Capítulo 23.

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Tres años después... 

Miro el reloj y bufo. Le sonrío a Pumba antes de salir por la puerta hecho una furia. No puedo llegar tarde. Hoy no.   

Hace ya dos años y pico que terminé la carrera, y no tardé mucho en encontrar trabajo en una emisora de radio musical como periodista. Amo mi trabajo, a decir verdad. Me independicé conforme empecé a trabajar y ahora tengo un piso para mí solo en el centro de Madrid. Nada mal.

Respecto al mocoso, se fue. Y se fue odiándome porque yo lo quise así. Me tiré a Jose e hice que él nos pillase. Pero al fin y al cabo, pensé que era lo mejor para ambos. Después de eso no volví a saber absolutamente nada de él. Los primeros meses fueron difíciles, luego... parece que me acostumbré a su ausencia. Él nunca intentó llamarme, y yo, aunque me costó, tampoco lo hice. Y a día de hoy sigo acostándome con muchos, pero no lo he olvidado a él. No podría hacerlo aunque quisiera. 

El sonido de mi móvil llena mi coche nuevo y pulso un botón para activar el manos libres.

-Dime, David -Hablo.

-Tío, esta noche fiesta en mi casa. Dani y Carlos también vienen. Puedes traer a quien quieras.

-Genial, allí estaré.

-¿Estás bien? -Pregunta- Te escucho alterado.

-Voy justo de tiempo -Le explico- Y tengo que llegar a tiempo para entrevistar a James o mis jefes me van a cortar la polla. 

-Genial -Se ríe- Pues esta noche nos vemos.

Y cuelga. 

Mi relación con David sigue siendo la misma, igual que con Dani y Carlos. David y Carlos llevan ahora más de tres años juntos y tienen una relación de pareja estable. Incluso se mudaron juntos hace unos meses, a un piso no demasiado lejos del mío. Jose desapareció cuando Blas se fue, lo que me hace pensar que incluso estaba realmente pillado por él. Lo veo de vez en cuando, pero no hablamos más de un par de frases.

Llego a la puerta del hotel donde voy a hacer la entrevista y aparco el coche en el primer hueco que encuentro. Me abro paso entre las fans que hay en la puerta y entro. Mientras subo hasta la suite en el ascensor, repaso mentalmente lo que sé de este chico. Tiene un año menos que yo, hace pop comercial y, aparte de eso, lo único que lo hace algo diferente es que es abiertamente gay. 

Llego a la puerta y me encuentro con mi cámara. Llamo y un guardaespaldas de unos dos metros -sin exagerar- abre y nos pide la acreditación antes de dejarnos pasar. 

Un chico rubio se acerca y me sonríe en un inglés con un gran acento americano. James. 

Es guapo. Más o menos de mi estatura, rubio de ojos claros y una sonrisa perfecta. 

Me invita a tomar asiento en un sofá y se sienta a mi lado. Cuando el cámara está listo, empiezo las preguntas. 

Todo va bien hasta que le digo.

-¿A quién crees que debes tu éxito?

-A mis fans, por supuesto. No sería nada sin ellas. Aunque si he llegado hasta aquí es, en gran medida, gracias a mi familia y a mi novio.

Sonríe y hace un gesto hacia un lado de la habitación. Es entonces cuando lo veo, y creo que me he quedado blanco. Blas está ahí, apoyado en la pared, mirándome mientras alza una ceja y sonríe con un aire de chulería que no me encaja nada en como es él, o como yo recuerdo que era, al menos. Intento decir algo pero no consigo que mi voz salga, ni siquiera puedo tragar saliva. 

Julio, mi compañero, apaga la cámara y me mira, al igual que James.

-¿Estás bien? -Me pregunta Julio.

-Claro que está bien -Responde Blas, sin moverse del sitio en el que estaba- Él puede con esto. Siempre ha podido con todo, ¿no? 

Quiero gemir. Le ha cambiado la voz y es el sonido más sexy que he escuchado nunca.

-¿Lo conoces? -Pregunta James en inglés, y entonces recuerdo que si Blas está ahí es porque es el novio del rubio.

-Es una larga historia -Respondo por él, y me giro hacia Julio- Enciende la cámara, vamos a terminar esto de una vez.

Julio hace lo que le he dicho y yo termino de hacerle la entrevista al rubio, aunque de vez en cuando mis ojos caen en Blas sin que yo pueda evitarlo. Me doy cuenta de que ha crecido, y de que ya no es ningún niñato. Parece seguro de sí mismo. Se ha dejado algo de barba y lleva la camisa desabrochada casi por completo. Se ha hecho un pendiente en la oreja, donde lleva una cruz negra. Pero sus ojos siguen siendo los mismos. 

Cuando termina la entrevista me acerco a él. Un guardaespaldas se acerca a mí pero Blas hace un gesto con la mano para que me deje ir hasta donde está.

-Cuánto tiempo... -Susurro, y me da miedo alzar la voz porque sé que se me quebraría.

-Dos años, diez meses... y doce días -Responde también en un susurro, dejando que sus ojos se encuentren con los míos.

-¿Cómo has estado? -Pregunto- No he sabido nada de ti.

-No puedo quejarme -Sonríe- Yo, en cambio, sí que sé de ti. Sé que terminaste la carrera, que encontraste trabajo y que en pocos meses te convertiste en uno de los mejores periodistas musicales de españa. Sabía que lo conseguirías.

-Álvaro -Me llama Julio, interrumpiendo el momento- Tenemos que irnos. Necesito que me lleves en tu coche a la redacción para llevar el vídeo a montaje, y lo quieren para ya.

Bufo y centro mi atención en Blas. No sé de dónde saco la valentía, pero lo hago. Arranco un papel del bloc de notas que llevo en el bolsillo y apunto una dirección. Se la tiendo y Blas la coge.

-Esta noche David y Carlos hacen fiesta en su casa, si quieres venir... estoy seguro de que se alegrarán de verte.

Asiente y se guarda el papel en el bolsillo en un gesto tan dulce que casi me parece haber vuelto atrás en el tiempo.

-Lo intentaré -Dice. Y juro que quiero besarlo.

Asiento yo también y salgo de allí lo más rápido que me permiten mis piernas.

-¿Qué ha sido eso? -Pregunta Julio a mis espaldas.

-No preguntes.

Justo antes de montarme en el coche, saco mi móvil y mando un Whatsapp a David.

"Joder, blas ha vuelto".


Hermanastro | blálvaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora