6. ¡¿Por qué no solo desaparecen aquellos muggles?!

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Capítulo 6

Una dulce voz

El camino se transformó largo, y Cristina se detuvo para tomar el transporte, pues iría con su  abuela a quedarse por una semana, probablemente. Ello, indicaba, que, tanto de ida como de venida, me vendría solita. 

-Ya me voy, ahí viene mi transporte, y oye - me dijo, - como que tiene un parecido el tipo que te observó, porque lo noté, eh,  un aire al chico con el que chocaste por ser tan despistada.

Fruncí el ceño.

-Bueno, hasta mañana, Emma.

-Hasta mañana - le dije de mala gana. 

Mis otras amigas se habían ido ya a su casa, yo acompañé a Cristina a esperar su transporte, simplemente por amabilidad y porque esa soy yo: la amable y la bondadosa. Cristina subió al camión quien la guiaría a su destino, mientras yo esperaba pasar algunos autos para cruzar la calle, ya que seguía por las afueras del Instituto. Del otro lado extremo de la banqueta, frente de la escuela oía risillas de algunos chicos, con el rabillo del ojo observé un poco, estos venían cruzando hacía donde yo me encontraba y sin pensarlo dos veces, crucé la calle.

Abrazaba hacía mí la mochila, caminando rápidamente. Sentí cómo me vino una ola de escalofríos, el cielo se entorno muy oscuro. ¡Caray! solo me faltaba esto, que cayera una tormenta mientras voy camino a casa. Frío, dolor de garganta, de cabeza, escurrimiento nasal, escalofríos, nervios y miedo; los nervios y miedo porque ellos venían detrás de mí. 

¡¿Por qué no solo desaparecen aquellos muggles?!

La caminata se volvió más tensa y rápida, hasta llegar  a la calle donde cruzaría para llegar a mi residencia, lo cual, ellos hicieron mis mismos movimientos. No vi más hacía atrás, seguí caminando.  -¿Acaso me siguen? - Me pregunté con testarudez. Entré a casa un tanto agobiada, cerrando detrás de mí la puerta colocando rápidamente el seguro. En eso, en el bolsillo de mi suéter escolar vibró el  celular, cerré los ojos. -Que sea mamá, que sea mamá, que sea mamá, por favor que sea mamá - supliqué apretando los ojos.

Metí la mano en el bolsillo del suéter, la alcé de modo que quedara enfrente de mí. Leí.

"Desconocido".

-Madre mía - chillé. A veces me siento como Ronald Weasley. - Esto no puede ser cierto.

Desconocido

-¿Porque huyes? ¿Que no querías tu diario? Pensé que sí. Estaba esperándote frente de tu escuela para "niñitos inmaduros", y como dijiste que querías que te acompañara tus amigas, pues pensé, porque no me acompañan a mi también mis amigos, capaz y eres una acosadora. Te lo dije por mensaje aquella vez.

-El mensaje que borré - musité, - ¡maldita sea! - exclamé. 

Aquel mensaje que eliminé trataba para que éste chico me entregara mi diario. 

R: -¿Enserio? ¿Enserio me lo ibas a dar? Oye, no pensé que me lo darías, pues dijiste que ya había terminado mi oportunidad. Y en verdad yo no supe, más bien, yo no sabía que irías a mi escuela... Un momento ¿Cómo sabes en qué escuela voy? Bueno, yo borré tu mensaje y no lo leí.

Desconocido

En tú diario no especifica en que escuela asistes, pero aquella vez que chocaste conmigo, bueno, vi más o menos tu uniforme y supuse de qué escuela se trataba. HORRIBLES UNIFORMES. ;) Pues lo siento, no es mi culpa que hayas eliminado mi mensaje :)

R: -Por favor, dámelo.

Tiré al suelo mi mochila, respiré hondo y le mandé otro mensaje.

R: Es más, dámelo ahora.

Y después me arrepentí de aquel mensaje.

-Pero... ¡Ah Emma! - Exclamé, - a veces de testaruda lo tienes de babosa. -En qué piensas, Emma - me dije, dándome un golpe en la cabeza. Camino al sofá sentándome de mala gana.

Desconocido

-¿Segura? Pero esta vez, estaré yo solo, por lo tanto tú igual. ;)

Sentí una ola de nervios por todo el cuerpo, tragué saliva y comencé a respirar profundo. Empecé a estornudar y un dolor inmenso de garganta volvió. En eso suena Hedwig Theme, eso indica que alguien me está marcando.

Número desconocido te está llamando...

-¿Y ahora, que se supone que haga? ¿Será él? ¿Oh, quién?

Acepté la llamada con duda.

Subí mi mano hasta llegar al oído, mi mano me temblaba mucho, y empecé a tener unos tremendos escalofríos, dolor inmenso de garganta y mucho frío. La gripa ahora sí comenzó.

-Hum, - mi voz era muy nerviosa, - ¿hola?

-¿Si? ¿Hola?

Aquella voz era muy dulce.

La voz de un chico.

Love, PotterheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora