17: "Nos conocimos mucho antes de lo que imaginas"

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(Narra Brad)

Cuatro años atrás...

- Vamos, tío. No perdemos nada por visitar un sitio distinto.

- De verdad que no me apetece... - rechacé la propuesta sin ganas de cambiar la rutina.

- Será entretenido - siguió insistiendo Asier.

Cada viernes solíamos salir los dos a un bar llamado "La muralla de Sta. Eulalia" donde tomábamos unas copas iniciándonos a la vida adulta cuando, de pronto, a Asier se le ocurrió el "magnífico" plan de conocer algo diferente y cambiar de local a por un "garito de ambiente". Dijo que, además de un bar comfortable y bien acomodado, tenía actuaciones eróticas mas éstas no eran protagonizadas por mujeres.

- No quiero ir. ¿Pretendes cambiar mi orientación? - me crucé de brazos.

Mi amigo se limitó a sonreírme y, finalmente, me acabó llevando por la fuerza a ese lugar. Éste estaba recargado de luces en su exterior. Luces neón y música abrumadora. La verdad es que las ganas de pasar mi tiempo ahí eran nulas; no necesitaba ningún cambio en mi vida ni en mi orientación.

Éramos menores de edad y, obviamente, no nos dejaron pasar a la sala de aquellos bailes por lo que nos adentramos con un par de DNIs falsos que había conseguido Asier mediante algunos de sus contactos. Una vez en el interior, ocupamos unos sitios en una mesa cerca del podium y pedimos unas cervezas a la vez que nos situábamos en aquel ambiente innovador.

No había ni una sola mujer en todo el local. Eso era algo demasiado nuevo para mí.

Después de anunciar el comienzo del espectáculo, salió un hombre sin camiseta pero con una corbata de color amarillo chillón y unos calzones negros. Se acercó a la barra metálica y dio lugar a unos meneos muy femeninos en torno a ésta.

- Esto es ridículo - dije después de haberme levantado insatisfecho.

No tardé ni un solo minuto en haber sido detenido de forma inusual: los brazos que me abrazaron desde detrás fueron restregándose contra mi pecho al igual que el bulto de su pantalón contra mi trasero.

- ¡¿Qué cojones...?! - me alteré empujando violentamente a esa persona.

El hombre semidesnudo parecía haber previsto mi movimiento porque no me mostró ningún tipo de expresión sorprendida sino que, al contrario, me dedicó una mirada seductora y volvió a intentar manosearme acompañándose de palabras estúpidas como "estás caliente...", "no huyas, bebé..." y más porno-erotismo.

No dudé en golpearlo, esta vez conscientemente, armando jaleo a mi alrededor. Todos me rodearon gritando como si yo hubiera tenido la culpa de que un gay hubiese intentado violarme. Entonces fue cuando varios guardias de seguridad entraron y me echaron a la fuerza.

- ¡Tampoco necesito vuestro bar de trastornados! - exclamé sacando el poco orgullo que me quedaba aun -. Maldita sea.

Bufé y comencé a caminar de camino a casa con las manos en los bolsillos para calentarme cuando, un chico con una sudadera enorme cuya capucha la cubría medio rostro, se chocó contra mí de frente y continuó andando sin inmutarse hacia el bar.

- No te disculpes - dije viendo cómo se alejaba.

En ese momento, salió Asier del local intentando situarme cuando finalmente me vio y aceleró para alcanzarme.

- Oye, eso fue muy irrespetuoso - pretendió darme una lección -. Solo estaba haciendo su trabajo.

- Ya te dije que no quería venir.

- Tampoco es un motivo para pegarle, Brad.

- Lo sé, y lo siento. No volverá a ocurrir.

Asier suspiró mientras caminaba a mi lado cuando una brisa fresca sopló y nos dejó helados a ambos.

Solitaria realidad [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora