Capítulo 18.

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No lo soporto más, llevo semanas así, llamando a Álvaro sin parar y sin que me descuelgue el teléfono.

Me paso las noches sin dormir, solo pienso en él. Tengo unas ojeras impresionantes, pero todo me da igual desde que no está.

De vez en cuando me tiro a Jose, es cierto, pero lo hago porque cada beso que me da me hace pensar en él, porque imagino que son sus dedos los que me tocan y su lengua la que me recorre, porque si no lo hiciera, no podría soportar su ausencia.

Jose me llama para quedar, pero la verdad es que ya ni siquiera me apetece verle. Creo que he tomado una decisión.

Llego a la estación y saco un billete nervioso. Cuando me subo y consigo un asiento me doy cuenta de cómo me tiemblan las piernas. Y al llegar apenas soy capaz de dar dos pasos sin pararme. Estoy seguro de que quiero hacerlo, pero no puedo evitar tener miedo.

Llego a su casa y toco su portero. Me responde una mujer, supongo que su madre. Unos minutos después escucho su voz por el telefonillo.

-¿David? –Pregunta. –Hoy no habíamos quedado.

-No soy David. –Respondo con la voz quebrada. –Por favor, baja.

-¿Qué haces aquí?

-Necesito verte, por favor.

Se escucha un suspiro y cuelga. Me quedo parado frente a su portal media hora, hasta que por fin se abre y le veo aparecer.

Está tan guapo... Lleva un pantalón de chándal gris y una camiseta azul que le sienta genial.

Se acerca a mí y se detiene a unos pasos de distancia. Ni siquiera sé si soy capaz de andar ahora.

-¿Y bien? –Pregunta.

-Lo siento. –Murmuro.

-Eso lo has dicho cientos de veces, ya no tiene sentido. Adiós.

-¡No te vayas! –Grito. –Joder, he venido hasta aquí solo para verte. Para decirte cara a cara lo imbécil que he sido, para que veas que...

-¿Qué?

-Que te quiero, que nunca he dejado de hacerlo.

No dice nada, pero sus ojos lo dicen todo. Sé que me quiere, simplemente lo sé. Simplemente creo que aún no lo sabe.

-Déjame enamorarte. –Me acerco a él y estiro levemente de su camiseta, atrayéndole hacia mí. –Déjame demostrarte que esto es de verdad.

Acerco nuestros rostros. Su respiración se acelera, puedo ver que está casi tan nervioso como yo. Rozo nuestros labios y él termina de unirlos. Joder, cómo he echado de menos sus besos.

-¿Y si no me enamoro?

-Lo harás, te lo prometo.

Vuelvo a besarle, enredando mi mano en su pelo con fuerza.

-¿Qué pasa si no quiero dejar que me enamores? –Murmura cuando nos separamos. -¿Qué pasa si quiero seguir con mi vida, la que tenía antes de conocerte?

-No puedes, Álv, simplemente no puedes. Sé que sientes algo por mí, estoy seguro. Y quiero explotar eso al máximo, porque yo sí que te quiero, y te lo diré las veces que hagan falta hasta que te lo creas.

Pongo mis manos alrededor de su cara, obligándole a mirarme. Quiero que vea que todo lo que le digo es sincero, que mis sentimientos por él son puros.

-Mañana vengo a buscarte, a la misma hora.

Sonrío y me doy la vuelta. Me alejo sin mirar atrás, aunque juraría que Álvaro sigue allí parado mientras me marcho. Cuando llego a casa y mi madre pregunta que dónde he estado le miento, prefiero que no sepa nada de esto, al menos de momento.

Me encierro en mi habitación y llamo a Carlos, que llega dos minutos después.

-Espero que sea importante, estaba liado. –Sonríe y se tira en la cama.

-¿Estabas con David?

-Puede...

-Estás tardando en contármelo. –Me siento junto a él.

-Es genial, Blas. No te imaginas lo mucho que conectamos... Nunca me había sentido así con nadie. Pero queremos ir despacio, solo tú sabes lo que hay entre nosotros.

-Mis labios están sellados. –Reímos. –Y yo... He ido a ver a Álvaro.

-¿Cómo ha ido?

-He quedado con él mañana. Bueno, o eso creo, no me ha dicho que sí, pero tampoco ha dicho que no. Hay un concierto al que sé que quería ir, no consiguió las entradas pero yo sí.

Cuando termino de hablar sobre Álvaro, Carlos me cuenta todos los detalles de su relación con David. La verdad es que hacen buena pareja, aunque nunca me los habría imaginado.

Al día siguiente al salir de clase me ducho y me pongo una camisa que sé que a Álvaro le encantaba y un pantalón ajustado. Cojo las entradas y pongo rumbo a su casa.

Al llegar toco el portero y lo único que me dice es un "ya bajo" que me arranca una sonrisa. De nuevo aparece frente a mí y se me ilumina la cara solo con verle.

Volvemos a Madrid y le llevo hasta el recinto.

-¿Vamos a...? –Susurra al ver el recinto.

-Sí, vamos a ver a Coldplay. –Saco las entradas de mi bolsillo.

-Pero... ¿cómo...? Joder, gracias.

Me abraza y me quedo quieto, sin saber muy bien cómo reaccionar. Pero sin duda, feliz.

Entramos y pasamos la mayor parte del concierto dándolo todo y saltando, hasta que empieza a sonar la canción que llevo esperando toda la noche.

Abrazo a Álvaro por detrás y empiezo a cantarla a la vez que el vocalista.

Because you're a sky

Because you're a sky full of stars

I'm going to give you my heart

Because you're a sky

Because you're a sky full of stars

Because you light up the path

Álvaro cierra los ojos y agarra mis brazos, cerrándolos más a su alrededor.

I don't care

Go on and tear me apart

I don't care if you do

Because in a sky

Because in a sky full of stars

I think I saw you

Because you're a sky

Because you're a sky full of stars

I want to die in your arms

Because you get lighter the more it gets dark

I'm going to give you my heart

Cuando la canción termina, se gira y une nuestras frentes.

-Quiero que recuerdes este momento siempre.

-Lo haré... -Susurra.

Le beso mientras sus manos se deslizan por mi camiseta. Disfrutamos del resto del concierto abrazados.

Al salir nos despedimos con un suave beso en los labios. 

¿Funcionará?


Hermanastro | blálvaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora