Cuando cumplimos un año y tres meses de relación, la salud de tu padre aún continuaba crítica y sus días estaban contados.
Todos estábamos abatidos y tristes. Pero eso no te impidió impresionarme como cada vez. Y a pesar de que yo misma te había pedido desde el agravamiento de tu padre que olvidáramos las celebraciones, insististe en salir ese día a dar un paseo.
Me dijiste que necesitabas distraer tu mente fuera de aquel hospital.
Me llevaste a un jardín botánico, y caminamos tomados de la mano. Los senderos eran hermosos, y la naturaleza nos daba un aire fresco que agitaba mi cabello de vez en vez. Te detuviste en un puente flotante rojo sobre un pequeño lago y yo fruncí el ceño. Me tomaste en un abrazo y me agradeciste por todo. Yo me acurruqué en tus brazos y te dije que yo estaba para apoyarte en todo momento.
Tras un momento de un cómodo silencio, donde solo se escuchaba el cantar de las aves, me preguntaste si era un buen momento para recitarme un poema de amor. Reí contra tu pecho, y murmuré un «por supuesto» como respuesta.
Te separaste de mí y de inmediato sentí el aire frío al estar fuera de tus brazos. Quería regresar ahí. Pero me miraste a los ojos con un brillo peculiar en ellos y me sonreíste. Entonces empezaste a recitar:
¿Puedo compararte a un día de verano?
Tú eres más hermosa y más templada.
Rudos vientos agitan los capullos de mayo,
y el estío termina su arriendo brevemente.
A veces brilla el sol con demasiado fuego,
y a menudo se vela su dorado semblante.
A veces la belleza declina de su estado,
por causas naturales o causas imprevistas.
Mas tu eterno verano jamás se desvanece,
ni perderá su instinto de tener la hermosura,
ni la Muerte jactarse de haberte dado sombra,
creciendo con el tiempo en mis versos eternos.
Mientras los hombres puedan respirar o puedan ver,
vivirán mis poemas y a ti te darán vida.
Mis ojos se cristalizaron al escucharte recitar el soneto dieciocho de William Shakespeare. Me parecía el momento más romántico del mundo y juré amarte por toda la eternidad. Tú también lo hiciste.
Solo que yo hoy lo sigo cumpliendo, mientras tú nunca lo hiciste.
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Notas teñidas de sangre © [Notas #1]
BeletriePrimer libro de la bilogía «Notas». Aclaración: la segunda parte la pueden encontrar accediendo a mi perfil, estando como «Notas impregnadas de olvido © [Notas #2]». * «Él ya no está, y ella escribe con el corazón en la mano, mientras tiñe las notas...