Capítulo 24 "Quiero estar contigo toda mi vida"

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Lo escuchaba.

Lo podía escuchar.

Y no lo podía creer.

¿Quién lo hubiera pensando?

Quería rodear su espalda con mis brazos y darle un beso en su cuello, pero algo me lo impedía. Y no tenía ni la menor idea de ese algo. Tenía un nudo en mi garganta, y las lágrimas no me salían. Quería acompañarlo en su lamento y en sus lágrimas silenciosas, pero no podía, no podía.

Estaba totalmente segura que él no quería que lo escuchara y lo viera de tal forma, lo sabía. De la manera en que se despegaba de mí y se daba la vuelta con sus voz quebrada diciendo un "buenas noches, bebe" supe que algo andaba mal.

Y algo andaba mal entre nosotros.

Nos habíamos comportado de una manera rara.

Muy rara.

Me dolía el corazón, me dolía el alma, quería hacer lo que dictaba mi corazón, pero mi mente no quería. Estaba mal, estábamos mal.

Ya eran las 4 de la madrugada.

Luego de lo que paso con Scooter, solo hablamos y hablamos, recostados y abrazados en la cama. Los dos, sin pelear, sin discusiones, sin insultos.

Una de las pocas veces en que no sucedía lo que no queríamos.

Tenía miedo, mucho miedo.

Y el también.

Dicen que las mujeres tienen un sexto sentido y ese es el predecir las cosas, y creo que algo se remueve cada vez que pienso en eso.

Quizás algo pase.

Pero trato de no enfocar mi mente en ello o si no, estaré peor de lo que estoy.

Tengo que dar una conferencia a las 7, ante cientos de medios de chismes y comunicación.

Estoy pensando en hacer una locura, lo estoy pensando. No se me ha quitado de la cabeza durante todas estas horas, y cada minuto y segundo que pasa esa idea invade más mi cabeza y cuerpo. La adrenalina por hacer aquello va en aumento, me inquieto y no dejo de pensar.

No dejo de imaginarme esa escena cuando haga y diga aquello. Pero a pesar de sentir la adrenalina, sentir que estoy en lo correcto y es lo mejor, tengo miedo y pavor, a que todo se vuelque a algo contradictorio y una amenaza a nosotros.

No quiero poner en peligro a Justin, ni menos a mí.

Ya no logro escucharlo. Su silencioso llanto no revuelve mi corazón. Este dormido, su profunda y tranquilizadora respiración me lo hace saber.

Ahora soy yo.

No lloro.

Pero dentro de mí, sollozo.

Miro el techo, y mis ojos no se quitan de ahí. Quiero gritar, arrancarme la piel, enterrarme mis uñas, pero sé que estaré en lo incorrecto.

Si tan solo...

Si tan solo estuviera en mi casa, haría todo aquello y más.

Me acerco a la espalda de Justin y me aferro a él. Su calor me reconforta, su respiración me apacigua, y su dulce rostro me aquieta.

Todo me devuelve al pasado, todo esto me recuerda hace un año atrás, cuando todo era perfecto entre nosotros.

Cuando pasaba un día entero y ninguno de la dos se movía de la cama, solo conversábamos y nos besábamos. Todo era perfecto.

Vete a la mierda, mi querido [j.b] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora