La situación se estaba complicando demasiado y eso iba a afectar a mi vida personal. El hecho de que el único tutor legal que tenía tuviera que pasar más de medio año en la cárcel, me obligaba a integrarme en un internado al ser menor de edad.
- No, no pienso pasar tanto tiempo en una celda - reproché.
- Tú no eres precisamente quien lo va a pasar en una celda.
- ¿Me vas a condenar también por tus errores?
- Escucha - dijo Wayne -, el internado no está tan mal. Es igual que estar en el instituto solo que no vuelves a casa.
- El momento de regresar a casa es lo mejor del instituto.
El timbre sonó y Wayne se levantó para abrir la puerta ya que Diamante estaba limpiando el exterior.
-Buenas tardes, señor Wayne.
Brad...
- ¡Brad! - exclamé corriendo hacia él cuando me tropecé con la alfombra del salón -. Auch...
- ¡¿Estás bien, Hugo?! - el mencionado se apresuró en ayudarme a levantarme del suelo.
- Sí, sí - me sacudí la ropa.
- ¿Te has hecho daño?
- Solo me he caído - dije -. Brad, ¿puedo vivir contigo?
El rubio alzó las cejas y sus labios respondieron sin apenas moverse.
- Claro...
- Hugo - intervino Wayne -, esa clase de preguntas no se hacen. Brad, perdona las molestias pero no hace falta...
- Por favor, Brad - le agarré la camiseta -. Tú ya eres mayor de edad así que podrías acogerme durante un tiempo.
- La responsabilidad recaería en sus padres.
- Me encantaría que Hugo viviera conmigo pero no entiendo el motivo - dijo sin dejar de mirarme.
- Wayne tiene que irse a visitar a las pulgas rayadas durante varios meses y yo me tendré que ir a una cárcel - expliqué -. No quiero. Incluso preferiría pasar ese tiempo compartiendo techo con tu hermano.
- El internado no es una cárcel - aclaró.
- Tenemos una habitación libre - aceptó Brad.
- Eso son muchas molestias - dijo Wayne -. No te preocupes por esto.
- No toleraría que mi mejor amigo viviese en un cuarto sin atención alguna cuando tiene la posibilidad de compartir casa conmigo.
- Habría que hablarlo con tus padres.
- ¿Para cuándo sería?
- El juicio es en una hora pero después del mismo ya no volveré hasta cumplir la condena.
- Entonces por favor, señor Wayne - le entregó su móvil con un número en la pantalla -. Hágalo.
Sus ojos reflejaban firmeza y decisión. Tras meditarlo unos instantes, Wayne acabó aceptando el teléfono.
- Buenas tardes - saludó -. Soy el padre de Hugo. Sí, claro. Bueno, hay algo que me gustaría pedirles, si no es mucha molestia...
- Señor, ¿me permite? - intervino Brad pidiéndole el móvil de vuelta.
¡Pero si no le has dejado decir nada!
Wayne no logró reaccionar cuando el chico cogió el utensilio y continuó la conversación:
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Solitaria realidad [BL]
Teen FictionSexo y droga. Estas dos palabras eran suficientes para describir la establecida vida de Hugo Chance. Al no tener padres que se preocupasen por él, la calle era quien le enseñó lo que hoy en día la mayoría de vosotros no consideréis correcto. Eso era...