Historietas/ 6-Un Sol Vacío

31 5 3
                                    

Como todos los días en el Territorio del Sur, el calor reinaba, el sol brillaba, y las calles estaban inundadas de gente. Era un día tranquilo, Alba disfrutaba de su vida en palacio, y Lidia descansaba de las locuras de su madre en el castillo de arena. Para Lidia el castillo de arena era la casa con la que siempre había soñado, se sentía libre, independiente, y podía pensar en sus cosas sin que nadie le molestase con temas del reino. Era agobiante estar hablando siempre de temas serios sin poder disfrutar la vida. A veces Lidia se sentía como una extraña en su propia casa y lo único que le distraía era mirar la costa de su reino. A pesar de ignorar que su padre vivía en el mar, ella parecía conectar con él contemplando las olas, los barcos, el muelle, incluso la arena de la playa le recordaba a él.

Mientras Lidia contemplaba desde la torre más alta del castillo el reflejo del sol en el mar, algo le llamó la atención. Cuando a Lidia algo le llamaba la atención nada podía impedirle ir a verlo. Se podría decir que es muy curiosa pero sería quedarse corto. Un dragón de arena creado por Lidia le llevó hasta la playa. Entre las rocas de la costa algo había resplandecido y cuando Lidia se acercó le pareció ver un baúl recubierto de joyas. Mientras se acercaba el sol fue eclipsado, y la oscuridad le impedía buscar el baúl. Por desgracia una ola enorme se lo llevó. Nunca había sucedido nada igual, un eclipse en el Territorio del Sur. Según las brujas de los mercadillos era símbolo de mal presagio. Lidia estaba preocupada así que en vez de ir a su castillo acudió al palacio real. De camino allí la gente estaba asustada, y cuando llegó al palacio, Alba y todos sus consejeros reales estaban reunidos, intentaban buscar una explicación pero nadie sabía lo que sucedía.

Pasadas dos horas, los sureños exigían una explicación, una explicación que ni siquiera la reina tenía aún. A pesar de todo Alba convocó una audiencia en la sala del trono.

El sol seguía sin brillar y la reina debía tranquilizar a sus habitantes. Después de un duro debate les tranquilizó y les dio refugio en la fortaleza para que se sintieran seguros. Muchos habitantes cogieron lo indispensable y se trasladaron a la fortaleza con sus familias. Los nobles del territorio refugiaban a los aldeanos de los pueblos situados en las lejanías de la capital. Una vez tranquilizado el pueblo, Alba y sus consejeros seguían intentando averiguar que era lo que estaba sucediendo en su reino.

Justo cuando ya iban a tirar la toalla un halcón entró por la ventana con un mensaje atado al cuello. Alba se acercó a él y recogió el mensaje. Al cogerlo, el halcón marcho volando dirección al Este del Territorio del Sur. El mensaje aclaraba todo lo sucedido en el territorio, se trataba de la explicación del eclipse que había aterrado a todos los sureños. En el Este del Territorio del Sur habitaban los adoradores de halcones, o también llamados los guardianes del desierto. Hasta ahora habían sido pacíficos y se mantenían al margen de la monarquía pero ese mensaje demostraba que sus intenciones eran violentas, se disponían a dominar el Territorio del Sur, destruyendo así la monarquía patuna. El eclipse del Sol era un hechizo provocado por los magos orientales, era una especie de amenaza contra la corona.

Los adoradores de halcones esperaban la rendición de la reina, o sino todo el territorio caería en desgracia. Alba no iba a rendirse, pero tampoco estaba con las suficientes fuerzas como para emprender una guerra tan dura. Una nueva reunión con el consejo había sido iniciada, todos aconsejaban a la reina rendirse, pero ella no podía acceder. Tras unos minutos lo único que podía detener el desastre manteniendo la monarquía patuna era una boda con el jefe de los guardianes del desierto. Solo había un problema, que Alba ya estaba prometida al padre de Lidia, que sigue perdido en el mar. No había duda alguna, era Lidia la que debía casarse. Alba sabía que su hija no accedería jamás a casarse, por lo tanto la boda tenía que ser secreta. Un matrimonio concertado era lo que iba a salvar el reino.

El jefe de los guardianes del desierto recibió el mensaje y aceptó. El hechizo sería deshecho después del matrimonio. Un montón de jinetes con turbantes y halcones se aproximaron a palacio. En uno de los jardines la reina del Sur finalizó el pacto con el jefe de los guardianes del desierto. Lidia ya estaba casada, y los magos de oriente deshicieron el hechizo.

El sol volvió a brillar en el Sur, los habitantes siguieron con sus vidas rutinarias. Lo único que faltaba por hacer era comunicar a la princesa que estaba casada, aunque eso ya, es una nueva historieta.

Historias PatunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora