Capítulo 20 : Reencuentro susurrador.

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Una vez siento la demora, no es por nada en especial, ando más ausente de lo habitual, pero aunque no pueda hacerlo tan constante como antes, la historia seguirá su curso aunque a un paso más lento, espero que el reencuentro les guste. Mil gracias.

Arturo no podía creer lo que estaba viendo, no estaba soñando, era real, Sofía había interrumpido en aquella fiesta como si de un ángel iluminador se tratase, no pudo evitar sonreír al verla acercarse a él, ella sonreía de la misma forma, parecían dos críos nerviosos que se veían por primera vez.

Arturo sintió como le empujaban hacia delante, miró atrás con una sonrisa de oreja a oreja y adelantó sus pasos para llegar hasta ella, agarró suave su cintura pegándola contra su cuerpo, Sofía no podía ocultar la sonrisa que había mantenido desde que le vio, posó una de sus manos sobre su hombro, sus otras manos libres se enlazaron empezando a bailar el ritmo que aquella música les marcaba.

El amor que desprendían podía incluso verse, se miraban como si no existiera nadie más en el mundo salvo ellos dos, era tanta la felicidad que sentían ambos por tenerse así que no podían hablar, sobraban las palabras para ellos, sus miradas se encargaban de comunicarse, podían hablar sin ser oídos, solo ellos podían entenderlo, porque era como realmente se sentían, eran solo ellos dejándose llevar por su amor.

Los ojos de Arturo brillaban, al igual que la sonrisa de Sofía, ella era incapaz de dejar de sonreír, tampoco de mirarle, la música los envolvía en una armonía de paz, esa paz que no habían tenido en tantos días, ahora eso no importaba, estaban juntos de nuevo, y nadie les iba a arrebatar eso.

Todo aquello parecía un sueño, tanto era así que se acariciaban despacio como si quisieran comprobar que no soñaban, sus manos rozaban las ajenas, Arturo la pegó un poco más a él para susurrarle al oído, ella sonrió, escondiendo la cara sobre su pecho, la levantó mirándole de nuevo a los ojos, sus sonrisas eran amplias, más aún que al principio, destellaban felicidad.

—No entiendo que haces aquí... —Dijo él llevando el ritmo de aquel baile, moviendo la cintura de ella de un lado a otro.

— ¿Qué hago aquí? Vine a buscar al hombre de mi vida. —Respondió ella con una amplia sonrisa dejándose llevar por él.

— ¡Ay si...! ¿Y cómo supiste que estaba aquí? ¿Fue Flavio verdad? —Miró hacia atrás mirando de lejos a su hermano, sabía perfectamente que había sido él, nadie más pudo ser.

—Eso no importa... —Sofía acarició su cara suavemente manteniendo la cercanía con su cuerpo al igual que su mirada. —Lo que nunca me voy a perdonar es no haber descubierto la verdad por mí misma...y mucho menos cuando la arpía de Amanda ha utilizado el chantaje para mantenerte a su lado.

Los ojos de Arturo cayeron hacia abajo, pero fueron unos instantes solo, Sofía ya sabía toda la verdad, eso por una parte lo aliviaba, pero también lo inquietaba la idea de que le hicieran daño alguno. —Perdóname...amenazó con matarte y hacerle daño a nuestro bebé.

—Arturo yo habría enfrentado todo por ti, Amanda no me asusta, no le tengo ningún miedo, ni a ella, ni a nadie. —Sofía miraba a Arturo, estaba serio ahora, pero a su vez no la soltaba, la aferraba a el cada vez con más intensidad.

—Escúchame muy bien chaparrita, tú me acabas de dar toda la fuerza del mundo ahora mismo, y mientras estés a mi lado, nadie te hará daño, ni a ti, ni a mi hijo, yo los voy a defender con mi vida. —Arturo sonrió ante la sonrisa de ella, no podía evitar sentirte bien cuando ella estaba tan cerca, y mucho menos evitar sonreír si ella lo hacía. —Te amo.

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