22. "Muñeco de cuerda y muñeco sexual"

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- ¡Maldición, estúpido marica! Llegabas un poco más tarde y ya no tendría nada que decirle a mis padres para mantenerlos a raya - exclamó Elmer al verme llegar a casa -. ¿Tienes que ser tan justo de tiempo?

- Ya he vuelto. No me sueltes un sermón ahora - comencé a quitarme los zapatos a la entrada -. ¿Qué hora es?

- La hora de dormir desde hace dos horas, una menos en Canarias.

- ¿Son ya las dos?

- La gente normal se acuesta a las once.

- Ya veo porqué sigues despierto.

- No es momento para tus gilipolleces - me agarró con fuerza de la ropa sin elevar el tono de voz -. Te vas a ir ahora mismo a tu cuarto y no harás ni un solo ruido, ¿lo has entendido?

- Sí, suéltame - aflojé su agarre.

- Más te vale.

El castaño me dejó en libertad y me encaminé hacia mi habitación pero me detuve al dar unos pasos.

- Espera un segundo - volteé hacia él.

- ¿Qué te pasa ahora?

- Tus dientes, ¿los tienes otra vez? - me sorprendí.

- Ah, eso, qué atento. Pero que sepas que tienes un retraso destacable - se burló -. Aproveché el tener que sacar a mis padres para que me llevasen a repararme la boca. Ya no puedes reírte de mi forma de hablar, ¿eh?

Chasqueé la lengua y me di la vuelta.

Mi salida le había beneficiado el doble de lo que pensé.

- Hay algo más que probablemente te interesaría saber - dijo sin haber llamado previamente mi atención -. Desde que te fuiste, a Brad le ocurre algo muy extraño, incluso está peor que los últimos días con tu presencia.

- ¿Qué quieres decir?

- Antes de que te fueras, ya dejó de hablar prácticamente y actuaba de forma muy fría. Pero ahora ni siquiera parece él mismo; no saluda, no avisa de sus salidas, queda constantemente con alguien, no come bien... Y cuando intenté hablarle, parecía un muñeco de cuerda; solo decía dos palabras.

***

- Soy Bradley - fue lo único que oí de él al acercarme en el instituto.

Estaba tieso, nada relajado, no sonreía ni mostraba ningún tipo de expresión facial.

Nada, hasta que llegó ella.

- ¿Has esperado mucho? - se le acercó con cara de muerta.

- No, Johnny - le dedicó una leve sonrisa tomándola de la mano y plantándole un beso en la mejilla.

¿Johnny?

- ¿Qué haces aquí, Hugo? - me preguntó la joven con la misma seriedad.

- ¿Qué...has hecho? ¡¿Qué le has hecho a Brad?! - me alteré.

- No tengo porqué decirte lo que hago o no con mi novio.

- ¿Novio?

- Oye, Bradley. Díselo.

- Le pregunté a Johnny si quería ser mi novio y difícilmente aceptó - continuó sonriendo de forma antinatural -. Pero valió la pena.

- ¿Por qué te llama Johnny?

- ¿Algún problema? - contestó con tono burlesco.

Yoana seguía llevando un estilo parecido a la última vez que la vi, o más bien, un estilo exactamente igual al mío. Su pelo negro despeinado, ojeras y forma de vestir el uniforme.

Solitaria realidad [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora