- ¡Maldición, estúpido marica! Llegabas un poco más tarde y ya no tendría nada que decirle a mis padres para mantenerlos a raya - exclamó Elmer al verme llegar a casa -. ¿Tienes que ser tan justo de tiempo?
- Ya he vuelto. No me sueltes un sermón ahora - comencé a quitarme los zapatos a la entrada -. ¿Qué hora es?
- La hora de dormir desde hace dos horas, una menos en Canarias.
- ¿Son ya las dos?
- La gente normal se acuesta a las once.
- Ya veo porqué sigues despierto.
- No es momento para tus gilipolleces - me agarró con fuerza de la ropa sin elevar el tono de voz -. Te vas a ir ahora mismo a tu cuarto y no harás ni un solo ruido, ¿lo has entendido?
- Sí, suéltame - aflojé su agarre.
- Más te vale.
El castaño me dejó en libertad y me encaminé hacia mi habitación pero me detuve al dar unos pasos.
- Espera un segundo - volteé hacia él.
- ¿Qué te pasa ahora?
- Tus dientes, ¿los tienes otra vez? - me sorprendí.
- Ah, eso, qué atento. Pero que sepas que tienes un retraso destacable - se burló -. Aproveché el tener que sacar a mis padres para que me llevasen a repararme la boca. Ya no puedes reírte de mi forma de hablar, ¿eh?
Chasqueé la lengua y me di la vuelta.
Mi salida le había beneficiado el doble de lo que pensé.
- Hay algo más que probablemente te interesaría saber - dijo sin haber llamado previamente mi atención -. Desde que te fuiste, a Brad le ocurre algo muy extraño, incluso está peor que los últimos días con tu presencia.
- ¿Qué quieres decir?
- Antes de que te fueras, ya dejó de hablar prácticamente y actuaba de forma muy fría. Pero ahora ni siquiera parece él mismo; no saluda, no avisa de sus salidas, queda constantemente con alguien, no come bien... Y cuando intenté hablarle, parecía un muñeco de cuerda; solo decía dos palabras.
***
- Soy Bradley - fue lo único que oí de él al acercarme en el instituto.
Estaba tieso, nada relajado, no sonreía ni mostraba ningún tipo de expresión facial.
Nada, hasta que llegó ella.
- ¿Has esperado mucho? - se le acercó con cara de muerta.
- No, Johnny - le dedicó una leve sonrisa tomándola de la mano y plantándole un beso en la mejilla.
¿Johnny?
- ¿Qué haces aquí, Hugo? - me preguntó la joven con la misma seriedad.
- ¿Qué...has hecho? ¡¿Qué le has hecho a Brad?! - me alteré.
- No tengo porqué decirte lo que hago o no con mi novio.
- ¿Novio?
- Oye, Bradley. Díselo.
- Le pregunté a Johnny si quería ser mi novio y difícilmente aceptó - continuó sonriendo de forma antinatural -. Pero valió la pena.
- ¿Por qué te llama Johnny?
- ¿Algún problema? - contestó con tono burlesco.
Yoana seguía llevando un estilo parecido a la última vez que la vi, o más bien, un estilo exactamente igual al mío. Su pelo negro despeinado, ojeras y forma de vestir el uniforme.
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Solitaria realidad [BL]
Teen FictionSexo y droga. Estas dos palabras eran suficientes para describir la establecida vida de Hugo Chance. Al no tener padres que se preocupasen por él, la calle era quien le enseñó lo que hoy en día la mayoría de vosotros no consideréis correcto. Eso era...