Pincho con muy pocas ganas una aceituna de la ensalada de atún que he pedido. Estoy agotada. He presenciado como se llevaban a Daniel y le cambiaban las vendas y le curaban la espalda. Su cuerpo no se ha movido nada. Me ha dejado aún más destrozada. Pero la buena noticia que nos han dado luego me ha hecho mejorar un poco mi ánimo.
-Como sabeis, es un coma artificial o inducido, esto quiere decir que no ha perdido la conciencia total. Puede escuchar, o, al menos, eso se supone que pasa. Y puede que también parezca que tiene recuerdos. Las heridas de sus espaldas mejoran, gracias a Dios. Puede que en una semana o casi dos lo saquemos del estado-había dicho el médico hace dos días.
Me alivió tanto saber eso. No soportaba pensar que estaría meses así. He pasado unos días tan malos. He tenido que acordarme de respirar en más de una ocasión. Y la parte más difícil viene cada vez que llega la noche y tengo que dejarlo solo, en la cama del hospital. Me he quedado estos días en casa de Daniel, pero la siento tan vacía sin él que me siento tan mal...
Delante de los niños tengo que disimular. Amanda está todo el día llorando, y tengo que animarla. Mientras que con Ricci la cosa no es tan mala. Quiere ver a Daniel todos los días, al igual que Amanda, pero él le habla, le acaricia... Pero Amanda me da tanta pena.
-¿Has acabado?-le pregunto a ella, que está sentada a mi lado, terminándose un sandwich.
-Sí...-dice, dejando la corteza. Ricci aún no ha bajado a comer, se quedó en la habitación jugando con su padrino, Stefan.
-¿Tienes más hambre?-me acerco un poco a ella.
-No.-coje el vaso lleno de batido de fresa con sus pequeñas manos y se lo termina de beber.
-Voy a pagar, ¿me esperas aquí?
Dice que no con la cabeza.
-Está bien.
Me coje de la mano y caminamos entre las mesas de la cafetería del hospital hacia la zona para pagar. Amanda se aferra a mi mano y se pega a mi pierna mientras saco el dinero y pago. Desde que su padre no está despierto, ambos niños han cambiado un poco su comportamiento: ya no se quedan solos en cualquier lugar, ya no duermen solos...
Y lo entiendo. Sobre todo a Amanda, ya que ella y yo estamos igual, llorando cuando miramos el cuerpo de Daniel, que no se mueve.
Termino de pagar y la cojo en brazos. Amanda apoya la cabeza en mi pecho. Y así subimos a la habitación. Ricci está sentado en las rodillas de Stefan, riéndose por las cosquillas que le hace. Amanda me abraza el cuello cuando ve a Daniel.
-Tranquila-le digo, acariciándole el largo pelo negro.
-Alex, Ricci se hizo un poco de pis encima y lo he cambiado-dice Stefan volviendo a atacar a Ricci con un ataque de cosquillas. Las carcajadas de este me hacen sonreir.
-¿Y tú tienes ganas de orinar?-le pregunto a Amanda en el oido.
-No-dice muy bajito.
La dejo sentada en una silla y me acerco a Daniel. Tiene una fina capa de barba y la piel algo pálida. Le acaricio la nariz, recta y preciosa.
-No sé si puedes oirme-digo, susurrando muy, muy bajito, las lágrimas acumulándose en mis ojos-, pero quiero que sepas que... te echo de menos, Daniel.
No hay ninguna respuesta. La única cosa por la que sé que está vivo es por el aparato que marca sus pulsaciones. Me inclino y le beso una mejilla. Le cojo una mano y la aferro a la mía, como si Daniel fuera a levantarse y huir de ahí.
-Creo que debes saber-sigo susurrando- que intento que los niños no piensen en esto. Que no estén tristes. Porque sé que tú quieres verlos felices, y lo intento Daniel, lo intento. Pero cuando salgo por esa puerta lo único que quiero es volver y cuidarte.
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Quiéreme, por favor (Completa pero editando)
Romance¿Crees en el amor a primera vista? Alexandra Stan es una joven de veintisiete años muy conformista. Un duro revés en su pasado la ha obligado a convertirse en la mujer fuerte e independiente que es ahora, pero ha dejado atrás todos sus sueños: vive...