«Folio diecisiete»

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A papá le agradabas cada día más, y yo estaba encantada con el suceso.

Nada podía salir mal.

Pero todo se fue abajo cuando tu padre agravó, y sus días se disminuían. Tu madre parecía ser inconsolable y tus ojeras se volvieron notorias, a causa del estrés y la preocupación.

Y yo no sabía qué hacer.

—No me abandones. No me dejes nunca, Pétalo —Fue tu petición aquella noche en un hilo de voz.

Me habías tomado de la mano y la sujetaste como si de verdad me retuvieras. Como si me necesitaras.

¿Por qué? ¿Por qué fingir aún con la situación de tu padre?

Te juré que no te abandonaría. Que no te dejaría nunca.

Pero fuiste tú quien me dejó, sumida en los recuerdos y en tu sabor a menta.


Notas teñidas de sangre © [Notas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora