Fase 1: odio

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Capitulo 19

Lea

12 pm, un arma apunta a mi cabeza, la mano larga y delgada de Nam Joon temblaba de una forma ineludible, parecía que una honda de nervios e ira lo hubieran azotado contra la pared de la vida.

Mi palabra no es creída, sólo un comentario de un desconocido hizo que la bonita relación, por decirlo así, se fragmentara. Sólo por eso, mi palabra quedó como nada, y puede que no sea muy importante viniendo de alguien como Nam Joon, pero aún así cuando dices la verdad y no eres escuchado, es un poco difícil.

Si era asesinada o no, no era el problema, en realidad nada lo era, sólo pasaba una maldita nostalgia por mi cabeza, el rompecabezas de la vida no ha sido resuelto, sus fichas se están cayendo.

-Mira - dijo el joven con el arma - Yo ya no puedo hacer esto, hay pocos en los que puedo confiar en este momento, y de alguna forma hay algo, bueno o malo, que te protege.

Le Sonreí con cautela, no entendía la lógica criminal de esta ciudad y de estos días, son gente mala o qué, realmente son raros.

Mis brazos dolían después de los jalones que el rubio oscuro propinó en ellos, la vulnerabilidad era mi amiga, y el cansancio mi hermano. Salí decidida por la puerta de mi habitación, iba a huir y dejarles sus vidas quietas.

Sólo la luz de la sala estaba encendida y la silueta del más alto se proyectaba en la ventana , caminé casi como un gato y abrí la puerta haciendo el más mínimos ruido, me emocione a sobremanera porque no había hecho sonido alguno, baje unos dos o cuatro escalones de espaldas.

-Predecible - la voz tenue de Suga hizo que me removiera para casi caer.

Lo miré algo incrédula.

-Ven conmigo un rato, debemos hablar.

Ya siendo de madrugada las calles estaban más frías, sólo un poco de neblina nos acompañaba hasta quien sabe qué lugar.

El parque de los deseos estaba totalmente iluminado, hacia mucho tiempo no venía aquí, era relativamente cerca, pero no tenía tiempo para relajarme como antes en este lugar. Las hojas de los árboles tenían pequeñas gotas cristalinas de agua y el césped se veía tan brillante como si fuera de día. Suga tomó mi brazo con delicadeza y me llevó directo a las bancas.

Mis uñas ya tenían un color morado y sin darme cuenta me encontraba temblando por el magnífico frío de la madrugada. El chico puso su abrigo sobre mis hombros y luego me miró expectante.

-Hay muchas cosas por las que se que estas confundida. No es fácil incluso para mi, pero...

-¿qué quieres decir?- interrumpí.

Suspiró levemente y luego miró hacia la calle.

-Estamos en una pequeña situación difícil, como resumen quieren matarnos. A alguien se le ocurrió la grandiosa idea de jugar a los juegos del hambre o algo parecido. Un hombre, que nadie sabe a donde carajos se encuentra, recolectó billones y los guardó en una parte que nadie sabe. Todos quieren ese tesoro por así decirlo.

Frunci el seño, qué tenía que ver yo en todo esto.

- Todos están locos por eso. Voy a decirte algo, la razón por la que somos así contigo es sólo porque aún somos como niños, sin la inocencia, pero, no vemos necesarias ciertas actitudes que los demás de nuestra " categoría " tienen. El dinero que conseguimos no es sólo para nosotros, hay muchas personas que se benefician de el.

-como Robín Hood.

-no somos héroes... Cuando la mayoría de nosotros éramos niños, nuestras condiciones no eran buenas, para nuestras madres era difícil conseguir trabajo y teníamos que ayudarlas. Por eso hicimos algo por esas personas con tales condiciones, no les regalamos nada, ellos mismos trabajan dignamente y hacen sus cosas.

Cuando choqué contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora