Capítulo II

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Louis definitivamente no ha estado pensando en el extraño omega del café. Definitivamente no ha pasado la dos últimas semana rememorando su aroma y el especial brillo de sus ojos. 

Y definitivamente no se ha masturbado pensando en él.

Su jodido celo vino cuatro días después de haber visto al omega y lo único que pedía su cuerpo era enterrarse profundamente en el agujero del omega desconocido.

Iba a morir, lo vio solamente una vez en su vida y su celo ya giraba en torno a él.

En un momento sintió que se iba a sofocar, el calor lo empezaba a matar, intento de todo, pero el calor no quería ceder.

 Su cuerpo solo pedía la liberación en el hermoso cuerpo del omega  mientras impregnaba su olor en él, y -además de follar con el omega- quería matar al beta que lo había tocado.

Nunca había tomado pastillas y ahora se arrepentía de esa decisión, tal vez todo habría sido más soportable.

Gracias a dios sus padres le dan el espacio que se merece cuando tiene su celo, porque tendría que haber explicado las maldiciones que lanzó a satanás por no conocer el jodido nombre del omega.

Sentado en la cocina saboreaba la comida que su mama ordenó que le preparasen.

-¿LOUIS?- gritó su mamá, buscándolo.

-AQUÍ- respondió. Cinco segundos después apareció la silueta de su madre en la puerta de la cocina.

-Hay nuevos vecinos ¿sabes?- dijo, no bien entró

Louis rodó los ojos.

Nuevos vecinos, sinónimo de: tienen un lindo hijo o hija omega que tiene tanto dinero nosotros y podría llegar a ser tu pareja, ¿qué dices?

-Tienen un hijo llamado Harry, es una buena familia- el hijo bufó.

   -Tranquila madre, yo también estoy bien, no, note preocupes la comida estaba muy buena, ¿Qué vienes a decirme?- Su madre lo miró con una ceja alzada, incrédula,el alfa negó con la cabeza -Mamá, ¿podrías dejar de buscarme parejas? tengo veinte años, no soy un niño.- ella negó con la cabeza.

-Todo lo contrario, te lo digo porque su hijo es hippie- ella tomo asiento al lado de Louis -Sabes que no nos pueden ver con gente que tenga esos ideales. No me importan y pueden pensar lo que quieran, a fin de cuentas es un país de libre expresión, pero a tu padre le afectará en su carrera y no quiero que ocurra eso ¿Está bien?- Louis se encogió de hombros.

-Tampoco tenía planeado acercarme- Su madre se levantó.

-Otra cosa, iremos a comer en la tarde con los nuevos vecinos, es bueno que la gente sepa que somos amigables, así que prepárate-

-¿No se supone que no deben vernos con ellos?- preguntó confundido.

-La familia Styles no es hippie, solo su hijo, así que no importa- Louis asintió. -Bien, ahora iré a comprar supresores más fuertes porque obviamente estos no hacen un buen trabajo anulando mi olor. Podrías ser más condescendiente y evitar poner muecas de asco cuando me acerco a ti- salió de allí indignada.

Louis se sintió culpable, no era su error que su madre oliese tan dulce, tanto que le diese asco. Normalmente intentaba evitar poner caras cuando estaba cerca de ella, pero a veces llegaba a ser insoportable.

Gracias a dios su madre es buena persona y compra sus pastillas para disminuir su olor. En especial las que ella compra, que apenas le deja un muy leve aroma a flores, imperceptible hasta para el desarrollado instinto de Louis.

Ya quería irse de casa, sabía que a su madre no le gustan esas patillas porque irregularizan y hacen dolorosos sus celos y su padre no está muy contento con que el olor de su madre se esfume.

Por suerte ya había comprado un departamento y solo faltaban cinco meses para poder mudarse.

Fue a su habitación, tenía que empezar a preparar los exámenes finales de su universidad.

Even if I try [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora