Capítulo 5 : Confía en mi.

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A la mañana siguiente de aquel beso.

Arturo había dormido como un niño aquella noche, había conseguido que Sofía le perdonase por haberle ocultado que estaba casado, amaneció de buen humor, sin poderse casar de la mente aquel intenso encuentro con Sofía, pero mucho menos aquel beso, desayunó a prisa para ir hasta los establos, sabía que Sofía llegaría de un momento a otro para ver a Duna y su potrillo recién nacido, parecía un niño pequeño con un juguete nuevo, ahora sólo tenía que poner las cosas claras a su padre para divorciarse de Amanda y poder estar con Sofía, para Arturo todo en aquella mañana era felicidad.

De la misma manera amaneció Sofía, cada vez que cerraba los ojos su mente le proyectaba una y otra vez la voz y los besos de Arturo, besar su boca había sido como tocar un pedacito del cielo, estaba realmente feliz sus hermanas lo notaron, no tuvo de otra que contarles lo sucedido, Irina aprobó de inmediato la felicidad de su hermana, pero Andrea volvió a decirle que tuviese cuidado, lo tenía, Sofía a pesar de todo tenía las ideas claras, siempre las tuvo, Arturo tenía que demostrarle muchas cosas si quería empezar una relación con ella.

Al llegar al rancho cada una tomo direcciones opuestas, Irina y Andrea entraron dentro de la casa para trabajar junto a los hermanos Mendoza, sin embargo Sofía fue directa hacia las cuadras, intuyó que Arturo la esperaría ahí, pero cuando caminaba hacia la entrada en el cobertizo oyó una voz que decía su nombre, arqueó una ceja curiosa, pero al escuchar por segunda vez su nombre supo que alguien la llamaba, entró con sigilo mirando a ambos lados.

- ¿Arturo? -Entraba despacio mirando de un lado a otro sin llegar a ver a nadie en ningún lado. -No es gracioso...sal anda...-Hizo una especie de puchero buscando con la mirada una pista de él.

De la nada apareció Arturo agarrándola por detrás con fuerza, la pegó a su pecho rodeando con sus fuertes brazos la cintura de ella, dio un pequeño beso en el cuello de Sofía, sintió como bajo sus labios la piel de ella se erizaba, eso le gustaba, le gustaba provocar sensaciones en ella. -Buenos días chaparrita...

- ¿Chaparrita? -Se giró sonriendo sobre sí misma para rodear el cuello de Arturo con las manos. -Me gusta cómo suena...-Acercó sus labios a los de él para humedecerlos, despacio, mordiéndose el labio inferior se apartó.

-Te eché mucho de menos. -Ladeó una sonrisa el joven sin despegarse de ella ni un solo centímetro, le gustaba tenerla así de cerca.

-No seas exagerado, solo fueron unas horas. -Tocó con su dedo índice su nariz de forma cariñosa.

-Unas horas eternas. -Rió bromeando con ella alzándola en el aire para apoyarla contra un gran pilar de madera que estaba en uno de los extremos, la espalda de Sofía había quedado apoyada ahí.

- ¡Estás loco Arturo! -Reía junto a él agarrándose a sus hombros para evitar caerse, cuando estuvo elevada en el aire unos centímetro por encima de él lo contemplo, acarició su rostro y agachó la cabeza para volver a besarle.

Arturo respondió al beso acercándose más a ella, eso le obligaba a pegarla más a aquel poste de madera donde la había apoyado anteriormente, las piernas de Sofía rodeaban la cintura de Arturo, giró la cabeza hacía atrás haciéndole una mueca pícara, parecían entenderse sin palabras, bajó despacio a Sofía, quedó unos instantes parado ante ella, contemplándola cómo si no quisiera perderse nada de aquella mujer, lo estaba volviendo loco y ni siquiera la había tocado.

Sofía acarició el pecho de Arturo que estaba al descubierto tras aquella camiseta de tirantes, se mordió el labio agarrándole la mano, caminó por delante de él hasta llegar a un rincón del cobertizo que utilizaban para guardar la paja en bloques, Sofía se subió encima de uno de estos indicándole a Arturo que se acercara hasta ella con el dedo índice, no la hizo esperar mucho, se acercó hasta ella colocándose entre sus piernas, acercó su boca hasta la de ella entreabriendo los labios para recibir los ajenos, ambos cerraron los ojos, la intensidad del encuentro iba subiendo por momentos, Arturo atrapó el labio inferior de Sofía estirándolo hacía él con mucha suavidad, ella soltó un jadeo casi insonoro, la excitación que estaba sintiendo no la había experimentado nunca antes, agarró rápido la camiseta de Arturo sacándosela por encima de los hombros, la tiró a un lado, hubo unos instantes donde ella quedó contemplando su cuerpo, le parecía demasiado perfecto, pero sin tiempo a reaccionar Arturo se abalanzó sobre ella, la espalda de Sofía se arqueó sobre aquellos bloques de paja, la devoraba con la mirada, sus manos acariciaban cada centímetro de su piel. Metió una mano por debajo de la ropa de ella, sus dedos acariciaban sus caderas, muy despacio disfrutando de como ella se estremecía ante aquello, agarró uno de sus pechos el cual apretó hasta hacerla gemir. La sonrisa de Arturo ante aquello fue enorme, la volvió a besar sin dejar de acariciarla en ningún momento por cada rincón de su cuerpo.

Susurrame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora