Capítulo veinticuatro

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Repaso con mis dedos y caricias suaves el perfil perfecto de Daniel: sus pómulos marcados, su mandíbula recta con una pequeña capa de barba de dos días, su nariz recta... Me parece casi imposible que este hombre tan perfecto esté interesado en mí. Llego a su nuca con el dorso de la mano, y Daniel se estremece un poco.

-¿Tienes cosquillas?-esboza una sonriza y gira la cabeza para besarme la mano.

-Sí.-se ríe y me hace reir a mí-. ¿Es esta la mano que tenías mal?

-Sí. Pero ya está bien, herida nada más.

Pone el Mercedes en punto muerto después de conseguir un pequeño sitio entre dos coches. Se desabrocha el cinturón y sale. Le echo una mirada furtiva a su bonito trasero mientras se acerca a abrirme la puerta. Al salir, una brisa de aire fresco me levanta un poco la camisilla.

-¿Quieres mi chaqueta?-dice empezando a desabrocharse un botón de ella.

-¡No! Estás guapísimo vestido así. El color azul te queda de lujo.

Sonríe de medio lado y me da un besito tierno. Mete la mano en el bolsillo de la chaqueta y saca una cajita. La abre y veo el colgante con el diamante que me compró el viernes.

-Todavía no lo has estrenado-me lo tiende en la mano.

-Me lo pondré mejor vestida.

Se inclina y me besa el cuello, asciende hasta besarme detrás de la oreja.

-Lo que importa es quien se lo pone-susurra-. Gírate, por favor.

Obedezco y me coloco el pelo en un hombro. Sus manos trabajana ágiles poniéndome el colgante. Cuando acaba me besa la nuca.

-Preciosa.

Creo que me he puesto colorada.

-¿Vamos?-me ofrece una mano.

La cojo y caminamos en silencio, cruzando la calle. Al pasar una esquina logro ver las mesas del Lemon. Otra vez nervios. Cuando pasamos por la zona donde Daniel le dio la paliza a Raily... Malditos recuerdos. Me aferro a la mano de Daniel, y él me besa el pelo.

-No volverá a pasar-dice como respondiendo a mis pensamientos.

No quiero volver a ver como lo agreden. Mi cuerpo no reacciona bien viendo eso... Y luego tengo pesadillas.

Veo a Raily, sentado dentro, a la barra marrón del bar, haciendo cuentas con una calculadora. Su pelo rubio brilla un poco a causa de la luz de los fluorescentes. Qué asco.

Anna levanta la vista de un vaso que fregaba. Su mirada se vuelve seria. ¿Y a ésta que coño le pasa hoy? Raily levanta una mano y sonríe. ¿Y encima se atreve a sonreir?

-Hola Alex-se levanta e intenta darme dos besos, pero me aparto. Daniel se pone muy tenso.

-Raily-murmuro mirándome los pies. Miro de soslayo a Anna: no le quita la mirada a mi hombre. Hoy alguien recibe.

-Te he hecho un cheque-dice Raily dándose la vuelta y cojiendo un papel alargado. Firma y me lo entrega. Lo cojo y miro la cantidad. Tres mil dólares... Bien. Daniel no le ha quitado la mirada a Raily, y Raily no le ha dirijido ni una. ¿Ahora no eres tan machito?

Firmo los papeles que me pide y me quedo con la copia de cada uno de ellos.

-Vale.-miro a Daniel, pero él sigue mirando a Raily-. Eh-susurro-, ¿nos vamos?

Intento no reirme, ya que es lo que siempre me dice él.

-Vale-me mira, me alza la barbilla y me da un piquito. Me aparto de él. ¡Me incomoda mucho darle besos delante de personas no deseadas.

Quiéreme, por favor (Completa pero editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora