Me miro en el espejo del baño después de haber secado mi cabello con una toalla, salgo del baño y tomo asiento en el orde de la cama pensando en todo lo que había pasado a penas unas horas, voy a su armario y tomo un T-shirt negro y me lo pongo sin ponerme ropa interior salgo de la habitación camino por el pasillo decorados con pintura costosas, el olor del tocino llega a mis fosas nasales así que no dedico tiempo en ver la casa bajo las escaleras y camino directo a la cocina.
—Buenos días, joven.—es una mujer muy sonriente.
—Hola, buenos días.—digo un poco avergonzada.
—Si busca al joven Chris el está en el gimnasio.—asiento.—Es por el jardín, siga el camino de piedra y lo encontrará.
—Muchas gracias.
No esperé más y seguí las indicaciones de la señora, no fue difícil encontrarlo miro la enorme piscina y entonces lo vi a través del cristal seguí caminando y entre al gimnasio tiene sus audífonos por lo que no se percata de mi presencia, me recuesto del marco de la puerta está completamente sudado mientras hacía pesas de los brazos, miro su tatuaje en su enorme espalda haciendo que el luzca un tanto peligroso las gotas de sudor caían desde su nuca a su espalda, el deja la pesas hasta que me ve y se quita sus audífonos.
—¿Tienes mucho tiempo ahí?—negué.
El viene a mi y siento mis mejillas arder toma mi mentón haciendo que lo mirara.
—¿Estás bien?—me sentí extraña al ver cierta preocupación en su mirada.
—Sí.—y yo retrocedo un paso y el lo nota.—La señora me dijo que estabas aquí.
—Suelo entrenar aquí.—da otro paso y yo retrocedo.
—Ya veo.—muerdo mi labio.—Te levantaste muy temprano.
—De hecho no dormí... ¿Segura que estás bien?—asentí, da otro paso y yo retrocedo.—Parece que no me quieres cerca.
—Tú estás...—señalo su cuerpo sudado.—Ya yo estoy limpia, bastante limpia.
El alza sus dos cejas y sonríe sin mostrar sus dientes a mi se me escapa una risa.
—Te espero para desayunar.—el asiente aguantando las ganas de sonreír.—No tardes.
El niega y voy a la salida cuando tomo el cerrojo, éste no abre intento otra vez y no funciona.
—Mierda, mierda...
—Creo que no fue buena idea.—dice detrás de mí y doy la vuelta.
—Me acabo de duchar.-el se encoge de hombros y camina a mí.—Chris, abre la puerta. Ahora.
—Sabes que no lo haré.—el se acerca mucho y me toma de la cintura luego susurra a mi oído.—Porqué sé que no traes ropa interior ¿de verdad crees que te dejaré ir?
Mi feminidad se contrajo, el baja a mi cuello y con lentitud pasa su lengua trago en seco siento su mano en mi pierna derecha y la acaricia pero de un momento a otro me carga y me cubre de su sudor cuando mueve su cabello.
—¡Eres un idiota!-alza una ceja.—No se vale.
—No me vuelvas a insultar.—pongo los ojos en blancos.
ESTÁS LEYENDO
AMOR POR CONTRATO (Editando)
RomanceTeníamos un contrato donde especificábamos que no éramos amigos y mucho menos novios, aunque pasábamos más cosas de la que pasaban los novios. La relación es tanto difícil de explicarla pero nos era más fácil vivirla, improvisarla, gozarla.