú, ¡Por la diosa luna!, eso sería caer demasiado bajo.

—Entonces utilizaste a tu monstruo para acabar contigo

—¿Acabar contigo? —preguntó Jaime burlesco—. Pobre iluso, ¿Tú crees que, si yo te quisiera muerto, estarías respirando? —negó con la cabeza—. Yo siempre he sido creyente de que matar a tu enemigo rápidamente es injusto, lo mejor es hacerlo sufrir en vida para que pague por todo.

Alzó su mano callando a Ian que le iba a responderle.

—Pero para mi no eres lo suficientemente valioso como para ser mi enemigo —lo miró con desdén—. Yo simplemente iba a hacer que cometieras algo malo para que Lauren te odie y ella misma te alejara de ti, pero para mi suerte encontraste un mate del cual puedo sacar beneficios para el reino.

—¡No te metas con mi mate!

Jaime se rió.

—¿Verdad que es molesto que se metan con tu mate? —lo callo—. Deberías estar agradecido, hice que el chico se amarrara a ti por siempre, ahora serás feliz a su lado, te iras a su manada en corea que gracias a la diosa luna está muy pero muy lejos de aquí, se querrán mucho y estarás tan ocupado ayudándolo a manejar su manada que lamentablemente nunca más podrás tener contacto con Lauren, jamás, ni siquiera una llamada.

Ian volvió a intentar interrumpirlo, pero Jaime le tapó la boca con una mano y con la otra le empezó a ahorcar.

—Porque si después de que te vas, vuelvo a saber de ti por algo que no sea netamente por cosas de la manada de Jae, me encargare de que tu mate sea destituido de su puesto de alfa y que toda la maldita manada de nómadas de tu familia sea borrada de la faz de la tierra y cuando vayas a buscarlos, solo encuentres cenizas de la asquerosa cabaña donde vives.

Jaime escuchó pasos que se acercaban así que soltó a Ian y volvió a sentarse cerca de él , Lauren entró y se comporto como si nada de eso hubiera sucedido brindándole una sonrisa a su amada y disimulando estar preocupado por el chico , Ian estaba notablemente mortificado aunque no dijo nada y actuó como si recién se levantara.




***




—Alan —Matt le insistió.

Alan estaba enfurruñado mirando a Jae que estaba asustado sujetando a Evangeline, que estaba parada en medio de los dos con los brazos cruzados y mirando con odio a Alan.

Oliver empezó a toser.

—Cof...cof An...sel...cof...cof.

Alan suspiró derrotado.

—Jae te pido disculpas —miro a Oliver con odio—. Yo hice esto sin permiso de nadie, solo quería ayudar.

—¡¿Y era necesario casi matarlos a golpes?! —grito Evangeline histérica.

—¡Era una actuación! —Alan la señalo—. ¡Tú qué sabes de tortura!

—Eva —Jeremy la quitó del medio para que Alan pueda disculparse con Jae—. Mira —Alan se acercó a Jae que se quedó estático—. Actúe de ese modo porque quería saber si de verdad serías capaz de matar a tu propio mate.

—¿Por qué no paro cuando le dije que no lo haría? —pregunto temeroso.

—Quería asegurarme que te quedaras con él —se rascó la cabeza—. Además que aun estaba algo molesto por lo de Lucy.

—¡No fue suficiente al hacerlo ver el video de Crina! —volvió a gritar Evangeline.

Alan la fulminó con la mirada.

—Míralo por el lado bueno —dijo dándole la mano a Jae para que hicieran las paces—. Ya marcaste a Ian y ahora te debo dos peticiones, deberías usarlas con tus primos pendejos que han venido junto a tu padre.

Jae abrió los ojos totalmente.

—¿Mis primos? —dijo cambiando de semblante—. ¿Qué hacen aquí?

—Mis fuentes dicen que están viniendo a sabotear que hayas logrado que tu manada sea unas de las 10 principales —hablo Oliver—. De hecho, uno de ellos parece estar formando una especie de alianza entre varias familias importantes de tu país para que la tuya sea destituida —Oliver le entregó un folio lleno de documentos que sustentaban lo que decía.

Jae se sentó mirando hoja por hoja con mucha preocupación, cuando termino miro a Alan con los ojos humedecidos.

—Te perdono todo lo que quieras, pero ayúdame a salir de esto —miro a Oliver—. Ayúdenme a salir de esto, esto no es una simple destitución, nos van a matar, a mi y a toda mi familia —se sintió ahogar—. A mis hermanitos.

—Claro que te ayudaremos —Evangeline lo abrazo—. Vamos a enseñar a esos estúpidos con quienes se han metido, ¿Verdad chicos?

—Vamos a acabar con toda la mierda que hay en las manadas de tu país —sonrió Oliver—. Pero necesito que hagas todo lo que te pidamos.

—Y si quieres que mate a alguien no tengo ningún inconveniente —acotó Alan—. Los quemo a toda tu manada si quieres.

La puerta se abrió dramáticamente, Dylan apareció muy arreglado, luciendo el uniforme del escuadrón que casi nunca usaba.

—Los alfas ya están reunidos, Jaime los entretiene —sonríe—. ¿Están listos?

—¿Estamos listos Jae? —le preguntó Oliver.

—Más que listos —Jae asiente—. Díganme que tengo que hacer.


ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora