22.Oh, voldemort creador del rayo de Harry, muero de nervios.

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Capítulo 22

En el río

Estaba completamente oscuro, solo la luz de los alumbradores y de las estrellas; los búhos ululaban su mejor música; el frío arrojaba uno que otro soplo de su helada, y yo abrazaba mis brazos para calmar los nervios y frío. 

Llegué al río, él no estaba ahí, era la hora justa, la hora que él me pidió. Metí las manos a los bolsos de la chaqueta, visualizaba la neblina por el río. Tiritaban mis dientes y todos mis huesos, ahí podía darme una hipotermia. 

Movía la cabeza hacía los lados para ver si venía; comencé mentalizarme que si no llegaba en treinta minutos me iría o quizás menos, porque en esos momentos deseaba acurrucarme en las cobijas hasta entrar en calor. Entonces, pasó lo siguiente, la mezcla de frío chocó con cargas eléctricas, chisporroteo de sangre por todo mi ser, quedé intacta. Sus manos se posaron en mi cintura, estaba detrás de mí. 

―Hola― susurró.

Oh, Voldemort creador del rayo de Harry, muero de nervios.

― Ho-la ― tartamudeé.

― ¿Qué tal, brujita?―dejó de sostener mi cintura, me tomó de los brazos e hizo que volteara para quedar frente de él. 

―Pensé que quizás me dejarías plantado―soltó mis brazos, y guardo sus manos en los bolsillos de su chamarra. 

― No, no haría eso ― musité, luchando de que no temblaran mis labios, por el desgraciado frío.

― ¿Por qué, ¿no? Qué tal si, solo te hice venir para, no sé, ahogarte, por ejemplo ― apuntó el río, con un descaro en su rostro.

― Tu no harías eso ― dije con firmeza.

― ¿Por qué piensas eso? ― habló con dureza.

― Porque tú no me harías daño. No serías capaz ― también hablé con dureza.

― ¿Cómo sabes eso? ― dijo lóbrego.

― Porque lo sé, Tom.

― A veces eres algo... ― cierra los ojos, y sonríe.

Siempre lo diré, no importa que enfade a mis memorias y voces inferiores, pero su sonrisa es la más hermosa que jamás había visto en un chico.

― Soy algo, ¿qué? ―crucé mi brazos y enarqué las cejas.

― Testaruda ― musitó y prosiguió ―, hum, clara con tus palabras, a veces, astuta y humilde en el sentido de la palabra, de una buena niña, una persona con bellos sentimientos, que a pesar de lo que hayas vivido, eres feliz; eso siempre veo en tus perfec...que diga ojos, y eres una mediocre.

Fruncí ceño.

― ¿Mediocre?

Soltó una risotada sobre todo, disfrutando la cara que pusé.

― Lo siento, no me agrada Harry Potter.

Rodeé los ojos.

― Puf, eso ya lo sé, no es necesario que lo repitas muchas veces, Voldemort.

― ¿Me parezco a Voldemort?

― Bueno, te llamas Tom.

― Y eso qué.

Alcé mis hombros, e ignoro su bello rostro que no miraba.

― Oh, Emma ― susurró.

― ¿Qué pasa? ― pregunté, musitando.

Love, PotterheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora