CAPÍTULO 18.- segundo fragmento

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Sentía que mi corazón iba salir de mi pecho, temía que si cerraba los ojos y los había de nuevo despertaría de un largo sueño y volvería a una realidad donde Alan y yo no estaríamos juntos ni de chiste. Mi padre me tiene cogida de un brazo, veo como mi hermana empieza a caminar delante mío cuando empieza la música.

—¿Estas lista?—me pregunta mi padre.

—Si. —Asiento con la cabeza, pero soy incapaz de moverse.

—No soy un experto en bodas, pero creo que este es el momento de que la novia debe entrar caminando al altar—yo suelto una risa por su ocurrencia y el me acaricia el brazo—. Todo va a salir bien mi pequeña.

—¿Y si se dan cuenta?—toco mi vientre oculto entre las capas de telas de mi vestido

—Con el mate que tienes, no creo que alguien diga algo si se da cuenta—le resta importancia.

—Si probablemente él...

—Los queme vivos a cualquiera que te haga sentir mal.—Completa la oración y reímos.

—Bueno creo que debemos avanzar si no quieres que aparezca ahora mismo y te lleve a rastras al altar—dice haciéndome avanzar.

Salimos del palacio por la alfombra blanca que me guía al altar, mientras camino, me doy cuenta que todo esta tan hermoso como lo planee. Todos voltean a mirarme cuando ya estoy cerca, pero en lo único que presto atención es al perfecto hombre que veo al final.

Lleva un traje negro hermoso, su cabello casi peinado, sus manos metidas en sus bolsillos y una sonrisa que cautiva a todas las mujeres presentes. Pero sé que solo me ve a mí, que siempre me vio solo a mí y que seguirá haciéndolo hasta sus últimos días, como yo solo lo amaré a él hasta que la muerte me quite de su lado.

—Aquí te entrego a mi hija y con todo mi amor espero que siempre sean felices—mi madre deja escapar un sollozo al escuchar a mi padre.

—Hola— me saluda él cogiéndome la mano.

—Hola—le sonrió.

Después de su desmayo los chicos se lo llevaron y no tuvimos oportunidad de hablar, pero al verlo tan feliz me doy cuenta que solo fue un susto.

—Señores y señoras estamos aquí reunidos....

La ceremonia comienza, pero yo no puedo concentrarme porque me siento un poco mareada, sujeto fuertemente la mano de Alan, él me la acaricia y eso me calma un poco pero no del todo, no solo son nervios es algo más ¡oh por favor que no sean los bebes!

—Es el momento de que el novio diga los votos matrimoniales —indicó el padre, ¡por la diosa luna!

—Bueno—Alan se giró hacia mí —. Me acuerdo muy bien el primer día que te vi, Oliver estaba muy emocionado de tener una nueva hermanita y nos insistió en presentárnosla—mi hermano y los chicos asintieron con la cabeza—, Nos llevó a tu cuarto y cuando te vi ahí toda pequeñita con una pequeña mota de cabello rubio en tu cabeza y una sonrisa de oreja a oreja, a pesar de que yo solo tenía 10 años sabía que serías una persona muy importante para mí. Después los años pasaron y cumplí 18 , me di cuenta que eras mi mate, me alejé de ti pensando de qué era lo mejor para ti, pero estaba totalmente equivocado y solo te provoque un dolor innecesario—agacho la cabeza—, decirte que te amo no es suficiente para expresar todo lo que siento por ti pero prometo esforzarme cada día para demostrártelo , aunque tenga que anteponer tu felicidad a la mía , prometo que siempre te protegeré aunque tenga que luchar con fuerzas más grandes que yo y espero que mientras envejezcamos y lentamente cambiemos, podremos mirarnos a los ojos y saber que lo que tenemos juntos nunca desaparecerá.

Mi maquillaje ya estaba arruinado con todas las lágrimas que tenía en mi cara, mientras él ponía el mi aro matrimonial en mi mano

—Me entrego a ti este día, para compartir mi vida contigo— dijo al final de ponerme el aro, ahora era mi turno

—Puedes confiar en mi amor, porque es real. Prometo serte una esposa fiel y compartir y apoyarte en tus esperanzas, sueños y metas. Mi voto estará contigo para siempre. Cuando caigas, te levantaré, cuando llores te confortaré, cuando rías compartiré contigo tu gozo. Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo desde este momento hasta la eternidad—le puse su aro y repetí sus últimas palabras—Me entrego a ti este día, para compartir mi vida contigo

— ¿Lucy Moore aceptas a Alan Hoffman como tu legitimo esposo?

—Si, acepto—respondí inmediatamente.

—¿Tu Alan Hoffman aceptas a Lucy Moore como tu legitima esposa?

—¡Sí! —grito el.

—Entonces yo los declaro marido y mujer – finalizó el padre

Alan me sujetó y me besó ferozmente, todos los gritos de felicitaciones dejaron de escucharse, solo éramos él y yo.

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora