CAPÍTULO 27.- primer fragmento

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—Ya nos comunicamos con todas las manadas cercanas —uno de los hombres de Matthew informaba de la situación notablemente asustado—. Mandaran todo el apoyo inmediatamente y resguardarán a sus familias.

—¿Refugiaron a los indefensos aquí? —le preguntó Jaime.

—Tenemos escapes en los tres principales puntos de la manada —explicó Matthew—. Uno debajo de esta mansión, la iglesia y el hospital; debajo de las tres edificaciones hay pasadizos que te dan escapes a distintos puntos lejos de aquí. Mande a evacuar a los que no pueden defenderse.

—Ya va a anochecer —Jaime miró por las ventanas—. Ellos atacaran cuando ya no haya ni un brillo del sol, es cuando son más fuertes.

—Tienes que irte Jaime —Matthew se levantó del asiento enfrentándolo—. Tienes que escapar por los pasillos.

—¿Estás loco? —Jaime lo miró sorprendido—. Mi deber es ayudarte a proteger la manada.

—No somos suficientes —Matthew apuntó por la ventana—. ¿Acaso no los sientes?, son demasiados, lo único que podemos hacer es detenerlos lo suficiente para que no lleguen a los que están evacuando o hasta que llegue la ayuda.

—De ninguna manera...

—¡Jaime! —Matthew lo callo—. Tu no eres un simple hombre lobo, eres parte del escuadrón del rey por no decir el más importante de él, tienes que volver a la isla y planear cómo protegerla, no pasaría nada si mi manada desaparece, pero ... pero si el reino cae, creo que sería el fin para nuestra raza.

—No te voy a dejar.

—Se que crees que es lo correcto —Matthew puso su mano sobre su hombro—. Pero no permitiré que mueras en vano.

Matthew se alejó de él y miró por la ventana.

—No falta más de una hora para que anochezca —volteo y le sonrió ampliamente—. Estoy feliz de que mis hermanos tengan a un amigo tan leal con ellos.

—Matthew —Jaime lo miró algo molesto y triste—. Realmente no te voy a dejar solo en...

Antes de que termine la frase, alguien lo sujeta tapándole la boca con un pañuelo con un olor realmente fuerte que hacía que se sintiera mareado.

Sentía como iba perdiendo el conocimiento.



***






—¡Tienes que calmarte! —Oliver le gritaba a Alan.

—¡No puedo sentarme a esperar que me llamen diciendo que Jaime está muerto! —Alan caminaba furioso y desesperado por todo el despacho de Oliver—. ¡No puedo!

—De igual manera no llegarías a tiempo Alan —Dylan que lloraba silenciosamente lo miro—. No llegarías a tiempo.

Alan empezó a reír de manera maniática.

—¿Entonces qué hacemos? —miro a todos—. ¿Solo planeamos cómo protegernos a nosotros mismos y no hacer nada como siempre?

—Alan —Oliver se acercó a él—. Yo entiendo tu dolor, no creas que eres el único que estima a Jaime porque estás equivocado , yo tengo todas las ganas del mundo de agarrar a todos mis hombres e ir a matar a cualquiera que intente hacerle daño pero no puedo... —Alan miró a todos 

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora